La doctrina Lídice de Israel

28 de octubre de 2023 22:27 h

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Un niño maltratado tiene mayores posibilidades de emular el maltrato que sufrió cuando tiene posibilidad de ejecutarlo sobre alguien más débil si no se corrigen los traumas y se refuerzan los comportamientos negativos, violentos y agresivos. Ser víctima de violencia en la infancia aumenta el riesgo de convertirse en maltratador en el futuro. Lo que sirve para un menor, sirve para un Estado. Estamos asistiendo en tiempo real a una limpieza étnica dirigida por aquellos a quien apoyamos, damos soporte y armamos. Una estrategia de liquidación de todo un pueblo con, en el mejor de los casos, la cobardía por respuesta. Israel está haciendo aquello que aprendió con su sufrimiento y ahora ejecuta sobre el más débil. 

Israel tiene un nombre para lo que está haciendo en Gaza. Lo llama Doctrina Dahiya y consiste en el uso desproporcionado de la fuerza en represalia contra un enemigo en el que no se hace distinción entre objetivos militares y civiles en combates en terreno urbano. Se trata de lograr el mayor daño posible arrasando toda la población, repetir Dresde en Gaza, decía Moshe Feiglin, esta semana, líder del partido sionista Zehut. La Doctrina Dahiya tiene esa denominación por los planes que el Ejército de Israel tenía en 2008 después de haber arrasado el barrio libanés de Dahiya en el año 2006 durante el conflicto con Hezbollah y fue nombrada por Gadi Eizenkot, general de Israel que llegó a ser Jefe del Estado Mayor de la Defensa. 

La masacre contra la población civil que las potencias occidentales intentan justificar u obviar no es un error, ni una reacción contra Hamás por el ataque terrorista. Los crímenes de guerra de hoy son una continuación perfectamente planificada de un modo de combatir a sus adversarios. Un plan perfectamente orquestado de aniquilación del pueblo palestino. La Doctrina Dahiya es una forma de guerra institucionalizada, teorizada, y denunciada por el Informe Goldstone, tras la guerra en gaza de 2009, que tiene como objetivo usar a los niños como carnaza como una operación de represalia cruel y criminal, pero perfectamente planificada. Los niños no son un daño colateral, son el objetivo. No es una reacción visceral, es una estrategia perfectamente sistematizada. Un genocidio organizado e intelectualizado para hacer el mayor daño posible utilizando a los civiles inocentes y las infraestructuras educativas, sanitarias y humanitarias como un objetivo aceptable. 

Ellos lo llaman Doctrina Dahiya, pero es una copia de aquella forma de actuar que una vez sufrieron. Lo que hace Israel en Gaza tendría mejor acople si la llamamos Doctrina Lídice porque cumple los preceptos fundamentales de la manera de actuar de las SS y la Gestapo en la región de Lídice, en la antigua Checoslovaquia, para vengar el asesinato de Reynhard Heydrich en Praga en junio de 1942. Reynhard Heydrich era el gobernador nazi de Bohemia y Moravia, dos regiones checoslovacas ocupadas por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Los nazis eran el ejército ocupante de un pueblo soberano. Jozef Gabčík y Jan Kubiš, dos partisanos checoslovacos, asesinaron al Heydrich cerca del castillo de Praga en un acto que los nazis calificaron de salvaje atentado terrorista. Los ocupantes siempre califican de terrorismo las acciones de resistencia. Tras la muerte de Heydrich se encomendó a Kurt Daluege, como nuevo gobernador ocupante de Bohemia y Moravia, una fiera operación de represalia contra todas las localidades donde se creía que habría “terroristas” partisanos. Las operaciones tuvieron especial relevancia en las poblaciones de Lezaky y en Lídice. En esta última población la destrucción fue total. Se puede decir que ejercieron la Doctrina Dahiya no haciendo ninguna distinción entre “terroristas” partisanos, población civil e infraestructuras ofensivas o civiles. El pueblo fue totalmente arrasado en represalia por el asesinato de Heydrich, desapareció, no quedó edificio en pie y se asesinó a toda la población de la localidad. En total fueron asesinadas 340 personas, algunas fusiladas en el momento y otras trasladadas a campos de concentración. Los nazis también argumentaron que acabaron con Lídice buscando “terroristas”. La Doctrina Lídice de venganza total se instauró, lo que hoy Israel llama Doctrina Dahiya. La misma justificación, la misma manera de aplicarla, diferentes víctimas y victimarios, pero con la misma lógica. 

La Unión Europea y los países occidentales más atrevidos con Israel solo se han dignado a pedir un alto el fuego y a pedir a Israel que el derecho a la legítima defensa, que no asiste a un país ocupante en un territorio ocupado, esté dentro del derecho internacional como si ya no hubiera cometido crímenes de guerra de manera soberbia y reconocida. No es necesario hacer muchas investigaciones cuando Israel se vanagloria de estar efectuando un sitio sobre Gaza. Pero es que además su manera de actuar es un plan medido, meditado y perfectamente sincronizado que lleva ejecutando desde hace décadas con el conocimiento de todos y que no han tenido ningún apuro en relatar, dejar escrito en sus planes de actuación militar y política y que ha sido denunciado por los organismos internacionales humanitarios desde el final de la guerra de 2006. La frialdad del plan de exterminio nazi y de las actuaciones de represalia de las SS y la Gestapo tenía una de sus tétricas fortalezas en su ejecutoria, en lo perfectamente planificado y teorizado de su manera de actuar a la hora de realizar el genocidio. La Doctrina Lídice y la Doctrina Dahiya son dos ejemplos marco que son perfectamente aplicables a lo que Israel está haciendo en Gaza y que ha copiado de los que fueron sus victimarios. Un plan perfecto genocida.