Si hace unos meses los poderes económicos y del estado estaban preocupados por el proceso de crisis de la política española, proceso soberanista catalán, erosión del bipartidismo y de la Corona, ahora ya no lo están. Por el contrario, han tomado el control de la situación y pasado a la ofensiva. El tablero se mueve, sí, pero lo controlan ellos. La nueva fase se resume en lo de “que cambie todo para que nada cambie”.
A eso responde que los poderes económicos, a través de los medios de comunicación, estén llevando en andas a “Ciudadanos” a los alrededores de La Moncloa. Los poderes contemplan todas las posibilidades para garantizar la continuidad de un sistema político que se ajusta a sus intereses. Una posibilidad es la alianza PP y PSOE, pero puede no ser posible y entonces la pieza imprescindible para garantizar la continuidad, bien del brazo del PP o del PSOE, es “Ciudadanos”. No vale la pena perder el tiempo en analizar lo que es ese partido, su fundador salió de las juventudes del PP y su partido fue el españolismo militante en tierra hostil, pero nuestros amos han decidido que sea otra cosa.
La batalla en Catalunya confían en tenerla ganada, PP y PSOE-PSC perdieron allí casi cualquier papel que tuviesen pero la aparición de “Podemos”, que entró en el territorio que el independentismo creía poseer, debilita el proceso soberanista y “Ciudadanos” ocupa ya el territorio que perdió el PP allí. De ese modo, Catalunya ya no aparece separada y se mantiene integrada en el sistema de representación política estatal.
Rosa Díez, una política profesional toda su vida y educada en la opulencia electoral del PSOE de los años ochenta, sobrevaloró la autonomía de la política respecto de la sociedad y sobrevaloró el poder de los partidos. Olvidó lo elemental, cuando hay una situación de crisis de un sistema y los partidos existentes no saben solucionarla para garantizar los intereses del poder, éste interviene directamente. Hay ocasiones históricas en las que interviene a través del Ejército y hay otras en las que utiliza el arma mediática, es lo que está ocurriendo. A Díez se le hizo ver que tocaba un entendimiento con Ciudadanos, no atendió a los requerimientos y fue apartada sin miramientos. Ahora es Ciudadanos la pieza necesaria y la han desplazado al frente madrileño y español con excelentes resultados.
Esa operación garantiza los intereses de los poderes del estado y de las empresas del IBEX pero eso es una cosa y los intereses particulares del PP son otros.
Un partido no solo representa intereses de grupos sociales, también es una empresa en si misma con sus propios intereses. Un partido tiene su vida propia, son muchas nóminas y muchas carreras políticas, dinero y poder. Los del IBEX tienen sus consejos de administración pero los puestos de diputados y cargos en la administración que gane “Ciudadanos” son puestos que pierden afiliados del PP y, también, del PSOE. En un momento así intervienen los intereses particulares de los políticos, la dimensión humana particular es fundamental y en las listas electorales se baten personas que llevan años viviendo de la política y quieren seguir haciéndolo con personas que han perdido su trabajo o su empresa y buscan ahora un puesto en las listas de nuevos partidos emergentes. El lema de los del IBEX es el de Lampedusa, pero muchos aspirantes a concejales corean “¡Quítate tú pa`ponerme yo!”.
Es natural que el PP luche por su vida, conservar una mayoría para seguir gobernando, sin embargo no puede tapar completamente todos los casos de corrupción. Es casi imposible que no se filtren o acabemos conociendo nuevos casos, probablemente el PP no consiga seguir protegiendo al mismo Rajoy, que ya ha se ha cuidado de dejar mejorados a los registradores de la propiedad. Y esa corrupción que aflora en los medios es el alimento de tanto de “Podemos” como de “Ciudadanos”. Y es “Ciudadanos” quien más está engordando últimamente con ese alimento. Cada nuevo caso de corrupción es un kilo más de votos para Albert Rivera.
Como se trata de una dinámica, y la dinámica tiene sus leyes, ese proceso de pérdida de apoyos no puede ser parado de repente. Entonces, tiene razón en esta ocasión Rajoy, es cuando se pierden los nervios y cada candidato y cada organización territorial empiezan a ir cada uno por su lado. Que tengan pánico es lo lógico,es para tenerlo, pero ese pánico es el signo que confirma el desastre anunciado y lo acelera.
Nos han ofrecido un sacrificio ritual del Rato expiatorio para intentar purificar al Gobierno y su partido de pecado, pero esto ya ha entrado en barrena y no se para, después de las elecciones municipales Rajoy dimite y convoca elecciones anticipadas.
Hay quien sueña con aquellas municipales de 1931 en que se acabó la Monarquía y advino la II República pero parece evidente que no va a ser el caso, simplemente cae un gobierno y saldrá otro nuevo de entre esos cuatro partidos.