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Es un escándalo

Tribunal Supremo.

Elisa Beni

España está a 8 décimas de despeñarse hacia el pelotón de democracias imperfectas. Los datos sobre nuestra calidad democrática lucidos por Felipe VI en Davos se han desplomado debido a la reacción y tratamiento dado a la crisis catalana. No vale desprestigiar al mensajero -The Economist Intelligence Unit- porque como queda dicho, hasta al Rey le parecía muy ecuánime cuando nuestra nota molaba. Cuando aún gobernaban los socialistas en 2008 nuestra calidad democrática era de 8,48 puntos, muy cerca de la alemana. Esto es lo que realmente nos importa a muchos de los que clamamos contra los inaceptables modos y maneras que están socavando el Estado de Derecho y los cimientos de la democracia. De poco nos sirve conservar tres provincias si perdemos las bases que nos convierten en una democracia avanzada. Al menos a mi así me lo parece.

Es absolutamente imposible tener la más mínima sensibilidad sobre cómo debe funcionar realmente el sistema y no acabar con arritmias a cada momento. Da igual, porque mientras la mierda resbale por la pendiente adecuada hay posibilistas, bienpensantes, ignorantes y malvados aplaudiendo sin querer entender que nos anegará a todos.

¿Cómo leer por la mañana que una diputada del PP considera que la prisión preventiva ha servido como amenaza y como método político para silenciar a quiénes no se desea ver gobernando y no llevarse las manos a la cabeza democrática? Ana Vazquez: “La pena de prisión silencia al independentismo”. Pena la que me da que una señora que sienta sus reales en el Congreso no sepa de qué habla, no tenga la más mínima idea de qué es una pena y qué una medida cautelar, ahora que hasta el tuitero más tonto se sabe de memoria los únicos tres objetivos constitucionales que puede buscar tal lesiva medida. Ninguno de ellos es silenciar al rival político, claro. Y la afamada exdiputada, también del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, ¡tanto curriculum para acabar afirmando que la prisión preventiva tiene “un valor pedagógico”!, es decir, que sirve para amedrentar o avisar a otros de lo que les sucederá. La que se asusta de los Reyes Magos de Carmena. Los desvaríos democráticos de sus señorías son aplaudidos por el público enfebrecido.

¿Cómo escuchar a mediodía que el Tribunal Supremo inhabilitará a Junqueras, ya que será procesado por rebelión en primavera, y no salir dando gritos de pánico? Aquí se recaba tal información y se transmite de forma acrítica sin plantearse siquiera que mientras una instrucción está vigente, cabe que las partes y las pruebas alteren la condición de lo instruido y que podría quedar de manifiesto que no hay tal delito o bien que la Sala, vía recurso, lo considerara así.

Si ya es seguro ahora que Junqueras será procesado por rebelión, que tal auto devendrá firme y que los presos seguirán preventivos en aquel momento ¿qué narices se hace en el Tribunal Supremo, un paripé? Si así fuera, al menos no conviene airearlo de tal forma. Por otra parte, también me extraña sobremanera la forma que tienen estas fuentes del TS de contar los plazos para una inhabilitación y un juicio que dan por hecho. Entre recursos pendientes, el dictado del auto de procesamiento, con sus recursos de reforma y apelación, y las 18 indagatorias, el auto de conclusión sumarial y el recurso que pida su revocación y todo con sus plazos legales, no veo yo que tres meses basten. Que me corrija quien más sepa. Pero aquí no pasa nada. Todo es normal y todo vale.

A la vez uno se entera también, con todo el desparpajo, de que miembros del Gobierno llamaron a los magistrados del Tribunal Constitucional para “trasladarles su preocupación”. ¡En medio de la deliberación! Para hablarles del “quebranto del Estado”, ¡como si ellos no quebrantaran lo más sagrado del mismo haciendo esas llamadas, esas presiones y pidiendo esos peajes!

¿Cómo ver después al público puesto en pie por la comisión más que posible de un delito del artículo 197.1 del Código Penal por parte de periodistas sólo porque el contenido de lo robado es conveniente? Esos mismos periodistas a los que escupen y masacran cuando obtienen material, de forma menos dolosa, sobre crímenes u otros casos. Son hienas entonces y magníficos defensores del Derecho a la Información ahora. Lo cierto es que ningún periodista tiene derecho a cometer delitos para obtener información por muy relevante que esta sea. ¿Se imaginan? Robo con escalo para obtener unos papeles de casa de Zoido, un robo de móvil por tirón para conseguir saber qué habla Soraya con Rajoy o cualquier otra versión. Estaríamos todos en paro. Contratarían agentes del Mossad para hacer nuestro trabajo. La ética periodística es la misma sea quien sea beneficiado o perjudicado por la acción. La línea roja de la ley, también. Todo esto es festejado por unos y por otros porque lo relevante es saber si están derrotados o no y qué efecto tendrá saberlo en sus huestes.

He resumido prácticamente un solo día. Nada importa, al parecer, pero si empiezas a hacer el listado de las anomalías democráticas yo creo que no caemos esas décimas sino que nos damos una hostia del copón. Y es lo que sucederá al final. Porque de una forma o de otra toda esta furia para conseguir un único fin y sin ningún respeto a los medios establecidos va ser puesta bajo la égida de instancias más imparciales y va a poner al sistema a la altura que lo están dejando. Pobre España, ¿quién te defenderá de tus defensores?

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