La portada de mañana
Acceder
El jefe de la Casa Real incentiva un nuevo perfil político de Felipe VI
Así queda el paquete fiscal: impuesto a la banca y prórroga a las energéticas
OPINIÓN | 'Siria ha dado a Netanyahu su imagen de victoria', por Aluf Benn

Un espacio abierto para recuperar la esperanza

Gaspar Llamazares

Diputado de IU y promotor de Izquierda Abierta —

Nace una nueva formación política. Pero no creamos un partido. Al igual que la persona, una organización como Izquierda Abierta, no se crea sino que es el producto de una herencia junto al aprendizaje de la socialización. Las organizaciones políticas del siglo XXI sólo pueden entenderse como herramientas para comunicar y relacionarse con la ciudadanía, saber representarla e interactuar con ella. Por eso impulsamos este nuevo proyecto que, con leyes viejas superadas por la realidad, pretende ser y funcionar de otra manera. Como activistas sociales e institucionales. Lo hacemos con un objetivo diferente e incluso distante del propio éxito electoral: la construcción de un espacio abierto y amable al acuerdo para sumar a la izquierda y en la izquierda.

Queremos ser atractivos frente a la depresión, vigorosos frente a la frustración y novedosos frente a la dejación. El actual sistema de partidos y su sistema de representación está herido de muerte. Las puñaladas traicioneras de engaños, distanciamiento con la ciudadanía y leyes electorales injustas están acabando con la dignidad de un sistema que no hace nada por reconciliarse con las personas. Que trata a los indignados como peligrosos individuos antisistema cuando son éstos los que nos están dando una última oportunidad a sus representantes para que contemos con ellos. De no ser así cada vez podremos contar menos con ellos, salvo para saber cuántos expresan su malestar y desprecio por las instituciones. Ese objetivo de regeneración democrática y social es una de las metas de Izquierda Abierta. Un gran horizonte para un pequeño barco. Pero sabemos dónde vamos porque queremos ir juntos y no al margen de la calle. Junto a ese objetivo, y en paralelo, nacemos para sumar a lo existente ya que lo que hoy hay, aunque sea necesario, no es suficiente para cambiar las cosas.

Fruto de esa crisis política global de representación hay microcrisis que afectan al contenido ideológico y práctico de la política. Y en la izquierda es más patente que nunca esa desafección que a veces han promovido sectores de la propia izquierda cuando han llegado al poder. Regenerar la izquierda es parte consustancial de este nuevo espacio abierto. Y para ello es imprescindible recuperar la capacidad de diálogo y encuentro porque derrotar a la derecha en las urnas y en la calle es hoy la tarea primordial de todo progresista. Y hacerlo cuanto antes. Cuando peligra el estado social y los avances que tanto nos ha costado conseguir están en riesgo la democracia y el propio modelo de sociedad. Por eso es fundamental mirar a la calle, a las personas e ir juntos sumando para construir, agrupar y acordar una estrategia común de todas las izquierdas. Hoy no tenemos un problema ideológico en el seno de las izquierdas, ni siquiera debiera ser estratégico. La prioridad es derrotar al PP y a los mercados para demostrar que sí se puede gobernar de otra manera En el fondo y en las formas.

Las nuevas herramientas tecnológicas tienen un enorme potencial democrático y por lo tanto participativo. Ya no sirven, o ya no sólo sirven, los votos en las urnas cada cuatro años. Las personas tenemos derecho a intervenir cotidianamente en política y compaginar estos nuevos métodos con un sistema electoral más cercano a representantes y representados. La Red puede y debe ser un elemento de participación y decisión y no sólo de movilización. También en esto la izquierda debe saber cambiar y cambiarse. Si somos capaces de articular con este nuevo espacio, con esta nueva propuesta el fondo y las formas de ese frente común de la izquierda que necesitan los progresistas de este país podremos afrontar una nueva etapa social sin las renuncias que pagamos la mayoría. Es la hora de que esa mayoría tome el poder, democráticamente, socialmente, en las calles y en el parlamento.