Cada cierto tiempo el periódico de Alfonso Rojo me llama bolivariano, sóviet y cosas por el estilo. Es esta una afición que cultiva con ahínco, como si tuviese mucho tiempo libre, más ahora que también han prescindido de sus 'sosegados' análisis en Telemadrid, que eso sí que es para hacérselo mirar.
Lo último ha sido decir que encabecé una manifestación de los ganaderos y que a continuación me puse a informar de sus protestas en TVE. Miente, y tengo además la impresión de que no es la primera vez que le pasa, incluso con sentencia judicial de por medio.
La manifestación a la que se refiere no es la actual protesta de ganaderos que con sus tractores ha mantenido bloqueada estos días la capital compostelana, y de la que efectivamente hice un directo tras pedírmelo mis superiores, sino una de hace varios meses, en un contexto distinto, consensuada entre todos los partidos políticos, absolutamente transversal. Allí estaban sindicatos de izquierda, nacionalistas y asociaciones conservadoras ligadas al Gobierno como la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores, ademas de varios alcaldes del PP. Fue de todos ellos de los que surgió, de hecho, la propuesta de invitarme a leer el comunicado final en la plaza de A Quintana en defensa de nuestro sector lácteo y, por supuesto, acepté encantado.
Por tanto, estamos hablando de hechos distintos, de manifestaciones distintas y además muy espaciadas en el tiempo, en contra de lo que afirma el periódico de Alfonso Rojo. En el pie de foto sobre dos capturas de pantalla dice literalmente “Xabier Fortes arengando a los lecheros y posteriormente dando la noticia”. En el titular y sumario escribe también. “Xabier Fortes, manifestante de día, reportero de noche. Encabeza la manifestación de los lecheros gallegos y horas después le intenta dar un toque neutral en la televisión pública”. No se puede mentir más con tan pocas palabras. No sé quien le ha metido el gol pero me lo imagino.
Si se fijase además en las dos fotos que utiliza vería que en la primera estaba algo más delgado, que este verano me volví a pasar con el JB con Coca-Cola, y bien que se encarga de recordármelo mi chica cada noche. Digo esto porque el director de este medio es, al parecer, muy proclive a desacreditar a las personas en función de su anatomía y es solo por darle ideas.
El texto que leí en la manifestación de hace unos meses, además de consensuado, era una defensa del modo de vida en el campo, de la necesidad de mantener en zonas de baja demografía una actividad agraria que permitiese fijar población al territorio, de conservar un sector estratégico para nuestra comunidad. No había, por tanto, ninguna referencia ni acusación política de ningún tipo contra nadie. Tanto es así que, al día siguiente, la propia Xunta de Galicia (PP) se solidarizó con la marcha y con la preocupación de los ganaderos expresada en la lectura del comunicado final. De momento, no he visto que el periódico de Alfonso Rojo le llame a Feijóo bolivariano, pero todo se andará.
El periódico de Alfonso Rojo utiliza esta información falsa para desacreditar la crítica que hicimos desde el Consejo de Informativos de TVE a una de las integrantes de la llamada redacción paralela de los telediarios, a la que no se le ocurrió nada mejor antes de desplazarse a cubrir la crisis griega que decir que Tsipras decía tonterías. Juzguen ustedes si tienen que ver una situación y la otra.
Tras las falsedades de brocha gorda con las que me vuelve a 'honrar' (temería de su periódico un elogio más que a un 'nublao') hay otras de matiz. Dice, por ejemplo, que 'encabezaba' la manifestación, cuando en realidad fui casi siempre en un costado. Eran tantos los asistentes e iban tan despacio, que, de vez en cuando, me daba tiempo a entrar en un garito, más que nada para aclararme la voz, que ante tanta multitud no quería dar muestras de afonía.
Lo de ir a manifestaciones es un derecho que creo seguir conservando porque supongo que no llega a tanto eso que llaman 'Ley mordaza', aunque empiezo a tener mis dudas al leer el periódico de Alfonso Rojo. Desde luego, no tenemos los mismos gustos. A él le gusta al parecer llamar gordas a las chicas que le llevan la contraria y yo, en cambio, prefiero invitarles a un JB con Coca-Cola, a ver si al final llegamos a un acuerdo.
A él tampoco le gustan las manifestaciones, ya sean en defensa de la sanidad y la educación pública o en favor de los refugiados, por poner casos recientes. A mí siempre me verá en ellas porque de esos derechos creo que aún no me han desposeído.
De hecho, le informo al periódico de Alfonso Rojo, a fin de que no vuelve a hacer el ridículo como en esta ocasión, que hace unos días también fui a otra manifestación, una en defensa de la sanidad pública en Vigo tras la privatización de los servicios en el nuevo hospital.
Aquí aún había mucha más gente, entre 150.000 y 200.000 personas, y esta vez fueron los médicos los que me invitaron a leer el comunicado, que ya le estoy pillando el truco a esto. No se recordaba semejante mar de gente inundando las calles de Vigo. También aquí el gobierno gallego dijo estar con los manifestantes. Nada podrán objetar, por tanto, en mi contra.
Mi chica es de Vigo y medio celtarra y yo, de Pontevedra y asiduo de la grada de Pasarón. En más de una ocasión, en reuniones con mi familia política, hemos tenido por ese asunto más que palabras. Sin embargo, cuando llegué a casa tras leer el comunicado en defensa de la sanidad pública de su ciudad estaba muy orgullosa. Esa noche no me dijo que había engordado y me serví un JB con unos cubitos de hielo.