El jovencito Dancausa

17 de junio de 2023 22:21 h

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"Si bajamos a su nivel, siempre nos van a ganar"

¡A que se acuerdan de Gene Wilder! Su imagen en mi mente estará siempre ligada a su papel interpretando al joven neurocirujano que trata de escapar del estigma legado por su abuelo, quien creó años atrás una horrible criatura. Ya saben, hereda el castillo de Frankenstein y descubre un extraño manual. A partir de ahí, innovando, comienza a crear su propio monstruo. Eso es lo que parece que está haciendo Ignacio Dancausa, el flamante presidente de las Nuevas Generaciones del PP en Madrid. En su caso, el manual de coctelería era el de Ayuso y él a la libertad de las cañas le está encontrando nuevas vertientes no menos alcohólicas pero mucho más refinadas. 

En su reciente alocución a las juventudes peperianas les ha notificado parte de su ingente esfuerzo de gestión que lleva muy avanzadas “las negociaciones” con las “mejores discotecas de Madrid” para que los jóvenes cachorros de Ayuso disponga de “listas exclusivas”, “descuentos”, y se les invite “a copas y a chupitos” y para “tener acceso preferente para afiliados y amigos” a tales establecimientos y no sólo sino unido a “otros muchos privilegios”, porque “Nuevas Generaciones está donde están los jóvenes” y para que el “carné del partido” tenga valor añadido. Ni qué decir tiene que el muchacho que vino a dar la batalla cultural contra la izquierda en la Universidad recibió un aplauso cerrado por tamaña eficacia, a sólo unos meses de su llegada al cargo. Obsérvese el presupuesto revolucionario, abandonando el manual de su protectora, y dejando las cañas y las tabernas para los pollaviejas, porque las juventudes conservadoras lo que demandan son copas y chupitos ¡ahí es dónde está Nuevas Generaciones, donde están los jóvenes! A otro perro con los boquerones, los mejillones y los dobles. Eso sí que es avanzar sobre tus maestros.

Tal visión política de futuro, no empece para que el chavea tenga claro dónde ha residido el éxito de su formación política en Madrid durante largo tiempo. Promete listas exclusivas -a las sanitarias se llega luego- e invitaciones, privilegios y prebendas para ellos y, no lo olviden, para sus amigos. Ser amigo es toda una carrera en según que estamentos del foro y los cachorros no lo olvidan. Él mismo es sobrino y a la par amigo y eso, por supuesto, no tiene nadita que ver con su lugar en la tribuna. Nada. Y es que Ignacio Dancausa, con esa carita de no haber roto nunca un plato ni un condón ni los codos del jersey estudiando, ha llegado a la política con las ideas claras: a negociar privilegios. Un alevín de político que alardea de que “la universidad necesita más empresas y menos política”. La política es caca de la vaca sobre todo si la hacen los adversarios, pero si la haces tú y te dejas ver montándola contra los podemitas en la facultad de Ciencias Políticas entonces la política te sube en su ola y te deposita dulcemente en los brazos de Ayuso, que es tanto como dejarte en los brazos de tu futuro. 

Lo de subirse a un atril con una fotografía de Feijóo y Ayuso debajo para hablar de copas y privilegios no puede ser sino un alarde de eso que hacen ahora “los jóvenes de derechas (...) que se atreven a decir lo que piensan porque no les importa la presión social”. Así que para qué disimular que te has afiliado para trabajar por un proyecto político si eso hace que ni lleves el carné encima. ¡Al carné hay que darle contenido! Y lo cierto es que para el contenido que buscas, en forma de carrera política y cargos, aún queda por delante -cada vez menos, dentro de poco tendremos ministros estudiantes de bachillerato- así que hay que darle una rentabilidad inmediata para que la espera no se haga eterna. Las penas con chupitos son menos penas. ¿En serio? El alcohol es un depresor del sistema nervioso central no se yo sí... Aunque lo cierto es que lo de la salud mental de los jóvenes no es cuestión relevante sino un “discurso muy banal de la izquierda”. Con esos discursos tan banales enfrente ¿quién no se echa al coleto un chupito?

El jovencito Dancausa aboga por las buenas ideas no ideológicas. Una pena que la ideología sea un conjunto de ideas fundamentales de un colectivo o un momento histórico. El sesgo, ya saben. Algo que ha llevado a las instituciones a los perroflautas “y ha rebajado el nivel de la política”. Y ahora viene él a cantar sereno, con unas copas de más pero gratis, lo cual es aún más meritorio. 

Todo suena familiar. Ayuso era amiga de Casado y un día tuvo una pelea a pecho descubierto en una conexión de La Sexta. Se coronó y la hicieron candidata. El jovencito Dancausa salió con su asociación Libertad sin Ira -¡dan ganas de querellarse por apropiación indebida!- plantando cara al peligroso enemigo en la Complu y organizando actos a favor de Israel en el santasánctorum de Políticas. Eso y venir de familia con limpieza de sangre de derechas te propulsa en un santiamén. Es el método, el manual que encontró en el sótano el jovencito Frankenstein. 

No lo pierdan de vista que se lo encuentran de secretario de Estado sin darse cuenta. Espero que no sea antes de que concluya las negociaciones porque, eso sí, un político cuando promete tiene al menos que cumplir sus promesas. ¿No era eso? ¡Qué antigua soy, madre!