La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Los Juegos del racismo

5 de agosto de 2021 21:31 h

0

Soy una gran fan de los Juegos Olímpicos. Bueno, de los memes, TikToks y demás surgidos a raíz de ellos. Soy un alma cándida que pensaba que siendo celebrados en un país asiático y siendo los juegos multiculturales desde siempre (en los Juegos Olímpicos modernos desde su 1ª edición en Grecia, siempre se invitó a otros países) quizás las personas tendrían otra manera de acercarse a ellos, una manera menos racista, más respetuosa. Quizás, pensaba. Plot twist: no fue así. 

Vamos a enfocarnos en la parte que me toca de cerca, la asiática.

Me he sorprendido al ver la cantidad de memes respecto a la atleta Su Po-Ya, así como el montaje cambiando el nombre a otros atletas (Ka Go Shen Tao, o Cha Pu Zon, si tienes whatsapp te lo habrán pasado seguro), comentaristas de diversos países occidentales (entre ellos España) haciendo también comentarios racistas sobre atletas chinos, en Grecia incluso despidieron a uno por ello. La creadora de contenido de origen chino, Yu (@Mad4yu) publicó un vídeo denunciando el racismo sinofóbico, y le llovieron comentarios del estilo: 

– Solo es humor

– Dejad de ofenderos tanto, qué piel tan fina

– …etc. 

Me he sorprendido porque he tenido que explicarle a una persona por qué reírse del nombre de nadie está mal en cualquier país, y por qué si un español se ríe del nombre de otro español es ofensivo pero no racista, y si un español se ríe del nombre de una atleta china en España es ofensivo y además racista.  

Me he sorprendido con la gente no racializada sin formación ninguna más que su opinión, al rebatir de forma osada e insistente a las personas racializadas (muchas, con formación sobre racismo) sobre qué es o no es racista, y no dejando espacio siquiera a la reflexión. Me pregunto si existe la misma osadía si se rebatiera a un científico, Miguel Bosé no quiso hablar con uno sobre la COVID-19, por ejemplo. 

Pero si me paro a pensarlo, realmente no sé por qué esto me sorprende, si es lo habitual. 

Minimizamos tanto el racismo contra los asiáticos, ni los asesinatos de Atlanta de 8 personas asiáticas salieron en portadas de medios en España y en Atlanta misma no han sido considerados crímenes de odio racial, ni aunque el anfitrión de los Juegos Olímpicos sea un país asiático hemos tenido más cuidado ni hemos escuchado a los asiáticos de nuestro país cuando nos señalan algo, todo sea que ya no podamos decir nada, bueno, nada que sea racista, homófobo, machista… nada, sin lugar a dudas 🙄. 

Los Juegos Olímpicos los componen las personas, tanto las que compiten en ellos, y como las que giran a su alrededor: staff, entrenadores, comentaristas de los medios que los cubren, espectadores y un largo etcétera. No es posible separar la realidad social actual de cada país de los juegos, seamos realistas, es utópico creer que nos podemos centrar solo en el deporte, ¿es una buena intención?, sí, pero utópica.  

Somos personas y es realmente difícil aislar nuestro bagaje vital del contexto, de hecho, no sé si tal cosa es posible, no somos máquinas a las que podamos poner en modo avión de nuestras creencias cuando la situación lo requiera, cada persona es ella con sus circunstancias. Quien es racista, lo será en los Juegos, quien es feminista, lo será en los Juegos, y así. Por sus frutos los reconoceréis decía la Biblia, pues tenemos memes y negacionistas del racismo a buen precio el kilo. 

Por otra parte, también me he encontrado a bastantes personas que al expresar esto sintieron apertura a la autocrítica, percibiéndolos como una mejora de su persona en lugar de un ataque, personas que sí han querido aprender pese a no ser racializados, personas que en definitiva, practican la escucha activa y son receptivas (ojo, receptivos no es igual que pasivo, cada uno que reflexione lo que quiera, pero para reflexionar hay que estar abiertos). Y esto sí que me sorprende gratamente. Quizás en el futuro esto no me sorprenda más. Ojalá.