Los medios hoy: la generación digital viejuna

21 de diciembre de 2022 23:14 h

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Hace poco hablaba con una amiga sobre la cuenta de TikTok de su hija de 11 años, veíamos sus vídeos y, pese a que yo paso una cantidad ingente de tiempo viendo vídeos de TikTok, ese humor se me escapaba completamente. Igual que a mi amiga.

Para los más mayores, TikTok puede ser solo una red donde los y las jóvenes hacen bailes, pero en España ya ha evolucionado mucho más allá de eso. Hay muchísimos tipos diferentes de contenidos más allá del baile: directos de partidos de fútbol y conciertos de Rosalía o Aitana, streaming de videojuegos, ASMR (vídeos donde la gente hace sonidos susurrantes y relajantes), historia del arte, chistes, incluso películas resumidas en menos de dos minutos… Y sobre todo, hay muchos jóvenes. TikTok es esa red social en la que yo, con 33 años recién cumplidos, soy una vieja, y los Z, por echarte un capote, hacen vídeos sobre cómo maquillarse o un tutorial de cómo hacer tus redes más bonitas para viejos millenials. 

Hace poco, me invitaron a la gala de premios TikTok, el #foryoufest. Era su segunda edición en Madrid. Y sí, más jóvenes por todos lados Los nominados rondaban los early 20. Las marcas y empresas eran los mayores de la fiesta. Vi muchas cosas. Nuevos creadores de contenido que habían venido por primera vez a la capital, como Pablomeixe. Vi premiados con diversidad funcional como Alan el ruedas o Maitane López, vi premiado en música al racializado Munic HB.

Pero también me faltaron cosas por ver. No vi innovación en aquellos medios y personajes públicos que pensaron que para triunfar en TikTok bastaba con recortar los vídeos de siempre, solo que en vertical. Creo que se les escapa que mantener sus cositas, pero en vertical, les augura una muerte lenta, o si no, que se lo digan a Vasile. Podrás tener 200k seguidores o me gustas, pero son esa misma gente de siempre que por tu influencia has movido de Facebook a TikTok.

Sobre todo, lo que vi fue una intención y un diálogo en construcción. Como cuando tu ciudad se está desarrollando pero aún no se ha gentrificado, y hay construcciones, tiendas a medio abrir y bares feos, pero comes rico; cuando aún no hay turistas, pero sabes que algo está cambiando, que el barrio en cinco años será otro. El bullicio de la vida. Vi el bullicio de la evolución del contenido digital, que no todos entienden, pero que a la vez todos vivimos. Esta revolución vigente, que sí ha entendido el premiado Museo Del Prado. Su equipo de redes sociales (Javier y Bernardo) me comentaba que los mayores creemos que a los jóvenes no les interesan contenidos más profundos y densos, pero es falso. Gracias a su contenido explicativo sobre arte, en su TikTok llegan no solo a jóvenes, sino a un público de zonas remotas como Chiapas, y eso también se traduce en más visitantes jóvenes al museo desde que se lanzó la cuenta en 2020. “Muchas veces se va a los museos como si fuera un examen, pero nosotros queremos que la gente disfrute. Por eso damos herramientas para que la gente pueda disfrutar del arte”.

La democratización no solo de la publicación del contenido, sino de la habilidad de crearlo y editarlo, está aquí. ¿Por qué una persona nativa digital va a elegir un contenido viejuno regulero solo porque salga en la tele? Sobre todo, cuando tiene a 23.554.546 personas creando vídeos de calidad desde la comodidad de su casa (que ni ven la tele), cuando el contenido ganó a la estética, cuando la autenticidad manda (véase la subida astronómica de la nueva red social BeReal, donde están ahora todos los adolescentes) y, sobre todo, cuando el contenido que se hace en medios a ellos se les queda lejano, no les interesa o no les representa. Tiktokers, streamers, youtubers, podcasters (y este último es para más mayores), como nuevos oficios. Quizás una cura de humildad sería reconocer que hacen falta más puentes para conectar con esta generación digital. Esta revolución se intuía hace tiempo; los millenials hemos sido los últimos que nacimos analógicos.