“Es el mercado, amigo”, afirma Rato para sacudirse la responsabilidad en el saqueo de la crisis económica. “Los conductores no se han enterado”, dice el director de la DGT para lavarse las manos ante los viajeros atrapados por el tiempo. La culpa es tuya, que sales con el coche cuando nieva y que vives por encima de tus posibilidades. Póstrate y pide perdón a estos esforzados gestores de lo público, que nos han ilustrado al comienzo del año, mientras tú vas por la vida a lo loco, derrochando y sin cadenas.
Es el mercado, amigo. Arrogancia, no asumir errores y echarles la culpa a los demás. Salvando las distancias entre ambos, son rasgos de dos intervenciones prepotentes. Sirve si eres Director general de Tráfico y miles de conductores se quedaron atrapados en la nieve mientras tú controlabas la situación desde “el despacho de casa”. O si estás condenado por corrupto, por un delito continuado de apropiación indebida, pero vas al Congreso a dar lecciones sobre el estallido de la crisis, porque “yo no soy un delincuente”.
Es el mercado, amigo. Echarle la culpa a la gente tiene también su público. Aún hay quien piensa que los conductores fueron los culpables, porque no debieron viajar con previsión de nieve, por una de las principales autopistas de España, en pleno siglo XXI, sin prohibición de acceso y sabiendo que hay unos vehículos que inventaron que se llaman quitanieves, que si pasan a tiempo y con la frecuencia oportuna, permiten la circulación con una nevada que no fue, ni mucho menos, como las de la Rusia de Cipollino.
Es el mercado, amigo. ¿Alguien cree que se asumirán las responsabilidades oportunas por la ratonera en la AP-6? Se abre un informe, pasa el tiempo y en pocos días la opinión pública se olvida, prácticamente en lo que tarda en derretirse la nieve. Puede que alguna mente privilegiada, como Serrano, el de la DGT, sea cabeza de turco y su cargo se lo lleve el temporal, pero los ministros, que también se abonaron al teletrabajo, o la Delegación del Gobierno en Castilla y León, han hecho “marianismo” en estado puro: no salir mucho a hablar para no ser arrastrados por la ola de frío. Es el mercado, amigo.
¿Alguien cree que Rato pasará mucho tiempo en prisión, si es que va, visto lo visto con los peces gordos en la España reciente? La imagen del “ministro milagro” en el Congreso, riéndose de todo y de todos, es como la de su bañador amarillo transparente en el barco. Es como si siguiera haciéndonos un calvo. Rodrigo se tira de bomba porque sabe que hay agua. Nos toman por tontos, porque saben que así está el patio. ¿Arrogancia? ¿Impunidad? Es el mercado, amigo.