El negocio del terrorismo

Algunos de los mandatarios que más castigan y persiguen la libertad de expresión en todo el mundo se han reunido en París para homenajear a los muertos de los atentados de Francia, para mostrar su supuesta solidaridad con aquellos que cayeron por expresarse libremente, por cumplir con su deber o simplemente por pasar por allí. El cinismo jamás se pierde un funeral de Estado, ni la oportunidad de legitimarse camuflándose entre el dolor sincero y honesto de millones de ciudadanos.

Partidos y gobernantes que han usado a las víctimas del terrorismo como uno de sus mayores activos electorales le afean a Marine le Pen que ahora exactamente haga lo mismo y para conseguir idéntico resultado: ganar las elecciones, como sea. Nada gana más elecciones que el miedo.

Los mismos que llevan décadas demonizando al nacionalismo en el nombre de ETA, denominan ahora al islam en el nombre de Estado Islámico o Al Qaeda. Ellos no tienen nada contra nadie y no sería justo generalizar, advierten mientras hacen exactamente eso, pero los europeos, cristianos y demócratas no permitimos esas cosas… A no ser que nos convenga, no quede otro remedio y lo diga la ley de Dios, como en Croacia, o en Bosnia, o en el Sáhara.

O ellos o nosotros, sentencia el discurso oficial. Esto es una guerra, nos avisan. Todavía irá a más y a peor, se ha apresurado a advertir el ministro Fernández Díaz, quien jamás permite que una tragedia le estropee hacer un poco de propaganda.

Todo el mundo se pregunta cómo un comando terrorista de apariencia militar ha podido ejecutar a plena luz del día y en París a media redacción de una revista tan conocida como Charlie Hebdo. Sucede a diario en Siria, en Irak o en Palestina. ¿O realmente pensábamos que la globalización era algo que solo pasaba en los mercados y para los negocios? Y aunque así fuera, ¿la muerte no es uno de los negocios más rentables que existen?

Nosotros llevamos décadas pagando a sus sátrapas, dictadores, jeques y señores de la guerra para que nos protejan de la amenaza terrorista y ellos financian y forman a sus terroristas para que nos amenacen. Así funciona. Dios, Alá, el odio, la venganza, los palestinos o los sirios solo son una coartada. Es otro negocio que se globaliza.

Más intolerancia, más miedo al diferente y al desconocido, más policía y más seguridad. Ya sabemos cómo acaba esto: más guerra contra el terrorismo y más dinero para los sátrapas y los dictadores. Poco importará que la historia nos haya enseñado que el miedo y el terror solo se combaten con más libertad, más democracia y un poco más de inteligencia.