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No son 'cuentos chinos', es racismo

14 de septiembre de 2023 22:04 h

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Anoche me llamó una amiga: Quan, ¿has visto esto? Me enseñaba un vídeo del nuevo programa de Jorge Javier Vázquez, el que pretende hacerle sombra o algún tipo de rivalidad al hormiguero (sin mucho éxito de momento). 

'Cuentos chinos' es un programa de entretenimiento que, más allá de la apropiación cultural y el orientalismo, tiene como hilo conductor hacer chistes rancios y racistas sobre la comunidad china: la sección de Susi Caramelo se llama 'Susi a domicilio'. Dice jocosamente: “El juego de palabra nos puede dar problemas con la embajada, que el sushi es japonés y este programa se llama cuento chino”. Otras secciones como 'La guía michinin' y “Muy intelesante'. Los bailes, la música, la estética. Todo mal. Y la guinda en el pastel es Jorge Javier haciendo ironía sobre sí mismo, diciendo que es rojo y homosexual (ojo, que lo LGTBQ+ no te quita lo racista, no es un free-pass para hacer cualquier cosa).

Ya no solo el programa: la promoción que lo envuelve, las redes sociales, todo acompaña. En el instagram de Jorge Javier, Ana Rosa Quintana le comenta que ella sabe mucho de chinos:

Yo llevaba días esperando a ver qué pasaba con este programa, antes de pronunciarme, pero piensa mal y acertarás, dice la sabiduría popular. Y vaya si he acertado.

Tras más de 10 años de experiencia trabajando con medios, dando ponencias y asesorando, la falta de autocrítica, voluntad y ganas para cambiar nada o hacer contenidos antirracistas es tan grande, es tan arrasadora, que, más allá de la rabia, me resulta descorazonadora. 

En un programa de Prime Video nos llamaron a amigos míos y a mí, hablamos de la comunidad china y yo dije literalmente: cuidado con el racismo. Resultado: hicieron el Castillo de Takeshi, donde con palabras más políticamente correctas, siguen siendo racistas (usan toda la estética orientalista, con dobladores blancos, para seguir riéndose de gente asiática). 

En una reunión con directivos (todos hombres) de una importante cadena de televisión, les dije: si me sumo al proyecto no puede ser racista ni machista. Me contestaron que yo era demasiado purista y que lo que querían no era racista, que nadie quería de forma consciente hacer contenidos racistas para la televisión. Y lo que más me dolió de esa reunión: me espetaron que la comunidad española es así, que lo que yo demandaba era demasiado moderno para España (repito, yo quería algo que no fuera racista ni machista). Pero yo conozco a muchos, muchas y muches españoles que son antirracistas, pero parece que sus gustos tampoco importan.

Lo peor peor peor peor peor de todo es que pongo la mano en el fuego y estoy segurísima de que, de toda esta gente, nadie se considera racista, ni JJ, ni Susi Caramelo, ni los directivos de la cadena, ni la productora que hizo la adaptación del Castillo de Takeshi, ni absolutamente nadie de una cadena mainstream en España. Pese a que hagan producciones que sean abiertamente racistas, pese a prestar sus caras, sus voces, sus miles de seguidores de instagram a consumir  contenidos que lo son, pese a que su altavoz sea para normalizar violencias y reirse de gente china. Deconstrucción a coste cero de formación, la opinión blanco-centrista como base para medir la opresión.

–Yo no soy china y me ofende profundamente. No sé como nadie ha parado esto –me decía mi amiga que es madrileña de varias generaciones. Pero es que nadie va a parar esto más que su falta de audiencia.