Las verbenas de pueblo ya no se llevan como antes, han sido reemplazadas por los festivales veraniegos. El vino y los cubatas han sido sustituidos por drogas de diseño. Con el baile, ya no se roba un beso o se baja la mano más de lo debido, sino que directamente se pasa a mayores. ¡Cómo están cambiando los tiempos! Esto ya no es como en los 50 o los 60. O sí… El machismo de siempre es una especie de ser vivo que se adapta a las costumbres cambiantes.
Esta reflexión viene a cuento debido a que hace unos días en un festival musical en Tenerife una pareja heterosexual fue grabada manteniendo relaciones sexuales en público y el vídeo fue subido a la nube de manera no consentida. La gravedad reside en que no es sólo que el video se haya convertido en viral, sino que alguien tuvo la desfachatez de extraer fotos del perfil personal de una red social pública y hacer un montaje… pero sólo de la chica. Parece que las intenciones del vídeo eran claras, humillar y vejar, y para eso sólo interesaba la figura femenina en el vídeo. De ella sabemos todo, y de él nada. Si es que existía algo grave, importante o morboso en ese vídeo que ha tenido 30.000 visitas, lo que fuera, lo estaba realizando ella y no él.
El doble rasero con el que se juzgan las prácticas sexuales sigue funcionando. Suena antiguo, pero los estereotipos siguen vigentes, si ellos tienen sexo en público, son unos machotes y ellas unas zorras. Han cambiado las prácticas sexuales que son permisibles tanto para hombres como para mujeres, pero seguimos poniendo etiquetas diferentes a hombres y mujeres por las mismas prácticas sexuales: no ha cambiado la doble vara de medir. Ni las consecuencias sociales. Hoy la acosada, ridiculizada y estigmatizada es ella, no él.
Parece que nos hacemos más modernos, pero no en todo. Las nuevas generaciones siguen estigmatizando a las jóvenes por sus prácticas sexuales. Podríamos pensar que con el exceso de cámaras llegará un punto en que sea tanta la gente grabada que dejará de tener la fuerza estigmatizadora que vemos actualmente. O no. Pero romper el doble rasero… Llevamos siglos de lucha y se resiste.
El viejo machismo se moderniza y se adapta a las nuevas formas de comunicación Las utiliza como herramientas para seguir controlando la sexualidad de las mujeres. Lo que subyace, las ideas soterradas debajo de este montaje no consentido, y su distribución, son las ideas rancias, retrogradas y sexistas que las mujeres no deben de vivir su sexualidad plenamente, como quiera que les de la gana de hacerlo, mientras que los hombres sí pueden.
Sólo nos queda apelar a la responsabilidad individual de quienes han visto y distribuido ese vídeo sin cuestionarse la injusticia cometida. Sin reflexionar sobre la ausencia de una figura masculina en ese vídeo que pretendía humillar. Sin preguntarse qué es lo que lleva a juzgar de manera distinta los mismos actos, si quien los realiza es un hombre o una mujer.
Llegará el momento que las mujeres podrán vivir y gozar su sexualidad con la misma libertad que un hombre, pero ha quedado claro que no en este verano.