Una semana después de la quema, ha habido en Madrid cuatro corridas de toros. Todo ha ido admirablemente. Mucha gente. No creo que exista en el mundo imaginación suficiente para describir las dimensiones que tendría que tener una desgracia o un simple hecho como para llegar a interesarnos a los españoles durante un tiempo prolongado. Lo único que realmente interesa es la sensación momentánea. Podríamos contemplar un hundimiento de considerables dimensiones con impávida insensatez, a poco que el espectáculo nos pareciera cómodo y divertido.
Como en un artículo anterior, me vuelve a venir a la memoria un texto de Josep Pla de 1931 porque esta época tiene muchos ecos de aquella. Esto lo escribió a los pocos días de que grupos anticlericales quemaran varios conventos de Madrid al calor del nacimiento de la Segunda República. Lo curioso es que también podría haberlo escrito hoy a propósito de los contenedores que ardieron la semana pasada en Gamonal. Gamonal ardió, su llama prendió por España y hasta le pusimos nombre de detergente, Efecto Gamonal. Pero ya. Ya solo queda el humo en algunas páginas de los periódicos y pronto ni eso.
La lucha que ahora emprenden los vecinos para mejorar su barrio y participar en la política de su ciudad se topará con el rápido olvido de un país en el que nada “llega a interesarnos durante un tiempo prolongado”. Ahora empieza lo difícil: pelear en la sombra contra las sombras de corrupción política, empresarial y periodística de Burgos sin que las luces de los focos les alumbren. Gamonal no ha sido el estallido final que ha hecho caer al gobierno y regenerar la democracia, por más que unos tímidos disturbios aquí y allá lo hayan intentado. Me da la impresión de que el estado de ánimo agotado de tanta calle no augura un Gamonal general.
No se me malinterprete, aunque no haya levantado en armas al país, Gamonal ha sido un éxito triunfal. No solo ha sido un nuevo ejemplo de que sí se puede, además ha sido un ejemplo nuevo de cómo hay que hacerlo y de lo que somos capaces de hacer. Cada vez los ciudadanos son capaces de más, de hacerlo mejor y más rápido. Gamonal es la cristalización de 15M, mareas, cumbre social, rodea el congreso y la PAH. Y de todo lo que vino antes, claro.
No es la primera victoria, recordemos la paralización de desahucios y de la privatización de la Sanidad, pero sí de las más contundentes y eficaces. Se han utilizado bien los medios y las redes para desarmar la propaganda de la prensa y el gobierno que cuentan con muchos más canales y dinero. Se ha vencido al alcalde y al empresario más poderoso de la ciudad. Se ha destapado una cloaca tapada durante años que les salpicará y quizá pueda ahogarles. Se ha obligado a la cúpula del PP de Madrid a actuar para apagar el fuego.
Y los dos logros más importantes: uno, se ha hecho en muy poco tiempo, generando mucho ruido y presión bien dirigidos. Dos, se ha superado sin demasiados traumas el tabú de la violencia como herramienta legítima de reivindicación cuando los políticos han abortado todas las formas de protesta pacíficas. No ha sido solo la violencia ni es la vía deseable pero es una vía más que se abre y va ganando aceptación.
Lo mismo ocurrió con el escrache, recordad. Al principio generó debate y rechazo incluso dentro de la izquierda. Fuera de la derecha, ahora son pocos los que lo ven censurable. Con la violencia de Gamonal no ha habido ni la mitad de discusión, prueba de que hay menos miedo y más hartazgo. Como dije a propósito del escrache, no nos están dejando más remedio. Es este PP el principal causante al haber deshabilitado los mecanismos democráticos que evitan el motín. La violencia es su mayor fracaso, no el nuestro.
Pero también es el fracaso de los partidos de izquierda que no han sabido dar alternativa a un país que asiste con “impávida insensatez” al hundimiento y se va a los toros después de la quema de conventos. Por eso celebro que Pablo Iglesias presente con otros 50 y la Izquierda Anticapitalista, ese proyecto llamado Podemos que pretende agitar las aguas estancadas de una izquierda que parece conformarse con su importante pero insuficiente subida en las encuestas. Se necesita urgentemente un Frente de Izquierdas que dé impulso a todos los gamonales porque no se puede hacer oposición solo a golpe de Gamonal.
Por si no fuera suficiente, han suspendido las garantías constitucionales, termina el texto del Pla. ¡Toma!, como ahora. Aquí también han suspendido las garantías constitucionales, aunque no sea oficial. “¡No le busquemos tres pies al gato!”, dice la gente Mañana será otro día y lo que fuere, sonará, acaba diciendo Pla. Busquemos los tres pies al gato. Mañana no, hoy. ¿Podemos? Gamonal ha podido. Las izquierdas deberían hacer su Gamonal.