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El problema que tiene el ISIS con las mujeres

Es revelador que las mujeres tengan una influencia considerable en el ascenso y la caída del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL, ISIS por sus siglas en inglés). Si bien la cobarde matanza de mujeres yazidíes de Irak y Siria perpetrada por el ISIS ayudó a poner a este grupo en el mapa, su caída gradual viene, en parte, de manos de las mujeres kurdas que combaten en los frentes de batalla.

En esta progresión es fácil ver una historia de venganza simple; sin embargo, una lectura más profunda apunta al papel fundamental de la mujer en la ideología del ISIS, y a su futuro papel en su desenlace.

Cuando el ISIS capturó territorio en  el año 2014 para establecer su autoproclamado califato, quería montar un espectáculo que el mundo no sería incapaz de ignorar. Por lo que recurrió al secuestro, asesinato, violación y esclavitud de mujeres, en masa, especialmente entre las minorías yazidíes. La brutalidad del ISIS contra sus mujeres cautivas tenía la intención de humillar al enemigo y enviar una advertencia a cualquiera que no se adhiera a su  interpretación extremista y radical del Islam.

En enero y febrero del año 2016, Human Rights Watch entrevistó a 15 mujeres y niñas, así como a 21 mujeres árabes sunitas quienes lograron escapar del ISIS. La mayoría de ellas pasaron más de un año en cautiverio, y dicen que fueron obligadas a convertirse al Islam (si no eran musulmanas), se las esclavizó, y sistemáticamente se las violó –a veces varios militantes yihadistas–; así como se las compró y vendió.

Las historias trágicas de mujeres sugieren que el pseudo-Estado ISIS fue construido fundamentándose sobre el total sometimiento de la mujer, y la organización, realmente, ha elaborado propagandas, que con frecuencia son brutales y misóginas, para promover su ideología.

El ISIS ha institucionalizado la violencia física y psicológica contra las mujeres a través de fatwas (decretos religiosos) emitidos por ideólogos de alto nivel. Peor aún, esta práctica se ha exportado a otros grupos extremistas, como Boko Haram en el África occidental, que prometió lealtad al ISIS a principios del año 2015.

La ideología del grupo requiere del “borrado” de los derechos civiles de las mujeres y su plena subordinación ante la estructura de la familia y los hombres que la controlan. El curso aceptado de la vida de una mujer es quedarse en casa y criar a yihadistas jóvenes para que luchen por el Estado. Se castiga severamente a las que trasgreden el papel ideal de esposa y madre mediante la búsqueda de autonomía o auto-expresión fuera de la familia.

Todo esto se basa en una interpretación perversa de la ley islámica, la cual, no sorprendentemente, aún sólo opera en el ámbito del derecho de familia. En este contexto, las mujeres son necesarias para legitimar las fatwas que sostienen la ideología dominante; pero también desempeñan el papel de chivos expiatorios útiles cuando así es necesario.

En este contexto, es especialmente irónico ver mujeres kurdas que son soldados en la línea de vanguardia de la coalición liderada por Estados Unidos que lucha contra el ISIS en Siria e Irak. Las operaciones militares recientes han reclamado territorio que pasó mucho tiempo bajo el control del ISIS, incluyendo las áreas al sur de Mosul, capital del grupo en Irak.

Las imágenes de estas victorias, en las que se muestran a mujeres, actúan como un antídoto a la propaganda venenosa del ISIS, y alientan a que más mujeres se resistan a los dictados ideológicos de la agrupación. El mensaje parece estar extendiéndose. A medida que el puño de hierro del ISIS sobre el territorio se vaya aflojando, así, también, ocurrirá con su control sobre las mujeres. La imagen más memorable de la liberación de la ciudad siria de Manbij fue aquella en la que mujeres queman sus burkas y denuncian públicamente las atrocidades del ISIS.

Estos gestos simbólicos, poderosos, tendrán efectos tanto a corto como a largo plazo. En el corto plazo, son una afirmación pública de la autonomía de la mujer; autonomía que después de tanta propaganda y brutalidad, muchos en la región ya no pensaban que se constituía en un comportamiento que aún era posible.

A largo plazo, las imágenes de mujeres que realmente matan y capturan a combatientes del ISIS se constituyen en el primer clavo del ataúd de la ideología de la organización, que se basa en la falsa premisa de la inferioridad femenina.

Debido a que el ISIS pone a las mujeres en el centro de su ideología, las mujeres son una amenaza oculta significativa para la misma. Al demostrar su agenda personal contra los dictados del ISIS, las mujeres liberadas de su control recuerdan al mundo que la agrupación ha secuestrado los valores universales del Islam y ha pervertido sus enseñanzas.

Es apropiado que mujeres fuertes y valientes ayuden a derrotar a una organización cuyo mito fundador se cimenta sobre el sometimiento violento de las mujeres. El papel de las mujeres como combatientes, tal vez más que cualquier otra cosa, garantizará que los postulados de ISIS –en particular su distintivo letal de patriarcado– sean rechazados rotundamente.

Traducción del inglés de Rocío L. Barrientos.

Copyright: Project Syndicate, 2016.Project Syndicate