Se acabó. La esperanza de una Europa más democrática y solidaria alumbrada por el referéndum griego no ha sido más que un breve espejismo destrozado de un manotazo furioso por el Eurogrupo. La euforia de los griegos cuando se opusieron a la Troika y nos hicieron creer en una mínima recuperación de la soberanía popular frente a los mercados, ha terminado en tragedia griega. Ahora ha sido Europa la que ha dicho no. Oxi. Tsipras ha sido obligado a firmar el peor de los planes de rescate (bajada de pensiones, liberalización del mercado de trabajo, privatizaciones), todo lo contrario a lo que su pueblo votó, con la vaga promesa de una reestructuración de la deuda en el futuro. Grecia se atrevió a desafiar a los dioses europeos y ha pagado cara su osadía.
Se la van a hacer pagar con creces y con crueldad, arrastrando a su presidente por el barro, obligándole a humillarse públicamente, por haberles puesto en jaque y en evidencia ante el mundo. La jugada de Tsipras de apelar a la democracia y la voluntad de su pueblo, les descolocó primero y les colocó después ante los focos como los malos de la película, así que han actuado como tales, cobrándose su venganza. Nos han servido el plato frío en una bandeja coronada por la cabeza del griego. Se la tenían guardada, le estaban esperando a la vuelta de la esquina para darle el garrotazo. Se puede ver en sus sonrisitas satisfechas tras hacerle capitular. Se puede escuchar en el discurso ufano de Rajoy encantado de ver cómo la izquierda radical es derrotada. Quería dejarnos en ridículo y le hemos ridiculizado.
Podíamos esperar el castigo severo del padre que reprende al hijo díscolo por sus travesuras pero aquí ha habido ensañamiento. Estaban heridos en su orgullo personal y nacional. No podían permitir que la opinión pública de sus países viera cómo les hacía doblar la rodilla un griego radical ni que pensáramos que las izquierdas pueden gobernar en Europa ni que hay otro camino para salir de la crisis ni mucho menos que los ciudadanos podemos decidir tomarlo. Llevan meses repitiendo lo desastrosos y vagos que son los griegos, que han hecho muchas cosas mal y tienen muchísimas reformas estructurales que acometer, sin duda, pero llevan cuatro años obedeciendo y hundiéndose aún más. Ahora Europa no puede admitir que sus planes de austeridad han fracasado. Había que aplicarles un correctivo. Para que nadie tenga siquiera la tentación de salirse del redil.
El que se sale del redil, al corralito. El que se sale de la foto, le amenazan con echarle. O te echamos o te ahogamos. Así han hecho claudicar a Tsipras. Por extenuación, por acorralamiento. Le dijeron que le harían el Grexit durante cinco años si no se avenía y cuando les presentó números, Merkel dijo que habían perdido la confianza en él. O te suicidas o te suicidamos. El primer ministro griego ahora es un cadáver político. Ha aceptado lo que dijo que no aceptaría. Peor aún, lo ha aceptado después de que su pueblo le diga mayoritariamente que no lo haga, después de decir que dimitiría antes de hacerlo. Ahora tiene hasta el miércoles para convencer a un parlamento y un gobierno divididos de que asuman el acuerdo o disolver la cámara y convocar elecciones. El Eurogrupo no sólo se ha impuesto, ha herido de muerte a Syriza como quería y se ha quitado de en medio al único gobierno de izquierdas que se atrevía a hacerle frente. Por eso Tsipras debería tratar de seguir y luchar.
A las puertas de esta Europa, la leyenda que recibía a los condenados al infierno de Dante: abandone toda esperanza. Es lo mismo que Keynes dijo del Tratado de Versalles que se le impuso a Alemania después de la Primera Guerra Mundial. De ella salieron los alemanes con el nazismo y el mayor genocidio de la Historia. Es penoso que Merkel se comporte ahora así con Grecia y haya olvidado cómo los aliados decidieron no repetir el error y rescataron a Alemania con un Plan Marshall de incentivos y una quita de la deuda. Merkel es la nueva Thatcher. Quiere que el sur de Europa sea la madera que alimenta la locomotora alemana. Mientras Francia, en plena celebración del día de la República, hace bien poco por defender la liberté, la egalité y la fraternité.
Los únicos valores que rigen en la UE son los valores de Bolsa. Europa está secuestrada en la cámara acorazada de un banco. Merkel es la directora y los presidentes europeos empleados de banca. El rescate que necesitamos los europeos más que económico, es político, ideológico y ético. Cuando Zeus raptó a Europa, le regaló a la bella fenicia un collar, un autómata de bronce, un perro que nunca soltaba a su presa y una jabalina que siempre daba en el blanco. Cuando Alemania raptó a Europa, la convirtió en un autómata a su servicio y le regaló un collar para llevarla como un perro guardián que se agarra a la pierna de los griegos hasta roerlos como a un hueso mientras les clava en el corazón la jabalina de la Troika. La Banca gana, Grecia paga, Alemania somete, la democracia pierde. Europa ha muerto.
Javier Gallego es el director de Carne Cruda, el programa de radio asociado a eldiario.es, que se emite los martes y jueves a las 12h en www.carnecruda.es. Este martes entrevistan al director de cine, Juanma Bajo Ulloa.www.carnecruda.e