Retorno: entrar peor

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Se aventura uno a volver por Madrid un viernes y va oyendo por la radio que la Policía ha detenido en Zaragoza a un “negacionista del coronavirus”, acusado de llamar con datos falsos de la pandemia a hospitales y residencias de ancianos, decía que al Colegio de Médicos había que prenderle fuego o que a Pedro Sánchez había que darle un tiro en la cabeza para arreglar la situación... Este genio llamaba a los demás “covidiotas”. Lo peor es que hay unos cuantos así de listos como él.

En la capital de las Españas hay movimientos del final de agosto. Nos fuimos pensando que lo del coronavirus estaba en vías de solución, pidiendo competencias para Madrid frente a la “dictadura socialcomunista”, pero ahora competimos en cabeza del número de nuevos contagios. Eso sí, el debate es si celebrar toros con público, por qué se han suspendido algunas corridas y si habrá más. Oigo que “ese rojo tiene la culpa”. No el de la sangre, “el coletas”.

Hay vecinos preocupados por la vuelta a la escuela de los chavales, por la situación de su ERTE y por el otoño que se avecina. Un conocido del aparcamiento me pregunta si habrá colegio para sus hijos, cuándo empezará, si tendrán que llevar mascarilla, si se contagiarán, qué pasará entonces, si la culpa la tiene el Gobierno, si la Comunidad… Yo, sinceramente, acabo de aparcar y no tengo respuestas para tanto follón. En la escalera, un señor con la mascarilla bajada hasta la barbilla increpa a unos chavales por no llevarla puesta.

Pongo la tele y el debate es si el PSOE pactará los presupuestos con Ciudadanos o con Podemos. Todo me resulta tan novedoso como escuchar que la derecha estadounidense asegura que hay una conspiración para imponer el comunismo, sembrar el caos, destruir las casas, quedarse con nuestra riqueza y destrozar América. Afirman que la solución es Trump, el verdadero patriota, que bajará impuestos, levantará muros frente a la inmigración y defenderá los intereses de toda la gente de bien. Aplauden el discurso unos señores con banderas, apelotonados, sin mascarilla, ni distancias de seguridad.

En la escalera, un señor con la mascarilla bajada hasta la barbilla increpa a unos chavales por no llevarla puesta

Hay esperanza en los ensayos clínicos de las vacunas contra el coronavirus, como los primeros que se han autorizado en España. Uno piensa si se vacunarán también todos aquellos que niegan la pandemia, que dicen que es un invento del diablo, de Soros, de Bill Gates y un plan para meternos el 5G en el cuerpo. Imagino que estos no van al médico cuando sienten que se han infectado. Menos mal que hay sanitarios e investigadores que nos sacarán de esta. Pienso en esos dirigentes que nos decían que “saldremos mejor” de esta crisis y veo que, por ahora, entramos en Madrid peor que a comienzos de agosto.