Nos metemos en la máquina del tiempo (también llamada hemeroteca) y viajamos a hace menos de dos años. Ahí, a la vuelta de un par de esquinas, aunque en términos políticos parezca una distancia sideral. Con decir que no existía Podemos, ya parece que hablamos del siglo pasado, y sin embargo es anteayer.
Verano de 2013. No existía Podemos, Ciudadanos era una extravagancia catalana, el bipartidismo flaqueaba pero no parecía a punto de hincar la rodilla, y la gente salía a la calle cada fin de semana entre mareas, marchas, rodeos y protestas varias.
En ese tiempo lejano, las encuestas (esas que ahora veneramos) mostraban un ascenso continuo de Izquierda Unida. Del 6,9% de votos que obtuvo en 2011, la demoscopia fue aupándola al 10%, al 12%, al 14%, hasta rebasar en algún momento el 15%. En escaños, prometían no menos de treinta, hasta que una encuesta de El Periódico en julio de ese año, dio el campanazo: IU sacaría cincuenta escaños en las generales.
Y no solo en el Congreso. Distintos sondeos autonómicos marcaban el paso porcentual de una izquierda que recogía todo lo que perdía el PSOE (de Rubalcaba, ya ven si son tiempos remotos). En mayo de 2013 una encuesta de El País avisó de que, en la Comunidad de Madrid, IU estaba a solo un punto de superar al PSOE: 19% frente al 20%, y 29 escaños de IU por 30 del PSOE. El mítico sorpasso se tocaba con la punta de los dedos (demoscópicos).
Después vino todo lo que ya saben, no hace falta que se lo recuerde. 2014 fue un año cruel para IU, que despertó de golpe de aquel sueño electoral que quizás fue solo eso: un sueño. A la vuelta de esas dos esquinas, hoy IU vive el que seguramente es el peor momento de su corta historia. Aunque en Andalucía ha salvado los muebles, las encuestas, las mismas encuestas antaño dulces hoy amenazan con convertirla en fuerza extraparlamentaria, y desde muchos territorios contienen la respiración ante las municipales y autonómicas. Y en ese escenario precario, la bomba de Madrid, que no termina de explotar del todo.
La pregunta, y perdonen que parafrasee la archiconocida fórmula de Vargas Llosa sobre el Perú, es: ¿en qué momento se jodió IU?
Vengo oyendo a no pocos militantes de IU señalar a Podemos como la causa de su desgracia. Según su relato, justo cuando IU estaba a punto de comerse la ficha del PSOE, aparecieron los de Pablo Iglesias como un puñetazo en el tablero que mandaba a IU de vuelta a la casilla de salida. Hay incluso versiones conspiranoicas, que ven una mano negra.
Lo cierto es que IU ya llevaba tiempo jodida antes de Podemos. Las encuestas le sonreían (sin pasarse, señalando un techo rocoso), pero había demasiadas tensiones internas, problemas aplazados desde años, disputas por la convergencia con otras fuerzas políticas y sociales, y algunos territorios fracturados: Euskadi, Extremadura, o la propia Madrid, dividida al 50% y con un nivel de enfrentamiento que explica la colisión actual.
Y sobre todo, aquella IU pre-Podemos había cerrado en falso su anunciada refundación, esa que parecía ineludible, que debía resituar a la izquierda heredera del comunismo en los nuevos tiempos de refundación (esta sí) capitalista. De aquella refundación se habló, debatió, discutió, escribió y decidió mucho, para que al final la montaña pariese un ratón, y una IU sin competidores en su espacio electoral se diese por refundada sin apenas cambios de fondo. Lo que dejó no pocos desencantados, muchos de ellos hoy en Podemos, algunos incluso en su fundación.
La pregunta de cuándo se jodió IU, o quién la jodió, no importa demasiado hoy, tal vez solo para prolongar enfrentamientos internos. La pregunta clave es si está jodida del todo, si tiene arreglo, y cómo se arregla. Para contestarla no tiene mucho tiempo. Le va la vida en ello, y todos perderíamos sin IU. Pero esa pregunta solo la pueden contestar sus militantes. Sé que muchos quieren arreglarlo, si les dejan. Suerte.