Entiendo tu indignación. Que vayas al Parlamento encabronado y dispares a discreción con esa retórica que helaría la sangre de cualquier opositor a notarias. No puedo más que empatizar con esas caras de concursante de 'Pasapalabra' que no se la sabe cuando te preguntan si vas a llamar a Pedro Sánchez, le vas a poner un Whatsapp, sois más del Tuenti o vais a hablar por Skype.
Te entiendo. Uno no ha servido cuarenta años al Estado y ha sido de todo menos obispo para volver a empezar ahora como si fueras un becario en Google. Seguro que hasta echas de menos a Zapatero, aquello era otro nivel. Hoy no vale la pena ni siquiera aplicarles tu mítico 'abrazo Mariano': ni una mala palabra, ni una buena acción. Sólo merecen probar el afilado acero de tu sarcasmo de registrador y probablemente, alguno, hasta un par de hostias.
Te entiendo, pero no nos engañemos Presidente. Nuestro tiempo ha pasado. La fe aguanta lo que dura un caramelo a la puerta de un colegio, aunque sea privado. El código mariano fue ayer, es historia. Ya nadie nos compra eso de que quién resiste gana y lo que importa es ser el último en caer. Ya nadie tiene fe en el marianismo como esa manera casi infalible de arreglarlo todo a base de aburrirlo.
Una vez más te han dado por muerto y una vez más todos están firmemente convencidos de que esta vez sí te han matado. Ya ni Esperanza Aguirre se ocupa de ti cuando no le están deteniendo a algún alcalde por corrupción. Pablo Iglesias ni te menciona. Sólo tiene ojos para Felipe González porque no le deja a Pedro Sánchez gobernar con él. Contigo sólo se mete con ganas Albert Rivera, que es igual que prepararte para batirte en un duelo a muerte contra Batman y Robin y que sólo te atice Robin. Resulta muy deprimente.
En el partido los buitres ya se andan repartiendo los despojos y, si no fuera porque nadie quiere comerse la mierda de los casos de corrupción que aún no han salido y esperan que te la comas toda tú, ya te habrían hecho un Julio César antes de los Idus de marzo. En la prensa amiga, que nunca fue del todo amiga, es verdad; digamos que en la prensa que te soportaba porque no le quedaba otra, necesitaban la pasta y te tenían algo de miedo, ya cualquiera se postula y se baraja como sucesor. Lo de Soraya ya es un clásico y hasta te hace gracia. Pero hombre por Dios, Pablo Casado… ¿dónde vamos a llegar?
Hasta Núñez Feijóo, el hombre que veraneaba y despedía el año con Marcial Dorado, el rey del narcotráfico gallego, se pasea por las portadas como si fuera el George Clooney del PP. Ya nadie recuerda la que te montaron cuando, en plena campaña electoral, se te ocurrió subir a un barco para hacerte una foto chula y resultó que la embarcación había estado implicado en descargas de droga. Tony Montana y tú parecías primos hermanos.
Déjales. Ya se cansarán de hacer chistes con los 'Walking Dead'. Tú y yo sabemos cómo acaba esto. Cuando a los socialistas se les rompa la pinza de tanto jugar con ella y la alegre muchachada haya derrotado al IBEX35 en nombre de la gente, tú seguirás de Presidente en funciones, convocarás elecciones y ya veremos quién es Lázaro y sabe de verdad cómo volver de entre los muertos.