Vox tiene un problema en estas elecciones. Ha perdido todos los elementos que hacían del partido de Santiago Abascal una alternativa fascinante para los conservadores y temerosa para los progresistas. Han dejado de ser el centro de la campaña, no son el núcleo sobre el que pivota la estrategia y el discurso del adversario y han perdido la capacidad para hacer creer a sus potenciales votantes que pueden ganar y ser relevantes. Así que ya solo les queda una estrategia de consolidación del voto logrado radicalizando aún más sus postulados y aludiendo al recuerdo emocional histórico de los elementos románticos del fascismo patrio.
Estética nacionalcatólica, ritos falangistas y alusiones veladas al imaginario facha. La fascistización simbólica y estética que está llevando a cabo en sus lemas e imaginería de campaña así lo demuestran: lemas imperiales, brazos disimulados en alto, fondos negros (camisas) con la bandera de España, revisionismo histórico descarnado, humillación a las víctimas, propaganda franquista. Un recuerdo de lo salvaje. De lo criminal que tantos beneficios les proporcionó en un pasado genocida.
La aparición de Vox provocó en la opinión pública el resurgir de uno de esos tópicos superados y teorizados ampliamente, que adquieren relevancia de forma poco sorpresiva cuando no se comprende un fenómeno y se precisan estrategias con las que afrontarlo. El principal debate se produjo sobre la denominación histórica de los partidos de extrema derecha y cómo encajarlos. Es decir, ¿es Vox un partido fascista?
Las primeras aproximaciones a esta disertación sobre el fascismo de Vox atendían a las diferencias que existían entre el partido ultra con los paleofascismos –denominación de Enzo Traverso para los fascismos de los años 30– para negarle la etiqueta por sus diferencias en materia económica, simbólica o local. La mayoría de las veces, esta negación llevaba implícito un intento de blanquear a la formación de extrema derecha para hacer aceptable su presencia en el debate público y validarlo como socio de gobierno.
Umberto Eco pronunció una conferencia el 25 de abril de 1995 en la Universidad de Columbia llamada “El fascismo eterno”, en la que intentó plasmar la razón por la que es perfectamente posible denominar a ciertos movimientos fascistas sin atender a las características que los diferencian, especificando una retórica y proceder común que permite identificarlos con la etiqueta de fascista.
Eco definió las catorce características comunes de los posfacismos de una manera universal que denominó fascismo eterno o ur–fascismo desde un punto de vista filosófico y moral, que trascendía las diferencias puntuales de dichos movimientos: “Hay una manera de pensar y de sentir, una serie de hábitos culturales, una nebulosa de instintos oscuros y de pulsiones insondables”. Para Eco, el fascismo no fue una ideología ni cuando lo fue en los años 30, porque no había una estructura definida sino un collage, una “colmena de contradicciones”.
Es precisamente por esa indefinición original que el fascismo puede cambiar de cara y forma sin dejar de ser fascismo. Para ello, estableció una serie de características comunes que permiten evaluar a una formación como fascista atendiendo a la propensión de las formaciones a centrar su acción y discurso en esos rasgos. Y qué mejor manera que analizar las 14 cualidades de ese fascismo eterno en la formación de extrema derecha que a través de una de las herramientas de propaganda del partido que cumple esos preceptos atendiendo a los nuevos tiempos: la cuenta de Instagram de Santiago Abascal.
1– Culto a la tradición. La verdad ya ha sido revelada y solo tenemos que mirar al pasado para recuperarla.
Las reminiscencias históricas de un pasado imperial son constantes en Vox. Un faro en el que fijarse para replicar.
2– El tradicionalismo es un bien superior como forma de rechazo a la modernidad y sus valores adorando la tecnología únicamente como elemento de poder. El Futurismo de Marinetti como vanguardia ensalzadora de la velocidad.
3– Culto a la acción por la acción. La acción es bella.
4– El desacuerdo es traición.
En Vox no se tolera la disensión externa ni interna. Cualquier visión diferente a la emanada de la cúpula es traición a España.
Abascal: “Me cazaron viendo las estatuas de los Reyes Católicos que presiden el Congreso y pensando en la fauna antiespañola y desleal que había logrado asiento en el Congreso”.
5– Exacerbar el miedo a la diferencia.
El islam es el enemigo superior que sustituye a los bolcheviques y los judíos en los paleofascismos. En Vox es el núcleo fundamental del enemigo exterior que quiere invadirnos.
6– Frustración individual o social.
Vox nace del fracaso personal y político de Abascal al quedar cerrada la fundación que Esperanza Aguirre le puso en Madrid y comenzó a hacer campaña en solitario por las calles. Uno de los elementos fundacionales del partido nace además de la frustración nacionalista española por la crisis en Catalunya y el ego zaherido de hombres machistas por la preeminencia feminista en el debate público.
7– La psicología fascista se encuentra obsesionada por el complot internacional.
En Vox son constantes las apelaciones a los globalistas de George Soros. Sus alianzas internacionales van dirigidas al grupo de Visegrado con países como Hungría y Polonia, que tienen en marcha una furibunda cruzada contra el empresario.
8– Humillados frente al poder de los enemigos pero convencidos de derrotarle.
Vox articula su mensaje en Catalunya aludiendo al victimismo. El poder que tienen sus adversarios ha infectado todas las capas de la sociedad y de la política y ellos son los únicos capaces de derrotarlos.
9– El pacifismo es malo.
En Vox son habituales las referencias contra el buenismo y la imaginería militar, de guerra y sobre la confrontación.
10– Elitismo popular. Cada ciudadano pertenece al mejor pueblo del mundo.
11– Culto a la muerte y el heroísmo.
Las referencias del imaginario de Santiago Abascal al heroismo y la fuerza masculinas son recurrentes. La acción, la escalada, el ejercicio, la guerra. Una estética que traslada a los soldados y los guerreros con un objetivo superior que trasciende a la propia vida y que acepta los sacrificios, el dolor y la muerte como parte del proceso.
12– Proyección de la voluntad de poder a cuestiones sexuales. Constantes referencias fálicas. Umberto Eco lo considera invidia penis permanente.invidia penis
13– El ur–fascismo se debe oponer a los gobiernos podridos y corruptos parlamentarios. El líder representa la voz del pueblo. Es el pueblo.
Abascal: “Nunca más la dictadura progre volverá a ahogar la voz de millones de españoles”.
14– Léxico pobre y pensamiento acrítico. Huir de argumentos elaborados y complejos. Puramente emocionales.