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Ver para creer

El F.C. Barcelona ha puesto en marcha una campaña en Twitter para apoyar a Leo Messi, condenado a 21 meses de cárcel por delito fiscal. El club lo anunció ni más ni menos que a través de un comunicado oficial, en el que pedían a los aficionados que colgaran fotos mostrando sus manos abiertas (diez dedos en alusión al dorsal del futbolista) con la etiqueta #TodosSomosLeoMessi. Según ese texto emitido por una directiva, que no es la dueña del club, invitaban al barcelonismo a mostrar su apoyo incondicional “al mejor jugador del mundo”. “Queremos transmitirle a Leo que no está solo”, concluían. Es sencillamente alucinante.

Es imposible que todos seamos Messi, porque no tendremos nunca su cuenta corriente. Es imposible que lo seamos, porque nunca vendrán decenas de personas a jalearnos a las puertas del juzgado ante la acusación de fraude fiscal. Y es lamentable que un club tan poderoso y con tantos aficionados detrás, pida a la gente que aplauda y se solidarice con un condenado por fraude fiscal por el hecho de que sus goles sean obras de arte. O sea, que si usted es muy bueno en su trabajo y tiene millones de fans por el mundo, hay que hacer la vista gorda porque es más importante lo que hace bien que lo que hace mal. Sólo en este país (o en pocos más) se puede asistir a una campaña de este calibre, que encima vino precedida de un mensaje estupefaciente del mismísimo presidente del club. Josep Maria Bartomeu escribió en Twitter: “Leo, quien te ataca a ti, ataca al Barça y a su historia. Nos vamos a defender hasta el final”. ¿Quién ataca a Messi exactamente? ¿Se refiere al juez que dictó la sentencia al considerar probado el fraude fiscal? ¿Una condena a un jugador supone atacar la historia del Barça? Es bastante ridículo todo. Se supone que las instituciones y las personas con semejante proyección pública, están para dar ejemplo a los ciudadanos.

Aquellos que han apoyado esta campaña, se creen que son Leo Messi y reaccionan como gato panza arriba ante las críticas al jugador o al club, que se pregunten si también les parece bien el fraude fiscal de Rodrigo Rato, de Luis Bárcenas, de Jordi Pujol o de Iñaki Urdangarin. Que se pregunten cuánto se enfadaron el día que empezaba la campaña de la renta y el juez acusaba al recaudador, en este caso el PP, de fraude fiscal por pagar en negro las obras de su sede. Que intenten recordar qué dijeron el día que supimos que Rajoy le había pedido a Luis que fuera fuerte. Si todo esto les pareció mal pero este fin de semana han decidido ser Messi, tienen un doble rasero y están alimentando el comportamiento gregario que ha pedido Bartomeu. Una cosa es apoyar al jugador para que se reponga de la sentencia a la que parece que le ha conducido su padre, y otra cosa es pisotear la ética hasta extremos insospechados jugando con los sentimientos de la gente para que aplauda un delito que nos afecta a todos.

Si nos pareció mal que el Ministro del Interior recibiera a Rato, que los abogados de la infanta se escudaran en el amor, que CiU defendiera a Pujol en su comparecencia parlamentaria o que el PP respaldara a Bárcenas hasta que el tesorero empezó a largar, no puede parecernos bien la complacencia del Barça. Hay goles que no se deben encajar.