No hay duda de que la crisis económica está teniendo un impacto negativo en la distribución de la renta. Sin embargo, hay que tener cuidado cuando se afirma que los beneficios empresariales están creciendo a costa de los salarios. Si no ponemos un poco de orden en la cuestión podemos pensar que los empresarios se están llenando los bolsillos a costa de despedir trabajadores y reducir salarios. No es eso lo que dicen los números.
Es un hecho estadístico que, desde el inicio de la crisis, el peso de las rentas del capital en el PIB se ha incrementado notablemente en detrimento de las rentas del trabajo. Pero también es cierto que los dividendos empresariales han disminuido, el cierre de empresas se ha multiplicado y los concursos de acreedores se han disparado.
La controversia nace de una mala interpretación de la ratio “remuneración de asalariados” sobre “excedente bruto de explotación y rentas mixtas” (tomado laxamente, este último, como sinónimo de beneficios) del total de la economía. Entre otras cosas, este cociente excluye en el numerador a los dos millones de “empresarios sin asalariados y trabajadores independientes” que estimada la EPA y, además, incluye en el denominador el “excedente bruto de explotación” de las administraciones públicas (sector que no se contabiliza según el criterio del beneficio sino por el coste de producción).
Para saber cuál el peso de los salarios en la riqueza generada por las empresas es más adecuado utilizar el concepto de “renta empresarial de las sociedades no financieras”, de acuerdo con el Sistema de Cuentas Nacionales y Regionales. La gráfica adjunta representa la evolución reciente de esta magnitud en la economía española, tal y como hace Eurostat para el conjunto de la zona Euro (Chart S11-2). Está elaborada a partir de la contabilidad nacional trimestral por sectores institucionales, con datos en año móvil y en porcentaje del valor añadido neto al coste de los factores. En “Cómo se desendeudan las empresas españolas” se ofrece una explicación de todos estos conceptos.
En la gráfica se observa, efectivamente, que la renta empresarial ha crecido de manera notable en los últimos años y que este incremento ha venido acompañado de una reducción prácticamente idéntica de la remuneración de asalariados (ambas curvas son espejo una de la otra). Esto no significa, sin embargo, que los beneficios de los empresarios estén ocupando el lugar de los salarios. Lo que está ocurriendo, especialmente desde mediados de 2012, es que se está reduciendo la remuneración de asalariados, la inversión y los dividendos para amortizar la deuda empresarial contraída en el pasado.
A partir de la gráfica se puede inferir que, aproximadamente, la mitad del desapalancamiento empresarial tiene su origen en la disminución de la remuneración de asalariados, un tercio proviene de la reducción de la inversión y una sexta parte corresponde a los dividendos.
Así pues, no digamos que los empresarios se están forrando a costa de los trabajadores (si lo hacen, lo están haciendo menos que antes de la crisis), digamos que las empresas se están desendeudando a costa de despedir gente y reducir salarios. En ambos casos es el currante quien paga el pato, pero el cuento no es el mismo.