Vienen los señores de la guerra y nos regalan miedo

Entre el 14 y el 16 de marzo próximos tendrá lugar en Ifema (Madrid) el 6ª Salón Internacional de Tecnologías de Seguridad y Defensa (Homsec 2017), una feria de armamento que se presenta como promotora de la “cultura y conciencia de la seguridad nacional” y ofrece “una oportunidad estratégica única para la industria española de cara a exportar a Iberoamérica, Norte de África y Oriente Medio”. Produce escalofríos. Más intensos si tenemos en cuenta que el principal promotor “es el Grupo Atenea-Seguridad Nacional, entramado empresarial fomentado por personajes vinculados con el golpe de Estado de febrero de 1981 y conocidos por su vinculación a los ideales de la extrema derecha”.

Así lo denuncian los 84 colectivos que se han sumado a la Plataforma Desarma Madrid, integrada por Asamblea Antimilitarista de Madrid, BDS Madrid, Ecologistas en Acción Madrid, Mujeres de Negro contra la Guerra (Madrid), Palestina Toma la Calle, Utopía Contagiosa y Yayoflautas Madrid. A través del comunicado que han hecho público, titulado ‘Vienen a Madrid los señores de la guerra’, alertan de que, gracias a eventos como ese, España es el sexto mayor exportador de armas del mundo. Resulta preocupante, en lo que a nuestras aptitudes nacionales respecta, que precisamente ocupemos tan alto lugar en un ranking relacionado con la violencia.

Tan preocupante como, en lo que respecta a los derechos y libertades ciudadanas, las campañas que estas empresas llevan a cabo para generar alarma social y, en consecuencia, generar la necesidad de más y mayor protección. “Nos regalan miedo para luego vendernos seguridad”, dice un micropoema de Ajo Micropetisa. En Homesec se darán cita los comerciantes de armas, que venden miedo para vender seguridad privada militar o vídeo-vigilancia, empresas que se lucran con el negocio de la guerra, como se ha lucrado, por cierto, el ex ministro de Defensa Pedro Morenés, como accionista y directivo de la empresa de misiles MBDA o de Instalaza. Ahora Rajoy tiene previsto enviarlo, muy oportunamente, como embajador a Washington.

Ifema es un espacio gestionado, entre otras entidades, por la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. En su comunicado, Plataforma Desarma Madrid, exigía al Ayuntamiento de Carmena que se desmarcara públicamente de esta iniciativa, dado que la ciudad de Madrid ha sido declarada “ciudad de paz y acogida en la que todas las personas puedan sentirse seguras”. El logo municipal, sin embargo, aparecía en el folleto de la feria bélica, pero deducimos que los de las armas lo pusieron sin preguntar, por las bravas, a su estilo. Pues, frente al casco de la guerra, el gobierno municipal ha recogido el guante de la paz y, a través del área de Salud, Seguridad y Emergencias, ha remitido una carta al Grupo Atenea-Seguridad Nacional solicitando la retirada del mismo, “toda vez que no existe apoyo institucional por parte del este Ayuntamiento con el citado acontecimiento”. Quedamos a la espera de la reacción de Cifuentes, que ha sido instada a auditar, junto a Carmena, las cuentas del evento en Ifema.

La Plataforma Desarma Madrid recuerda que los espacios públicos, como Ifema, han de servir para “la promoción de una cultura de paz, no como escaparates de la guerra y la violencia”. En la creencia de que otros modelos de seguridad son posibles, rechazan los “modelos de seguridad represivos y centrados en amenazas militares sobre la integridad territorial y política de los Estados, totalmente alejados del modelo de seguridad humana que defiende el derecho a una vida libre de violencia, incluida la violencia heteropatriarcal, el derecho a una vida libre de miseria y libre del miedo. Queremos un modelo de seguridad humana integral, que contemple aspectos que van desde lo político y lo comunitario, a aspectos relativos a la seguridad económica, alimentaria y medioambiental”.

En el contexto actual, de discursos presidenciales como exabruptos (el de Trump fue un toque de corneta), son palabras con forma de paloma. Las necesitamos. Han tomado la delantera los señores de los muros, los señores de los drones (en Homesec están previstas conferencias y mesas redondas sobre estos sistemas aéreos tripulados por control remoto, más inhumanos si cabe en su aplicación militar), los señores de las vallas, los señores de las fronteras, los señores accionistas y comisionistas de la industria armamentística, los señores de la destrucción y la muerte. Los señores de la guerra. Recordemos que una de las promesas electorales de Trump fue aumentar la flota estadounidense de buques de guerra, que ya es descomunal, por lo que ferias como la de Madrid y embajadores como Morenés apoyarían, por definición, un gobierno como el suyo. Quizá Rajoy haya mandado al ex ministro precisamente a hacer negocios en la Casa Blanca. Conviene que lo vayamos teniendo en cuenta, para que luego no nos llevemos las manos a la cabeza.

Frente a todos ellos, ahora más que nunca, la sociedad civil debe movilizarse, denunciar, negarse a su modelo. Debemos exigir que el despilfarro militar, que enriquece a unos pocos y está destinado a matar a muchos, se dedique a las enormes necesidades que la gran estafa neoliberal ha globalizado, ya sea encarnada en refugiados que huyen de sus guerras o en ciudadanos empobrecidos porque las prioridades han sido esas. Frente a sus amenazas, los valores del presente deben ser los de la paz y la solidaridad. Precisamente porque toman la delantera, es tiempo de cultura y conciencia antimilitarista.