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Un circo de campaña

Fernando Granda

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La campaña electoral terminará sin poner a cada uno en su sitio. Tras meses y meses pregonando su intención de derogar el “sanchismo” llega la hora de la verdad y cuando se le pregunta al jefe de la oposición su posición respecto a las principales leyes aprobadas en el Parlamento legítimo por el Gobierno de coalición su “antisanchismo” se va desinflando día a día. Parece que solamente era un eslogan rimbombante, un nombre llamativo para conseguir titulares llamativos. Que además “suena a chufla”, decía recientemente cierto humorista

Cada jornada se suaviza parte del “deroguismo” y una ley antes totalmente rechazable pasa a ser ajustable, revisable, retocable, reformable. Al tiempo de que se reivindica la autoría de alguna anterior aprobada por un Gobierno anterior. Así, la aprobada por el error de un diputado del Partido Popular -formación que traficó con los diputados de Unión del Pueblo Navarro, a espaldas de su dirección, para que sus representantes votasen contra lo decidido por el partido-, la de la reforma laboral, una de las primeras que el jefe de la oposición anunció su derogación inmediata, ya no será derogada si alcanza la presidencia del Ejecutivo. Ahora dice que la reforma será reformada. Y sugiere que se retocarán algunas cosas de la ley de la ministra Báñez. Un ajuste.

De las 192 normas aprobadas en poco más de tres años por el Gobierno de coalición saliente, de las que 101 son leyes, la oposición dice ahora que derogará solamente unas cuantas. Según declaraciones, habrá ajustes en la Ley de Memoria Democrática, en la de Eutanasia, en la de Educación. De momento no menciona muchas más. Su presunto socio añade derogaciones a leyes de igualdad, violencia de género, inmigración. Entre los dos revisarán “una a una” en las que “el voto de Bildu fue decisivo”. “Derogar la mentira, el engaño, la soberbia, el sectarismo”, en definitiva, “el sanchismo”.

Si el portavoz socialista habla de que lo que tratan es de “entorpecer, impedir, bloquear”, el último gobernante de la derecha acusa al presidente saliente de “mal estudiante”, que “no ha dado un palo al agua” (101 leyes aprobadas en tres años y medio) y con su presencia ahora en los medios “quiere estudiar” en vísperas de los exámenes. Toda una lección de “jarrón chino”. Registro de registrador.

Mientras tanto, el aspirante a presidir el Gobierno dice que quien no gane las votaciones no merece gobernar España cuando sólo unas horas antes “aprobó” que su “baronesa” en Extremadura, que no ganó las elecciones, sea investida presidenta de esa comunidad autónoma con la aquiescencia de la extrema derecha, ideología que desde ese partido solamente se atreven a llamarla “populismo”.

Y es que “Spain is different” de Extremadura. Tan diferente que él mismo va a hablar con los llamados barones socialistas, sanchistas y no sanchistas, para que le apoyen en su investidura. No han cambiado el eslogan desde hace más de sesenta años. Un circo.

La campaña electoral terminará sin poner a cada uno en su sitio. Tras meses y meses pregonando su intención de derogar el “sanchismo” llega la hora de la verdad y cuando se le pregunta al jefe de la oposición su posición respecto a las principales leyes aprobadas en el Parlamento legítimo por el Gobierno de coalición su “antisanchismo” se va desinflando día a día. Parece que solamente era un eslogan rimbombante, un nombre llamativo para conseguir titulares llamativos. Que además “suena a chufla”, decía recientemente cierto humorista

Cada jornada se suaviza parte del “deroguismo” y una ley antes totalmente rechazable pasa a ser ajustable, revisable, retocable, reformable. Al tiempo de que se reivindica la autoría de alguna anterior aprobada por un Gobierno anterior. Así, la aprobada por el error de un diputado del Partido Popular -formación que traficó con los diputados de Unión del Pueblo Navarro, a espaldas de su dirección, para que sus representantes votasen contra lo decidido por el partido-, la de la reforma laboral, una de las primeras que el jefe de la oposición anunció su derogación inmediata, ya no será derogada si alcanza la presidencia del Ejecutivo. Ahora dice que la reforma será reformada. Y sugiere que se retocarán algunas cosas de la ley de la ministra Báñez. Un ajuste.