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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Gracias, Almudena Grandes

Máximo Aláez Fernández | socio de elDiario.es

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Cuando el señor Martínez Almeida dice que él no habría dado el titulo de hija predilecta de Madrid a Almudena Grandes —el personaje la llama para no nombrarla, esa forma de referirse a las personas de las que se quiere huir que ya es norma en su partido—, está siendo absolutamente transparente: lo que él hubiera querido es pactar con la otra ultraderecha —otra, porque él se está situando ideológicamente también ahí—, lo que pasa es que Vox no le ha querido esta vez y, despechado, no le ha quedado más remedio que aceptar cualquier cosa para sacar sus presupuestos.

Sus declaraciones posteriores son una perla por lo transparente que dejan su pensamiento político y su talla moral, a la vez que una mezquindad porque él no habla como José Luis Martínez-Almeida sino como alcalde de los madrileños. Sus opiniones como ciudadano Almeida nos traen al pairo a los vecinos de Madrid.

Y, a la vez, y seguramente sin ser consciente de ello, con sus palabras muestra su debilidad más absoluta: hará cualquier cosa, a lo Groucho Marx, aunque vaya en contra de sus convicciones, para conseguir sus objetivos. Es un exponente fiel del Partido Popular de Pablo Casado, acomplejado ante la extrema derecha de Vox. Para evitar ser tachado derechita cobarde no le importa reconocerse como derechona, aunque sea acomplejada.

Como oportunamente señala Benjamín Prado en su columna de Infolibre del 04-01-2022, el Partido Popular lleva tiempo cabalgando sobre un tigre y algún día tendrá que bajarse de él, con todas las consecuencias. Hasta que eso ocurra, lo que debemos hacer los ciudadanos es poner a hablar a estos personajes, incitarles, para que sus palabras muestren a las claras su ideario profundo y todos tengamos clara su catadura antes de depositar el voto en una urna, porque el tigre también es una amenaza para toda la sociedad, y eso es lo realmente importante.

Sepámoslo todos antes de volver votar, ya sea en Madrid o en Castilla y León, por señalar la primera etapa del ciclo electoral que se avecina: no es que el Partido Popular no esté dispuesto a pactar con Vox en todos los sitios, es que Vox no va a pactar con el Partido Popular si este no se arrepiente de sus pecados y convierte en programa de gobierno todos sus desatinos.

Gracias Almudena porque, queriendo irte sin hacer ruido, has demostrado una vez más el valor que tienen las palabras, las que reflejan ideas bellas en tus libros y las que provocas en quienes carecen de una mínima educación, seguramente por no haberte leído. Para los madrileños y para todos los ciudadanos de bien hace tiempo que eres hija, hermana o madre predilecta: un ejemplo de humanidad y verdadera literatura. Gracias, Almudena.

Cuando el señor Martínez Almeida dice que él no habría dado el titulo de hija predilecta de Madrid a Almudena Grandes —el personaje la llama para no nombrarla, esa forma de referirse a las personas de las que se quiere huir que ya es norma en su partido—, está siendo absolutamente transparente: lo que él hubiera querido es pactar con la otra ultraderecha —otra, porque él se está situando ideológicamente también ahí—, lo que pasa es que Vox no le ha querido esta vez y, despechado, no le ha quedado más remedio que aceptar cualquier cosa para sacar sus presupuestos.

Sus declaraciones posteriores son una perla por lo transparente que dejan su pensamiento político y su talla moral, a la vez que una mezquindad porque él no habla como José Luis Martínez-Almeida sino como alcalde de los madrileños. Sus opiniones como ciudadano Almeida nos traen al pairo a los vecinos de Madrid.