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La segunda República

Carmen Fiunte

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Escribir sobre la segunda República en España, a pesar de su corta duración, es hablar de un periodo de la historia de nuestro país, democrático y liberal. La República permitió que los ciudadanos tuvieran derechos y no solo obligaciones. A pesar de algunas sombras, fue un periodo de muchas luces donde España tuvo la oportunidad de modernizarse. Reivindicar esa etapa de nuestra historia, es una obligación. Desenterrarla del olvido, es colocarla en el lugar que se merece.

 Hay que destacar la gran brillantez cultural y avances sociales educativos con respecto a la mujer. Por primera vez y gracias a la implantación del sufragio universal, las mujeres podían votar y podían divorciarse, entre otros derechos. Pero de todo esto, no se habló durante más de 40 años. Los libros de texto enterraron esta etapa de nuestra historia. La Dictadura franquista a través de un golpe de Estado Militar borró por completo, incluso de la memoria de los que la vivieron, cualquier rastro de lo que fue la II República.

Después de periodos muy convulsos en nuestro país, debido a la corrupción de décadas en España, la oposición generalizada hacia la dictadura de Primo de Rivera, hizo que éste consultara a los mandos militares sobre la decisión que debía tomar. Al no encontrar apoyos a su gestión, Primo de Rivera, dimite exiliándose en París. El rey temiendo lo peor, encargó nuevo gobierno al general Berenguer, que en teoría debía dirigir el retorno a la legalidad constitucional que el dictador había interrumpido. Pero fue tan lento en sus decisiones que muchos sectores de la población lo interpretaron como un intento de evitar reformas. Durante este periodo, el republicanismo había tenido tiempo de organizarse en el llamado pacto de San Sebastián (Agosto de 1930) junto con algunos intelectuales. La situación se estaba preparando para la llegada de la II República que fue en la primavera del año siguiente.

El pacto de San Sebastián supuso una alianza entre los republicanos españoles y los monárquicos reconvertidos al republicanismo como Niceto Alcalá Zamora o Miguel Maura, uniéndose algunos intelectuales de la época como José Ortega y Gasset. Más tarde también se unieron a dicha alianza PSOE y la CNT. Entre otros acuerdos, se decidió la supresión de la Monarquía y la proclamación de la República junto con la convocatoria de las Cortes constituyentes que se encargaron de elaborar una nueva Constitución y la autonomía para Cataluña. Esto último era una condición indispensable para que los representantes catalanes apoyaran el pacto.

A pesar de que la estrategia de derribar a la corona mediante la insurrección fracasó, a principios de 1931, el ambiente social y político era tan conflictivo que tuvieron que convocarse elecciones. Los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián, presentaron dichas elecciones como un referéndum sobre la monarquía.

En el campo ganaron las candidaturas monárquicas y en 41 de las 50 capitales de provincia, fueron los republicanos los que terminaron ganando las elecciones.

El 14 de Abril de 1931, se declaró la segunda República formándose un gobierno provisional republicano con Niceto Alcalá Zamora como presidente. En Cataluña, Francesc Maciá político y militar republicano, del recién creado Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), fue el que proclamó la República Catalana dentro de la Federación Ibérica. El rey Alfonso XIII, la misma tarde que se proclamó la República huyó al exilio. Grandes manifestaciones de alegría se sucedieron por todo el país.

El 28 de junio del mismo año hubo elecciones, las primeras transparentes después de décadas de pucherazos. Dieron el triunfo a las fuerzas de centro y de la izquierda (PSOE, Partido Republicano Radical de Lerroux y Partido Radical Socialista) la derecha pasó a ser minoritaria. Las nuevas Cortes se encargaron de elaborar la nueva constitución donde se reflejaba: Soberanía popular, sufragio universal (incluido por primera vez el voto de las mujeres) una sola cámara, Estado aconfesional, derechos individuales y de autonomía de aquellas regiones que lo solicitasen. Pero no hubo acuerdo ni voluntad de consenso en materia de religión. El republicanismo español culpaba del retraso de España a la Iglesia, ya que monopolizaba la educación en nuestro país.

Dentro de la República hubo un primer bienio progresista (1931-1933) gobernado por las fuerzas de centro-izquierda que plantearon numerosas reformas. La etapa del gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora planteó su política en cuatro frentes: el trabajo del campo, la educación, el ejército y las relaciones con la Iglesia.

Se consiguió la jornada laboral de ocho horas con la prioridad de contratación dentro del municipio al que se pertenecía. Se obliga a los propietarios de las tierras a mantenerlas cultivadas, de lo contrario, el usufructo pasaría a los trabajadores. En cuanto a materia de Educación se crearon casi siete mil escuelas con nuevas plazas para los maestros y aparte una red muy importante de bibliotecas públicas. También se hicieron grandes cambios dentro del ejército. Muchos de los altos cargos pasaron a la reserva con el sueldo íntegro. De este modo se pudo reducir la cúpula militar que se encontraba muy inflada. También se cerró la Academia Militar de Zaragoza dirigida por Francisco Franco y se anularon todos los ascensos obtenidos durante la dictadura, se creó la guardia de Asalto, cuerpo de policía armada fiel a la República. En cuanto a la Iglesia, se mantuvo neutral a pesar de estar muy vinculada a la Monarquía, hasta que los ánimos se revolucionaron cuando los obispos se negaron a destituir al Arzobispo de Toledo el Cardenal Segura, que escribió una proclama en favor del rey, provocando el malestar en el gobierno republicano.

 La segunda etapa del Bienio Progresista se conoce como Gobierno Constitucional. Niceto Alcalá Zamora encargó el gobierno a Manuel Azaña. Este continuó con el programa de reformas establecido dentro del gobierno provisional. Muchas tierras pasaron a ser del Estado para luego distribuirlas entre los campesinos, fue un proceso lento y poco efectivo. La ley de Reforma militar, fue obra de Manuel Azaña, que era a la vez jefe de gobierno y ministro de Defensa. En cuanto a los Estatutos de Autonomía, se elaboró el de Cataluña siendo su primer presidente Frances Macià

Hubo un intento de golpe de estado dirigido por el general Sanjurjo en agosto del 32 que fracasó.

Bienio Conservador republicano (1933-1936) ya a finales del 33, la crisis amenazaba al gobierno de Centro Izquierda, incapaz de dar respuesta a todo, volvieron a convocarse elecciones. En esta ocasión ya votaron las mujeres. Ganó la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) liderada por Gil Robles y el Partido Radical de Centro liderado por Lerroux. El presidente de la República encargó el gobierno a este último.

Lo convulso de este bienio conservador, desembocó en una situación ingobernable. Alcalá Zamora disuelve las Cortes y convoca nuevas elecciones en el 36. Estas elecciones son ganadas por el Frente Popular. Se nombra presidente de la República a Manuel Azaña quien encarga el gobierno a Casares Quiroga.

El asesinato de Calvo Sotelo el 12 de julio del 36, provocó el alzamiento militar que venía preparándose desde marzo. El 17 de julio se proclamó el estado de guerra en Marruecos y el 18 de Julio se inició la Guerra Civil.

Escribir sobre la segunda República en España, a pesar de su corta duración, es hablar de un periodo de la historia de nuestro país, democrático y liberal. La República permitió que los ciudadanos tuvieran derechos y no solo obligaciones. A pesar de algunas sombras, fue un periodo de muchas luces donde España tuvo la oportunidad de modernizarse. Reivindicar esa etapa de nuestra historia, es una obligación. Desenterrarla del olvido, es colocarla en el lugar que se merece.

 Hay que destacar la gran brillantez cultural y avances sociales educativos con respecto a la mujer. Por primera vez y gracias a la implantación del sufragio universal, las mujeres podían votar y podían divorciarse, entre otros derechos. Pero de todo esto, no se habló durante más de 40 años. Los libros de texto enterraron esta etapa de nuestra historia. La Dictadura franquista a través de un golpe de Estado Militar borró por completo, incluso de la memoria de los que la vivieron, cualquier rastro de lo que fue la II República.