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¿Qué factores influyen en la participación? Nueva evidencia

26 de julio de 2021 22:14 h

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Cada vez que votamos, políticos, medios, periodistas, opinadores, politólogos, tertulianos, todólogos y otros hablamos de la participación. Una de las explicaciones que se ofrecen cuando la participación es baja es que es un síntoma de poca salud democrática. Otro argumento que se oye es que los ciudadanos no consideran la elección como importante. Y algunos candidatos admiten que no han sabido conectar con los ciudadanos por cualquier razón, entre ellos el tan manido “no hemos sabido comunicar” o “hemos tenido un problema de comunicación”.

Desde las ciencias sociales, los estudios sobre la participación son una constante desde hace, por lo menos, cincuenta años. Hay trabajos analizando los factores que explican la participación desde la ciencia política, la economía, la psicología, la sociología, la antropología, la historia y otras disciplinas. Hay varias formas de estudiar la participación. Una de ellas considera la perspectiva individual, esto es, ver qué factores hacen que los ciudadanos decidan votar o no. Por ejemplo, nuestra colega de Piedras de Papel Aina Gallego, entre otras, ha trabajado los factores a nivel individual en varios artículos y libros. Otra forma de analizar la participación es desde la perspectiva agregada, esto es, comparando los determinantes que hacen variar la participación, por ejemplo, entre regiones o países. Y de esto último es de lo que hoy escribo.

Supongan que alguien les preguntara qué factores afectan a la participación. ¿Qué dirían? Hasta la fecha, los determinantes de la participación se han clasificado en tres categorías. La primera es la institucional. Por ejemplo, si el voto es obligatorio o si la elección es concurrente con otras, como en países con elecciones parlamentarias y presidenciales. La segunda categoría es la socio-económica, donde se consideran factores como, por ejemplo, el impacto del crecimiento económico o la diversidad étnica entre países. En tercer lugar están los factores políticos. Por ejemplo, se suele argumentar, con razón, que la participación es más alta en aquellas elecciones que están más competidas entre los principales partidos candidatos.

En ocasiones, la distinción entre los factores que componen unas y otras categorías no es del todo clara. Por ejemplo, muchos consideran el sistema electoral un factor institucional, pero también podría clasificarse como una característica política. Tampoco dichas categorías son exhaustivas y hay elementos que no formarían parte de ninguna de ellas, como por ejemplo la meteorología. En España sabemos que la lluvia afecta negativamente a la participación pero, en cambio, en Suecia, tal vez porque llueve mucho, ese efecto no se ha encontrado. En cualquier caso, estas categorías nos ayudan a entender y organizar los distintos factores que se han propuesto hasta ahora.

Hablando de dichos factores, ¿cuántos creen que se han propuesto y examinado empíricamente en los últimos años para explicar la participación? En un trabajo reciente de acceso libre, junto con Richard W. Frank hemos identificado 127. Lo leen bien, 127. A continuación, cito algunos: el producto nacional bruto, la población, la tasa de urbanización, el desarrollo humano, la diversidad étnica, si hay voto obligatorio, la magnitud del distrito electoral, si el registro de votantes es automático o no, el umbral electoral efectivo, la competitividad de las elecciones, el grado de democracia, el número de elecciones que se han celebrado... y así hasta 127. De esta parte del análisis destacan dos resultados. Uno es que, si bien la participación es un acto político, los factores que más se suelen evaluar tienen que ver con aspectos institucionales y socioeconómicos. El segundo es que, a pesar de todos los estudios realizados y las variables empleadas, todavía estamos lejos de tener un modelo general que explique la participación. 

Está claro que los 127 factores identificados no son todos los determinantes que se han proporcionado para explicar la participación. De hecho, hemos obtenido dicha cifra a partir de una selección de trabajos que tenían que cumplir ciertas condiciones: artículos de revista científica que fueran a nivel agregado; de carácter comparado, lo que excluye estudios de caso; en el que la comparación fuera entre países y en lengua inglesa. Este criterio excluye libros, artículos en los que solo se analiza un país o en los que se analizan regiones. En total solo seleccionamos 44 trabajos que cumplían con esas condiciones. Como se entiende, y dados nuestros criterios, nos hemos dejado muchos posibles determinantes fuera de nuestro análisis.

Si al intentar explicar algo a un amigo le ofrecemos más de 100 posibles razones, nuestro amigo nos va a decir que muy parsimoniosos no estamos siendo. Si un evento se explica por 100 factores o más, casi todo afecta al evento. Y si todo o casi todo afecta a un fenómeno, casi nada lo explica. Dicho de otra forma, con más de 100 elementos explicando algo, no sabemos qué sucede.

La confusión se incrementa si tenemos resultados contradictorios, como es el caso. Por ejemplo, hay investigaciones que indican que en países con sistemas electorales proporcionales la participación es más alta. Pero también los hay que encuentran que tener un sistema proporcional no importa o que el efecto es negativo.

Ante tantos factores y resultados contradictorios la pregunta que surge es: ¿cómo ponemos orden? En el trabajo mencionado hemos optado por conseguir tantos datos como nos ha sido posible y analizar todas las posibles combinaciones de variables. Respecto a los datos, hemos conseguido información para 70 variables en 579 elecciones de 80 países desde 1945 hasta 2014. Respecto a las combinaciones posibles, hemos seguido una metodología conocida como extreme bounds analysis que nos permite realizar dichos cálculos. Al final del trabajo, realizamos más de 15 millones de regresiones. Dos millones y medio de regresiones nos han llevado unos 12 días de cálculos realizados en la nube sin interrupción.  

Nuestros resultados cuestionan mucho de lo que se ha dicho hasta el momento: de las 70 variables utilizadas, solo 22 se asocian robustamente con la participación. Las más relevantes son elecciones concurrentes, voto obligatorio, el nivel de competitividad, la globalización económica y algunas variables geográficas.

Obviamente, nuestro trabajo se puede mejorar relajando los criterios de selección de los trabajos que nos han llevado hasta los 127 factores explicativos; ampliando el número de variables que incluimos y mejorando los instrumentos de medición. Sin embargo, nuestra aportación en ese artículo consiste en reducir la información de forma considerable de tal manera que los resultados proporcionan un panorama de mayor comprensión que el que ofrecían los 127 condicionantes. Así las cosas, queda mucho por hacer en el estudio de los condicionantes de la participación política.

Cada vez que votamos, políticos, medios, periodistas, opinadores, politólogos, tertulianos, todólogos y otros hablamos de la participación. Una de las explicaciones que se ofrecen cuando la participación es baja es que es un síntoma de poca salud democrática. Otro argumento que se oye es que los ciudadanos no consideran la elección como importante. Y algunos candidatos admiten que no han sabido conectar con los ciudadanos por cualquier razón, entre ellos el tan manido “no hemos sabido comunicar” o “hemos tenido un problema de comunicación”.

Desde las ciencias sociales, los estudios sobre la participación son una constante desde hace, por lo menos, cincuenta años. Hay trabajos analizando los factores que explican la participación desde la ciencia política, la economía, la psicología, la sociología, la antropología, la historia y otras disciplinas. Hay varias formas de estudiar la participación. Una de ellas considera la perspectiva individual, esto es, ver qué factores hacen que los ciudadanos decidan votar o no. Por ejemplo, nuestra colega de Piedras de Papel Aina Gallego, entre otras, ha trabajado los factores a nivel individual en varios artículos y libros. Otra forma de analizar la participación es desde la perspectiva agregada, esto es, comparando los determinantes que hacen variar la participación, por ejemplo, entre regiones o países. Y de esto último es de lo que hoy escribo.