El sábado 29 de octubre el Congreso de los Diputados eligió a un nuevo presidente del gobierno: Mariano Rajoy del Partido Popular. Seguidamente Rajoy formó un gobierno minoritario de un solo partido, acabando con más de diez meses de estancamiento político. La pregunta clave es: ¿será efectivo el nuevo gobierno de Rajoy? Comparado con sus recientes predecesores (ver aquí) el gobierno en minoría de Rajoy está en una posición de negociación partidista más débil. Sin embargo, tiene poderes institucionales para marcar y controlar la agenda política y se enfrenta a una oposición dividida y a un Partido Socialista que no quiere elecciones a corto plazo, todo lo cual juega a favor del Gobierno.
En España no son excepcionales los gobiernos en minoría, entendidos como un gobierno que se compone por ministros provenientes de uno o más partidos políticos y que los parlamentarios de dicho partido o partidos no cuentan con una mayoría absoluta (50% + 1) de escaños en el parlamento. De hecho, en España, cuatro de los seis gobiernos anteriores fueron minoritarios, todos de un único partido, y España se halla entre los países europeos con mayor frecuencia de gobiernos minoritarios.
Centrándonos en su posición de negociación partidista, el gobierno de Rajoy tiene menos escaños en el Congreso de los Diputados que cualquiera de los gobiernos minoritarios en España desde la transición a la democracia. El Partido Popular eligió 137 diputados (39%) en una cámara de 350 escaños. En comparación, los gobiernos minoritarios anteriores tuvieron entre 156 (45%) y 169 (48%) escaños. El gobierno ha firmado acuerdos de apoyos con Ciudadanos y Coalición Canaria, los cuales, si se mantienen, proporcionan 170 votos al Gobierno, aun así por debajo de la mayoría absoluta de 176.
Los diputados del PP tampoco ocupan la posición media o central en materia de políticas públicas en el Congreso. Medida con los datos del Chapel Hill Expert Survey sobre el posicionamiento de los partidos políticos, en los temas ideológicos de izquierda-derecha, el PP se halla más a la derecha que el diputado medio. En los temas territoriales de centro-periferia, por ejemplo sobre el grado de descentralización hacia las comunidades autónomas o el reconocimiento de la plurinacionalidad de España, el PP es más centralista que el diputado medio. Esto es importante porque un partido gobernante que ostenta la posición política media o central quizás sea más capaz de conseguir sus objetivos porque puede negociar con partidos a su izquierda o derecha y con partidos que sostienen posiciones más o menos centralistas.
Además, las dinámicas de la gobernanza en las comunidades autónomas no son favorables para el gobierno de Rajoy. Algunos gobiernos minoritarios anteriores fueron capaces de gobernar, en parte, porque tuvieron el apoyo parlamentario de los partidos nacionalistas y de base regional de Cataluña, del País Vasco y de otras comunidades que también necesitaban apoyo político para poder gobernar, o gobernar con más facilidad, en sus comunidades.
Hoy, las circunstancias son muy distintas. El apoyo de partidos de base regional o nacionalistas no es por sí solo suficiente. El anterior nacionalismo moderado de CiU, cuyo apoyo fue muy a menudo clave para los gobiernos minoritarios, ahora aboga por la independencia de Cataluña, dificultando la cooperación interpartidista. Y los escándalos de corrupción que rodean al Partido Popular hacen que la cooperación con este partido sea políticamente arriesgada para cualquier partido. Sin embargo, quizás el gobierno sea capaz de llegar a algunos acuerdos con el Partido Nacionalista Vasco, que tiene 5 escaños en el Congreso y una trayectoria de haber negociado de forma muy exitosa con los gobiernos minoritarios de España.
A pesar de estar en una posición más débil que los anteriores gobiernos minoritarios, el gobierno de Rajoy quizás no sea tan débil como parece a primera vista.
En primer lugar, que la atención de los ciudadanos se centre en menor medida en el gobierno, puede beneficiarle. La formación de un gobierno es uno de los momentos políticos más visibles, un momento cuando la prensa y la opinión pública siguen de cerca lo que hacen los partidos. En España, el voto de investidura es también público y por llamamiento, lo cual quiere decir que se llama a cada diputado por nombre y ella o él debe articular su voto en voz alta. El día a día de desarrollar las políticas públicas y de gobernar no es normalmente tan destacado para el público en general. Quién hace el qué en el parlamento puede ser opaco.
Por ejemplo, en España, el Congreso raramente toma una única votación sobre una iniciativa legislativa en su totalidad; sino, que las votaciones normalmente son sobre artículos y enmiendas, sin el requisito de una votación final, excepto para las Leyes Orgánicas. Las votaciones públicas y por llamamiento son raras. Una vez se alcanza el quórum, muchas iniciativas legislativas se pueden aprobar por mayoría simple de más síes que noes, lo cual significa que si un diputado está ausente o se abstiene baja el umbral de aprobación. En circunstancias concretas, las comisiones parlamentarias pueden aprobar leyes, evitando así un debate más visible en el pleno. Este ambiente más opaco puede ayudar a que el gobierno negocie acuerdos sobre políticas públicas cuando los partidos están preocupados por los costes electorales.
En segundo lugar, los gobiernos en España tienen ventajas en cuanto a poner iniciativas en la agenda política y a bloquear iniciativas que no quieren que sean consideradas. Para mencionar dos poderes clave, el gobierno tiene la autoridad para bloquear proposiciones de ley que alteren los presupuestos generales en vigor, es decir, aumentar los créditos o disminuir los ingresos. Tienen el mismo poder respecto a las enmiendas. Ambos poderes limitan lo que el parlamento puede hacer.
En tercer lugar, el Gobierno en España está más protegido de las mociones de censura. La moción de censura constructiva requiere que una mayoría absoluta de diputados vote para censurar al gobierno y simultáneamente elija un nuevo presidente de gobierno.
En cuarto lugar, los partidos de la oposición están seriamente divididos, complicando su capacidad de coordinarse. Podemos y el PSOE están en pugna para erigirse como el partido líder de la izquierda, con Podemos ganando en la encuestas. También, el PSOE, en particular, está tremendamente dividido a nivel interno. Con la dimisión forzada de Pedro Sánchez y la ruptura de la disciplina de partido por parte de los 15 diputados que votaron en contra de la investidura de Rajoy, el PSOE quiere tiempo para recomponerse.
El peso relativo de los factores que fortalecen y debilitan el Gobierno es difícil de calcular, haciendo que las predicciones sean arriesgadas. En general, los gobiernos minoritarios anteriores se encontraron con mejores condiciones para gobernar que el gobierno actual; sin embargo, el gobierno de Rajoy sigue teniendo ventajas institucionales y algunas fichas para la negociación que puede utilizar en su ventaja.
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Este artículo fue originalmente publicado en inglés en http://blogs.lse.ac.uk/europpblog/2016/11/16/will-the-new-rajoy-minority-government-in-spain-work/