Durante las últimas semanas y especialmente estos últimos días de campaña los indecisos parecen los protagonistas, de las noticias, de las encuestas (que ya no pueden publicarse) y, sobre todo, de los debates. Una descripción lo más exhaustiva posible de quiénes son 'los indecisos' parece, por tanto, de interés.
Hay una primera aclaración necesaria: la indecisión no puede medirse de forma directa, es lo que llamamos una variable latente que mezcla varias dimensiones no directamente aprehensibles. La gente está más o menos indecisa, más o menos decidida a hacer algo, en un continuum, en el que solo algunos se sitúan en los extremos. Por tanto, no es posible responder a la pregunta de ¿cuántos indecisos hay? sin antes definir a quién consideramos indeciso y a quién no. Las encuestas nos permiten conocer cuánta gente tiene clarísimo, medio claro o nada claro si irán a votar el día 28A, y también a qué partidos prefieren o entre qué partidos están dudando. Hay quienes responden a todas estas preguntas, y hay quienes no responden a ninguna. Por ello, dentro de todo el grupo de electores que se clasifican como indecisos podemos decir que unos parecen más indecisos que otros.
En este post vamos a caracterizar a cada uno de estos grupos y cuantificarlos, de manera que podamos hacernos una idea más precisa de cuál es la incertidumbre que rodea las elecciones del domingo, y en qué medida el resultado puede verse fundamentalmente alterado o no, en función de qué indecisos resulten activados en estos días previos a la cita electoral.
Hemos utilizado los microdatos de la encuesta pre-electoral realizados por el CIS, que ya están a disposición del público, y combinando la información disponible podríamos distinguir a los encuestados que se autocalifican como ‘indecisos’ (dicen que irán a votar o que es muy probable que lo acaben haciendo, pero que no han decidido su voto en el momento de la encuesta, un mes antes de los comicios). Son un 41% de los que dicen querer ir a votar, y un 36% del conjunto de la muestra.
Llamaremos “Indecisos Tipo 1” a los que se definen como indecisos pero señalan un partido como el destinatario más probable de su voto (le conceden una probabilidad de votarlo mayor que al resto). Son el 53% de los que se autodefinen como indecisos, y el 19% de toda la muestra, y corresponden con el sector burdeos del Gráfico 1. Se trata del grupo de indecisos para los que tenemos más y mejor información sobre cómo ven a los partidos, pues nos indican explícitamente en la encuesta que hay un partido al que prefieren respecto a los demás (dentro de los cinco partidos de ámbito estatal).
Los “Indecisos Tipo 2” son aquellos que dan a varios partidos la misma probabilidad de acabar recibiendo su voto en las elecciones del domingo, pero de los que también disponemos de información sobre cómo ven a los partidos, pues nos dicen que están dudando entre dos fuerzas de las cinco. Son el 24% de todos los indecisos, y el 9% de la muestra, y corresponden con el sector verde del gráfico 1.
Por último, llamamos “Indecisos Tipo 3” a los indecisos que no nos proporcionan suficiente información para ser clasificados en ninguno de los grupos anteriores: no muestran una predisposición mayor a votar a un partido que al resto, y no nos indican entre qué partidos están dudando (siempre entre los cinco partidos de ámbito estatal). Se mezclan aquí por tanto dos perfiles distintos: personas que no dicen nada sobre preferencia partidista y personas que incluyen que incluyen entre sus posibles votos a algún partido diferente de los cinco principales de ámbito estatal (estos últimos son un 16% de los indecisos de tipo 3).
Gráfico 1. Tipo de indecisión que revelan los encuestados en la pre-electoral del CIS de Marzo de 2019
Además de dudar sobre a qué partido votar, los encuestados dudan también sobre si ir a votar o no hacerlo. Evidentemente, esta es una segunda dimensión de incertidumbre que debe incorporarse al análisis. Por ello, en los siguientes gráficos dividimos, dentro de cada grupo de indecisos, entre aquellos que responden que irán a votar con toda seguridad (10 en una escala de 0 a 10) y en el otro al resto, los que reportan una probabilidad de ir a votar entre 1 y 9. Los primeros son el 62% de los indecisos, los segundos son 38%.
El gráfico 2 muestra que ente los Indecisos de Tipo1, los que muestran una preferencia clara hacia un partido sobre el resto (de los 5 partidos principales de ámbito estatal), predominan los potenciales votantes del PSOE (19%), seguidos de Cs (12%), UP (9%), PP (8%) y Vox (5%). La distribución de preferencias es prácticamente igual entre aquellos que dicen que seguro irán a votar (barra apilada de la derecha) y los que no están tan seguros (barra apilada de la izquierda), aunque entre los primeros podemos detectar más claridad en sus preferencias partidistas que entre los segundos.
Gráfico 2. Partido al que atribuyen mayor probabilidad de recibir su voto los indecisos que muestran preferencia por alguno de los 5 principales partidos estatales (Indecisos Tipo1), en función de la probabilidad declarada de acudir a las urnas.
Si todos los indecisos tuvieran una preferencia clara por algún partido dentro de estos cinco, en el gráfico 2 las barras apiladas deberían llegar hasta 100. La parte de las barras que queda “en blanco” corresponde por tanto a los indecisos que no nos dan información clara sobre a qué partido prefieren (Indecisos Tipo2 y Tipo3). Pero gracias a este procedimiento, a algo más de la mitad de los indecisos ya les podemos imputar una preferencia partidista.
Gráfico 3. Distribución de preferencias partidistas de los indecisos que dudan entre varios partidos con igual probabilidad (Indecisos Tipo2), en función de la probabilidad declarada de acudir a las urnas.
En el gráfico 3 muestra a los Indecisos Tipo2, aquellos que declaran dudar entre dos partidos, e incluyen entre ellos a alguno de los cinco principales partidos. Para asignar a estos indecisos que dudan entre dos fuerzas políticas, los asignamos 50:50 entre las dos opciones que dudan. Si hay 100 encuestados indecisos que dicen estar dudando entre A y B, 50 son asignados a A, y 50 son asignados a B.
En este caso, apreciamos una menor presencia relativa de potenciales votantes del PSOE, de Cs y de Vox, y algo mayor de Unidas Podemos y del PP. Y como antes, obtenemos más información sobre las preferencias partidistas entre los indecisos que dicen que votarán con total seguridad que entre los que no lo están.
Con todo este ejercicio, no pretendemos “descubrir” a quién acabarán votando los llamados indecisos, sino más bien conocer cómo es la distribución de sus preferencias partidistas latentes. Gracias a esto podemos saber algo de las afinidades políticas de más de tres de cada cuatro encuestados que dijeron, un mes antes de las elecciones, no tener decidido su voto. La principal conclusión es que sus preferencias están distribuidas de manera no muy diferente a los electores “decididos”. ¿Quiere decir esto que lo que acaben haciendo estos indecisos será irrelevante para el resultado el próximo domingo? En absoluto. Por dos motivos. En primer lugar, porque en un escenario tan competido como el que apuntan las encuestas, pequeños cambios en las decisiones de estos votantes (que son previsiblemente más volátiles que los votantes que ya han comprometido su voto) podrían tener profundas consecuencias en los resultados. Y segundo, y más importante, porque el mapa de las preferencias “abstractas” de estos indecisos nos dicen poco sobre la principal incógnita del domingo: quiénes de ellos se movilizarán y quiénes se quedarán en su casa. Si aquellos que se queden en casa son más de un tipo que de otro, el domingo podríamos llevarnos una sorpresa.
Durante las últimas semanas y especialmente estos últimos días de campaña los indecisos parecen los protagonistas, de las noticias, de las encuestas (que ya no pueden publicarse) y, sobre todo, de los debates. Una descripción lo más exhaustiva posible de quiénes son 'los indecisos' parece, por tanto, de interés.
Hay una primera aclaración necesaria: la indecisión no puede medirse de forma directa, es lo que llamamos una variable latente que mezcla varias dimensiones no directamente aprehensibles. La gente está más o menos indecisa, más o menos decidida a hacer algo, en un continuum, en el que solo algunos se sitúan en los extremos. Por tanto, no es posible responder a la pregunta de ¿cuántos indecisos hay? sin antes definir a quién consideramos indeciso y a quién no. Las encuestas nos permiten conocer cuánta gente tiene clarísimo, medio claro o nada claro si irán a votar el día 28A, y también a qué partidos prefieren o entre qué partidos están dudando. Hay quienes responden a todas estas preguntas, y hay quienes no responden a ninguna. Por ello, dentro de todo el grupo de electores que se clasifican como indecisos podemos decir que unos parecen más indecisos que otros.