Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
Hace dos semanas la tercera ola de COVID19 tocó techo en España. Comenzamos un lento descenso en número de casos, si bien el número de pacientes UCI aún no ha comenzado a bajar y la presión sobre el sistema sanitario se mantiene extremadamente alta
Con este panorama, es muy posible que la variante británica B.1.1.7 produzca en pocas semanas un nuevo repunte de casos, generando una cuarta ola más difícil de contener que las tres anteriores
El Ministerio de Sanidad apunta que la variante británica B.1.1.7 podría tener una transmisibilidad entre un 30% y un 70% superior a las variantes que circulaban previamente. Pero las implicaciones no parecen haber calado lo suficiente en nuestra sociedad ni en nuestra clase política. Si la nueva cepa produjese infecciones más graves que la antigua, seguramente la reacción de las administraciones sería más rápida y efectiva. Paradójicamente, una cepa un 50% más contagiosa pero de letalidad similar que la actual, en pocas semanas matará a muchas más personas que una cepa que tuviese una transmisibilidad similar pero el triple de letalidad, tal como ilustra la gráfica a continuación. Aparentemente, no acabamos de asimilar el concepto de crecimiento exponencial.
Figura 1. Representación de la evolución del número de fallecidos bajo virus de distinta severidad y transmisibilidad
Aunque probablemente la implicación más importante es que las medidas que funcionaron para contener la segunda y tercera olas podrían no funcionar en la cuarta. De hecho, en Reino Unido sólo consiguieron doblegar la curva actual tras bajar la movilidad otros 15 puntos porcentuales con respecto a las medidas de olas anteriores: pasaron de reducir la movilidad un 50% en la segunda ola (octubre - noviembre 2020) a tener que recortar un 65% en la tercera, tras imponer a principios de enero un confinamiento severo, muy similar al vivido en España en primavera. Deberíamos poner las barbas a remojar.
Figura 2. Evolución de los casos de COVID y Movilidad en Reino Unido.
Ahora mismo, simplificando, se podría considerar que en España coexisten dos epidemias: la de B.1.1.7 y la generada por las variantes anteriores de SARS-CoV-2. El hecho de que los datos se obtengan de forma agregada da una imagen distorsionada de la realidad. Estos días se ve un declive de casos relativamente suave cuando es posible que en realidad estemos ante una caída mucho más brusca de las variantes antiguas y un crecimiento oculto del número de casos de la variante británica (escenario A).
Figura 3. Representación esquemática de ESCENARIO A con evolución creciente de la nueva variante B1.1.7.
Por otro lado, también podría ser que la B.1.1.7 haya penetrado lo suficiente como para que ya sea dominante en la evolución de la curva epidemiológica, y que el máximo alcanzado hace dos semanas sea señal de que las medidas actuales de restricción de movilidad hayan conseguido, junto con la vacunación y la inmunidad natural de aquellos que ya pasaron la enfermedad, doblegar la curva también de la B.1.1.7. (escenario B)
Figura 4. Representación esquemática de ESCENARIO B con evolución decreciente de la nueva variante B1.1.7.
En Reino Unido, a principios de diciembre estaban en el escenario A, y necesitaron un confinamiento estricto para pasar al escenario B, como muestra la siguiente figura.
Figura 5. Evolución del número y proporción de casos de la variante británica B.1.1.7. en Reino Unido (7 septiembre 2020 a 24 enero 2021).
¿Cuál de los dos escenarios es la situación actual en España? No se sabe. La información brindada por el Ministerio de Sanidad (a día 5 de febrero) es muy pobre y desigual entre Comunidades. Sólo en los casos de Baleares, Cantabria, País Vasco y Madrid el Ministerio proporciona series temporales. Para otras Comunidades no da ningún dato, más allá de un rango genérico entre 0.4% y 53.3%. Aparte de este informe, el Principado de Asturias ha ido anunciando recientemente datos de proporción de la B.1.1.7 que a día de hoy alcanza el 50%.
Figura 6. Evolución del porcentaje de fallo en la detección del Gen S en muestras aleatorias de Baleares, Cantabria, Madrid y País Vasco como marcador de la variante B.1.1.7.
Combinando la proporción de la nueva variante con la incidencia total notificada en esos períodos se puede aislar la incidencia de la B.1.1.7. Los datos de las cuatro Comunidades indican el crecimiento en términos absolutos y no solo relativos de casos de esta cepa. Con las precauciones debidas a las dudas que presentan estas cifras, de ellas se obtendría que los casos de la nueva variante aproximadamente se duplican cada dos semanas en Asturias y Baleares y cada semana en Cantabria (a falta de más detalles, las cifras de Madrid y País Vasco parecen ser ruido estadístico). En conjunto, estos datos parecen sugerir que en muchas Comunidades Autónomas podemos estar actualmente en el escenario A.
Figura 7. Evolución de la variante de COVID B.1.1.7.frente a otras variantes.
Visto el lento avance de la vacunación, se antoja urgente que todas las Comunidades recojan de forma sistemática, rigurosa y transparente datos de la nueva variante a lo largo de todo su territorio. Solo así se podrá separar la evolución de ambas curvas y detectar más precozmente la cuarta ola y definir el tipo de restricciones necesario para su contención. A nivel nacional, las medidas actuales han bajado el número reproductivo básico instantáneo (Rt) a 0.86 (fuente: ISCIII, 04/02/2021. Valores de Rt por debajo de 1 indican que el número de casos baja, y mayores que 1, que los casos crecen). Pero es muy distinto que el 0.86 actual sea bajo el escenario A que bajo el escenario B, pues si estamos ante el primero, en pocas semanas, cuando la nueva variante sea dominante, el Rt alcanzaría valores superiores a 1.25 aunque mantengamos las restricciones actuales, y volveríamos a un crecimiento exponencial de casos,con el agravante de comenzarlo con las UCIs ya llenas. Al igual que en Reino Unido, el confinamiento domiciliario sería nuestra única bala en la recámara. Si tuviésemos que llegar a este extremo, una detección temprana ayudaría a que fuera más breve, limitado geográficamente a ciertas zonas y con un menor impacto sanitario, social y económico.
Figura 8. Porcentaje de casos secuenciados por país en la UE sobre el total de casos detectados a fecha 13 de diciembre. Escala logarítmica.
A finales de diciembre España apenas secuenciaba el 0.1% de los casos. Proporcionalmente, esto supone unas 100 veces menos que Reino Unido o Dinamarca. Esperemos que la situación ahora sea mejor, pero el Ministerio apenas ha proporcionado cifras en los últimos informes publicados. Con la información disponible a día de hoy, no podemos saber si va a haber un repunte inminente o no, ni sabemos si serán necesarias restricciones más estrictas que las actuales, ya sean a nivel municipal, regional o nacional. No solo se trata de tener más datos sobre la nueva variante, sino de que éstos sean representativos, sin sesgos de selección.
Seamos optimistas y confiemos en que, con ayuda de la vacunación y de la inmunidad de los ya infectados, estemos en la senda del escenario B en toda España. Pero a día de hoy menos de un 2% de la población tiene las dos dosis administradas. Debemos a su vez ser prudentes y prepararnos para detectar cuanto antes el escenario A si es el que se está produciendo, pues la velocidad de respuesta es crítica para mitigar el impacto de una desastrosa cuarta ola. Para que las distintas Administraciones Públicas puedan tomar la decisión correcta en el momento adecuado hay que tener buenos datos. Y éstos ahora mismo brillan por su ausencia
El Ministerio de Sanidad apunta que la variante británica B.1.1.7 podría tener una transmisibilidad entre un 30% y un 70% superior a las variantes que circulaban previamente. Pero las implicaciones no parecen haber calado lo suficiente en nuestra sociedad ni en nuestra clase política. Si la nueva cepa produjese infecciones más graves que la antigua, seguramente la reacción de las administraciones sería más rápida y efectiva. Paradójicamente, una cepa un 50% más contagiosa pero de letalidad similar que la actual, en pocas semanas matará a muchas más personas que una cepa que tuviese una transmisibilidad similar pero el triple de letalidad, tal como ilustra la gráfica a continuación. Aparentemente, no acabamos de asimilar el concepto de crecimiento exponencial.