Visto ya con cierta perspectiva, sabemos que la conjugación entre la crisis económica y la crisis de legitimidad de las instituciones políticas en nuestro país ha desencadenado una catarsis social que se manifestó, primero, con la ebullición del 15M en las calles y, ahora, con la súbita aparición de un nuevo partido político: Podemos. Un partido que no solo diluye a toda velocidad el bipartidismo del PP y el PSOE a nivel estatal, sino que, según las encuestas, también compite de igual a igual por ser partido de gobierno.
Lo que dicha perspectiva aún no nos permite saber es, por un lado, el alcance de los cambios que pueden estar produciéndose en las preferencias políticas de los españoles, y, por el otro, el horizonte político al que aspira esta nueva formación más allá de su conocida adscripción al cambio. De lo primero tenemos algunas pistas, de lo segundo solo hipótesis dada la ambigüedad que todavía sigue envolviendo gran parte del discurso de Podemos.
Descifrar estas dos cuestiones será clave para analizar, comprender y pronosticar los cambios en el nuevo escenario político que se avecina. ¿Hacia dónde se mueven las preferencias políticas de los españoles? ¿Cuál será la posición política de Podemos una vez termine por definir y desvelar su ideario político? Como argumentaré en este y un siguiente post, estas dos cuestiones no tienen que ser necesariamente independientes. Pero vamos por partes.
¿Cuáles y cómo son los movimientos en las preferencias políticas de los españoles? Lo primero que cabe señalar es que el electorado español se mueve en términos ideológicos. Despacio, como es lógico, pero se mueve. En el gráfico que aparece más abajo, vemos que la distribución ideológica de los españoles se ha ido inclinando hacia posiciones más de izquierdas en los últimos seis años. En los barómetros de CIS de octubre de 2009, 2010 y 2011 son más los encuestados que declaran ubicarse en posiciones de “centro” (en los valores 5 y 6 de la escala ideológica), pero en 2012, 2013 y 2014 el mayor porcentaje de encuestados se encuentra ya en posiciones que podríamos llamar de “izquierdas” (en el 3 y el 4). En lo que respecta a la derecha (posiciones 7 y 8) los cambios son prácticamente indistinguibles, algo que también pasa en la “extrema derecha” de la distribución (posiciones 9 y 10). No es el caso, por el contrario, de lo que sucede en el polo opuesto: sí aumentan de forma significativa aquellos que se ubicaban en posiciones que solemos llamar de “extrema izquierda” (1 y 2). En 2009 y 2010 los que se colocan en estos puntos de la escala eran entorno al 6-7%, en 2014 un 11.5%.
Es cierto que -como ya se ha señalado varias veces- la posición ideológica de los españoles carga un poco hacia la izquierda, pero no parece menos cierto que la evolución de la distribución ideológica de nuestra sociedad vaya insinuando una gradual y (está por verse si pronunciada) inclinación en esa misma dirección en los últimos años. También es cierto que si miramos la distribución sin agrupar por categorías ideológicas, la posición 5 de la escala (la que la gente normalmente identifica como “centro”) sigue siendo la más elegida entre los encuestados: en octubre de 2014 el 18%, pero en julio de 2011 alrededor del 23%. Cinco puntos porcentuales menos no pueden significar algo anecdótico.
Elaboración propia con datos de los Barómetros del CIS
La media también refleja estos cambios. La diferencia entre octubre de 2009 y 2014 indica un movimiento de 0.38 puntos hacia la izquierda (de 4.79 a 4.41). De hecho, la media de octubre de 2014 es la que está más a la izquierda desde enero de 1996 (el dato más lejano que podemos comprobar pasando de puntillas por la web del CIS). El gráfico 2 muestra dicha evolución. Si bien el movimiento desde 2009 no es poca cosa, mucho menos lo es la caída que se produce en torno a la llegada de Rajoy al poder en noviembre de 2011. La media pasa de 4.9 al actual 4.4. Medio punto.
Elaboración propia a partir de datos de autoubicación ideológica de las encuestas del CIS vía análisis.cis.es
Con estos datos en la mano no es muy arriesgado especular que, tras siete años de crisis, los ciudadanos hayan actualizado su visión del mundo y está se haya movido hacia posiciones más redistributivas. El votante mediano, pues, es hoy un poco más de izquierdas que el de ayer, ubicado aun entre el 4 y el 5 de nuestra escala ideológica. Este dato, por sí mismo, es relevante. Recordemos que conquistar el apoyo del votante mediano suele ser la clave para ganar elecciones, y por tanto para analizar la competición partidista.
Del mismo modo lo es para teorizar sobre los futuros movimientos de Podemos: Dado que la formación liderada por Pablo Iglesias es identificada como más izquierdista que el votante mediano ¿se moverá esta formación hacia el centro? ¿O será Podemos quien mueva al votante mediano hacia sus posiciones para convertirse en el nuevo centro del tablero político? De esto hablaré en próximo post, pero antes sigamos con los cambios en la ideología del electorado, ahora a la luz de sus preferencias partidistas.
Como es lógico, la competición política entre partidos –marcada de cerca por el seguimiento de las encuestas- también refleja movimientos. Hay pocos nuevos datos que aportar aquí. Tanto Alberto Penadés, en este mismo blog, como Jorge Galindo, en Politikon, (entro otros) han hecho interesantes análisis al respecto. Penadés ha mostrado como de 2011 a 2014 tanto los apoyos (intención de voto y simpatía) del PP y el PSOE caen en el centro de la distribución ideológica. Fundamentalmente los que se posicionan en el 5. Reproduzco aquí dos de sus gráficos:
DATOS 2011
Elaboración de Alberto Penadés con datos del CIS (estudio 2909) y publicado en Piedras de papel el 06/08/2014
DATOS 2014
Elaboración de Alberto Penadés con datos del CIS (estudio 3033) y publicado en Piedras de papel el 06/08/2014
El PP pasa a ser la cuarta fuerza política de los que se autoubican en esta posición, sigue ganando entre los que se posicionan en el 6 (pero menos), y aglutina con comodidad todo lo que queda a la derecha. El PSOE, se lleva las manos a la cabeza. No solo baja en la posición 5 de la escala ideológica sino que la disputa en su “espacio natural” (el centro-izquierda) es muy competida, fundamentalmente con Podemos e IU.
Jorge Galindo, por otro lado, ha puesto particularmente el ojo en la caída de los apoyos del PP en el centro político y en su marcada evolución ideológica del centro hacia la derecha. Uno de sus gráficos vale más que mil palabras: entre los encuestados que se auto-posicionan en el 5 de la escala en 2014 solo un 18% declara intención de voto y/o simpatía por el PP, cuando éstos eran en torno al 41% en 2011. No dejéis de leer a Jorge.
Elaboración de Jorge Galindo. Publicado en Politikon el 12/11/2014
De todos estos análisis podemos deducir que el tablero político se está escorando aun más hacia el centro-izquierda, pero que a su vez una parte importante de los que se ubican en torno al votante mediano se sienten huérfanos de representación política. No por nada, mucho se van a la abstención. Este hecho llamaba la atención de Penadés quien sugería que la llave de la recuperación del PSOE (y quizás de su victoria) podría estar en moverse hacia el centro, en busca del apoyo de estos potenciales votantes, más que hacia la izquierda, un terreno muy disputado desde la llegada de Podemos. Sin embargo, los movimientos de Pedro Sánchez no parecen ir en esta dirección (tomad la propuesta de revocar el art. 135 de la CE como ejemplo, o el cambio de gesto ante la puerta giratoria que llevó a Felipe González al Consejo de Administración de Gas Natural). Por otro lado, el PP tampoco está dando muestras significativas de moderación. Quitando la retirada de la ley del aborto, es difícil dar con señales hacia el votante de centro. De momento, los ex-votantes moderados del PP se van hacia la abstención y puede que haya tiempo recuperarlos. Pronto lo veremos. Pero de todos modos, la aparente estrategia de enrocarse en la derecha sigue sin ser, a priori, una estrategia con mucha lógica.
Ambas situaciones aparentemente chocan con lo que normalmente asumen los modelos de competición partidista en ciencia política. Los partidos con voluntad de ganar elecciones deben moverse hacia el votante mediano. No obstante, esto es consecuencia de asumir que las preferencia son dadas, o dicho de otra forma, que los partidos políticos son pasivos a la hora de moldear las preferencias políticas de los ciudadanos.
En cambio, si entendemos a los partidos políticos con interés por persuadir al electorado y atraerlo hacia sus posiciones políticas, es decir, por alterar la distribución de preferencias de los españoles, el análisis puede cambiar significativamente. De esto hablaré en la segunda parte de este post. De cómo Podemos podría estar aspirando a cambiar dicha distribución (“queremos ocupar la centralidad del tablero político”), y no a “moderar” su discurso para ganar las próximas elecciones. De cómo el PP y el PSOE podrían verse obligados a cambiar su posición en el tablero dado la arrolladora influencia de Podemos. Y de cómo las elecciones generales puede que sean la primera gran batalla, pero no la guerra. La guerra, de acuerdo a la lógica expuesta por sus principales dirigentes, sería sobre el cambio de Régimen. Una guerra, como les gusta repetir, por la “hegemonía”.