Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
Muchas amenazas para la prensa crítica
Me cagué. De verdad. Menudo susto. No es ninguna broma. Caen Facebook, WhatsApp e Instagram y ¿qué hacemos? ¿Cómo llegamos a vosotras? Los medios de comunicación tenemos una relación atroz con las redes sociales. Las feministas hemos machacado a Amaral por Sin ti no soy nada —un tema maravilloso, por cierto—, pero para dependencia... la que tenemos la prensa de las redes sociales. No deben ser nuestros portales muy atractivos para pasear porque las lectoras siempre eligen pasarse primero por alguno de los escaparates que ofrecen las redes más conocidas. Yo la primera. Mirad mi mano y mirad la piedra.
Todas las noches, antes de dormir, dedico un ratito largo a visitar a María Pombo, Balamoda y compañía. Podría aprovechar para leer todos los artículos que van pasando delante de mi pantalla a lo largo del día, pero, oh, sorpresa, prefiero desconectar del mundo viendo chorradas que no me interesan en absoluto. Bueno, qué narices, me interesan, pero no me aportan gran cosa. Quizá es que tampoco me importa demasiado eso de nutrirme. Yo qué sé, que me lío.
La movida es que me asusté mucho. Una de mis principales funciones en Pikara Magazine es nutrir las redes sociales y eso significa haceros llegar los contenidos que publicamos. Por todas las vías posibles: Facebook, Twitter, Instagram, Youtube, TikTok, Telegram e, incluso, ¡Pinterest! Pensar en mensajes atractivos, con cierto gancho, que os lleven a nuestra web, a los contenidos con los que nutrimos nuestro proyecto cada miércoles. No es una tarea nada sencilla, las cosas como son. Es fácil que entréis a leer un artículo de Coral Herrera sobre amor romántico o que os intereséis por los abusos sexuales y las dinámicas de poder que se dan en el yoga, pero cuesta un poco más que leáis sobre desplazamientos forzosos o sobre defensoras de Derechos Humanos. Lo entiendo. Recordad que me trago todas las stories de María Pombo. A pesar de los esfuerzos y de haber tratado, a lo largo de casi once años, de consolidar otras vías de comunicación con nuestra audiencia, lo cierto es que son las plataformas de Mark Zuckerberg las que más nos acercan a vosotras. La diferencia es abismal entre unas redes y otras. Y eso que Facebook está de capa caída.
Me preocupa mucho la dependencia que tenemos los medios de comunicación de las redes sociales. Pensaba, mientras todo estaba caído, que si en algún momento se iban todos esos canales de comunicación al carajo tendríamos, probablemente, que cerrar la revista. Alguien se preguntaba en Twitter cómo sería el mundo si no pudiéramos, de repente, acceder a la red. Nosotras, para empezar, nos quedaríamos sin trabajo. Da un poco de vértigo. Freddy Vega, de platzi.com, decía en Twitter que “de Whatsapp depende mucha economía informal y formal en América Latina. El impacto de hoy va a doler mucho en la región”. Él mismo apuntaba a algo importante también: “Internet NO es una red descentralizada a prueba de bombas. Es una serie de redes nacionales y corporativas interconectadas, interdependientes, con cierta resiliencia pero también fragilidad. Y depende 100% de ingeniería humana, políticas públicas y MUCHA cooperación global”.
Es grave: dependemos de grandes empresas para llegar a nuestras lectoras y a veces parece que la audiencia es, no sé, ¿humo? ¿Alguien se acordaría de entrar a leernos si dejamos de aparecer por redes? Prefiero no pensarlo, la verdad. No son las redes la única dependencia —o tiranía, no sé cómo llamarlo— a la que nos enfrentamos los pequeños medios de comunicación. Las que podemos presumir de no depender de grandes anunciantes, sin embargo, dependemos de gigantes tecnológicos y de nuestras suscriptoras, ¡con lo que eso significa! Algunos de estos temas los abordaremos, por cierto, en el II Congreso de Periodismo Feminista Lucía Martínez Odriozola que estamos preparando. Si os interesa, apuntad las fechas: 1, 2 y 3 de diciembre. Online.
No entiendo mucho de tecnología, pero parece ser que si hay un problema en algún servidor estadounidense —¿por ejemplo?— puede ser que todo nuestro trabajo se vaya al carajo. Wow. Al menos me lo pasé bien en Twitter comentando MasterChef Celebrity y pidiendo más cercanía a nuestras lectoras.
Los medios de comunicación éramos una ventana al mundo, pero ¿qué somos ahora? Tenemos discursos, pero no tenemos la propiedad de los canales de comunicación más importantes. Creo que esto habrá que apuntarlo en el próximo DAFO que hagamos. Cada vez son más las amenazas para la prensa crítica.
Me cagué. De verdad. Menudo susto. No es ninguna broma. Caen Facebook, WhatsApp e Instagram y ¿qué hacemos? ¿Cómo llegamos a vosotras? Los medios de comunicación tenemos una relación atroz con las redes sociales. Las feministas hemos machacado a Amaral por Sin ti no soy nada —un tema maravilloso, por cierto—, pero para dependencia... la que tenemos la prensa de las redes sociales. No deben ser nuestros portales muy atractivos para pasear porque las lectoras siempre eligen pasarse primero por alguno de los escaparates que ofrecen las redes más conocidas. Yo la primera. Mirad mi mano y mirad la piedra.
Todas las noches, antes de dormir, dedico un ratito largo a visitar a María Pombo, Balamoda y compañía. Podría aprovechar para leer todos los artículos que van pasando delante de mi pantalla a lo largo del día, pero, oh, sorpresa, prefiero desconectar del mundo viendo chorradas que no me interesan en absoluto. Bueno, qué narices, me interesan, pero no me aportan gran cosa. Quizá es que tampoco me importa demasiado eso de nutrirme. Yo qué sé, que me lío.