Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
De Chunguitos estamos rodeadas
No salgo de mi asombro. Después de todos los alegatos a favor de la libertad de expresión que hemos escuchado durante estas semanas, van y echan a Los Chunguitos de Gran Hermano VIP porque haber dicho que prefieren tener un hijo anormal que maricón o que las personas negras son como monos. Lo de los dobles raseros y el ponerse medallitas está empezando a ser preocupante.
Pues yo, que soy bollera a reventar, no estoy de acuerdo con que la expulsión de estas dos personas de la casa más famosa de Guadalix de la Sierra. Vale que Telecinco esté lleno de maricas y bolleras; pero Mediaset no me suena a mí como una cadena precisamente muy comprometida con ninguna lucha de transformación social. Miles de personas vieron cómo Los Chunguitos –que, por cierto, el nombre les viene ni que pintado- dijeron aquellas barbaridades y pongo la mano en el fuero a que no todas, ni mucho menos, se escandalizaron con sus palabras. ¿Cuánta gente en este país de toros y gazpacho cree también que las maricas somos ciudadanos de segunda y que los y las negras están más cerca del mono que del homo sapiens? A mí me vienen a la cabeza muchas personas, de mi entorno más o menos cercano, que lo creen. Es más, lo creen y lo dicen. Lo defienden, lo argumentan. Precisamente por eso, expulsar a quienes dicen en televisión algo que sufrimos en las calles a diario, no es más que una estrategia de marketing, que ha tenido muy buenos resultados. ¿Cómo era? ¿Libertad de expresión, no? Pues este es uno de los riesgos, que cada cual puede decir lo que le de la gana. A veces, hay burradas que nos hacen gracia. Otras, nos duelen. En teoría, tenemos que aguantarlas todas. A algunas, nos toca aguantar muchas.
No me preocupa demasiado que este dúo haya dicho que prefería un hijo enfermo a uno que viva fuera de la heteronormatividad. A mí lo que me preocupa es que el sistema en el que vivimos, el que promueve también Telecinco, me expulsa cada vez que intento participar en él. Las disculpas que pidieron en el plató de televisión no se las cree nadie, tampoco ellos; pero da igual, eso no era lo importante. ¿Qué más da a quién haya ofendido? ¿Qué más dan las violencias que sufrimos continuamente? Lo único importante son las medallitas que se están poniendo ahora muchos: desde Telecinco al PSOE.
Ante los aplausos de quienes celebraron la decisión de la empresa, pude ver la luz con el comunicado que enviaron de la asociación de gitanos y gitanas Unión Romaní. En el comunicado, además de desmentir que, según Los Chungitos, la homosexualidad estuviera prohibidas por la Ley Gitana, acusan a Telecinco de aprovecharse de la situación. Además, recuerdan que es la cadena quien emite Palabra de gitano, el programa que, según dicen en el comunicado, más daño ha hecho a la comunidad gitana en los últimos años. “Si lo que han dicho Los Chunguitos lo hubiera dicho un ”gadcho“ (payo) la cosa no habría tenido mayor repercusión. Pero lo han dicho unos gitanos, famosos aunque analfabetos y el guirigay está garantizado”, dicen.
Igual que pasó en TVE con el chaval de MasterChef, al que pusieron en el ojo del huracán para poder decir después que luchan contra el machismo; ahora, Telecinco, se abandera como la cadena que aboga por la libertad sexual. En fin. Eso sí, no quiero desaprovechar la ocasión para hablar de lo que sí hace Telecinco por los maricas y las bolleras. Aún me acuerdo de cómo en un pequeño pueblo de la meseta castellana, una mujer de avanzada edad, me miró unos segundos con incredulidad cuando le dije que era lesbiana para acabar concluyendo: “Bueno, entonces eres gay como Jorge Javier, ¿no?”. “Algo así”, contesté. Más allá de la crítica ineludible al modelo de marica con dinero y adicto al mercado de San Antón de Chueca que se promueve desde la televisión, tener un huequito en la pequeña pantalla, ha sido positivo tanto para gais como para lesbianas. Los maricas, en el espectáculo. Las bolleras, en la ficción. Un paso muy pequeño, sí; pero un paso. Compañeras y compañeros: Espero que no tengáis prisa porque aún nos queda mucho camino que recorrer. “Carmen, Carmen, voy a tener que emborracharme”
*La ilustración es de Núria Frago para el artículo 'Veo Gran Hermano', que publicamos en Pikara Magazine
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