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Sobre gatillazos

Fue el domingo por la noche, después de que se celebrarán las elecciones en Cataluña. No es que yo tuviera mala suerte al encender el televisor y comenzar a zapear, es que la tele estaba imposible. Las cadenas que se tienen a sí por serias habían llamado y comprometido a sus más granados colaboradores para que expresaran su opinión sobre los resultados electorales.

La tele estaba monotemática y, además, yo tuve mala suerte, muy mala suerte, porque en el momento en que apretaba el botón para pasar de canal, justo en es mismo instante, entra en pantalla ¿quién?, Eduardo Inda. (Redoble de tambor). Está diciendo que el independentismo en Cataluña ha sufrido “un gatillazo” y parece estar muy satisfecho del hallazgo metafórico porque lo repite unas cuantas veces. Un gatillazo es, en el más inocuo de los casos, un error de puntería debido a ejercer demasiada presión sobre el gatillo (RAE dixit). De las cinco acepciones que recoge el DRAE, tres de ellas indican que significa la imposibilidad del varón de realizar el coito. Es decir, es una referencia androcéntrica. Y en mi opinión, bastante grosera.

Cabe pensar que quizá no se refería a esas tres acepciones, sino a la primera, pero no, porque más adelante insistió: “Van a necesitar mucha viagra”. Para determinados hombres, el valor de las cosas se mide en función de las reacciones de su pene. Así están las cosas.

No tardó mucho en dejar otra perla: “Un hombre, un voto y en Cataluña…”. No voy a caer en el chiste fácil de que tan reclamado periodista ignore que también las mujeres tienen derecho al voto y lo ejercen. Es peor, pretende que las mujeres nos identifiquemos en ese enunciado, es decir, que nos sintamos hombres: “Ser animado racional, varón o mujer” (RAE dixit). O sea, el hombre a veces es una mujer. ¿Usted lo entiende?

La cámara se aleja, deja ver al completo la mesa de contertulios, cuento y son seis, todos varones. A mí personalmente me parece impúdico que un profesional de un espació informativo de una televisión realice su trabajo con tal desmaño que reiteradamente se olvide de que las mujeres existen y tienen cosas como mínimo tan interesantes de decir como los hombres.

La presencia igualitaria de mujeres en todos los contextos no tiene únicamente el fin de que estén representadas en la misma forma en que lo están en la sociedad, responde a muchos objetivos: Que se las vea; que se oiga su voz; que se note que las mujeres también tienen cosas que decir y, si dicen los mismo, que se oiga su voz diciendo lo mismo; que sean también referentes sociales; que lideren y se expresen…

Pero, además, yo creo que la presencia de mujeres en los medios y en los órganos de decisión supone un plus, aporta una mirada plural, lleva perspectivas que no comparten los hombres, introduce distintos estilos de liderazgo, enriquece la diversidad…

Ignorar a las mujeres, despreciar su participación, insistir en la confección de equipos compuestos exclusivamente por hombres, mirar al mundo solo desde la perspectiva del varón, considerar que los hombres representan siempre a las mujeres, eso sí que es errar el tiro, demostrar muy mala puntería. Eso sí que es un gatillazo en su primera acepción.

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Recordamos la campaña que varias a asociaciones del mundo de la cultura hicieron para animar a los hombres a declinar invitaciones a espacios (mesas redondas, jurados, conciertos...) en los que se excluyese a mujeres: No sin mujeres

De paso, recordamos el artículo de Mónica Quesada Juan sobre el gatillazo, en el que reflexiona sobre cómo las normas establecidas sobre el sexo también suponen una presión para los hombres.

Fue el domingo por la noche, después de que se celebrarán las elecciones en Cataluña. No es que yo tuviera mala suerte al encender el televisor y comenzar a zapear, es que la tele estaba imposible. Las cadenas que se tienen a sí por serias habían llamado y comprometido a sus más granados colaboradores para que expresaran su opinión sobre los resultados electorales.

La tele estaba monotemática y, además, yo tuve mala suerte, muy mala suerte, porque en el momento en que apretaba el botón para pasar de canal, justo en es mismo instante, entra en pantalla ¿quién?, Eduardo Inda. (Redoble de tambor). Está diciendo que el independentismo en Cataluña ha sufrido “un gatillazo” y parece estar muy satisfecho del hallazgo metafórico porque lo repite unas cuantas veces. Un gatillazo es, en el más inocuo de los casos, un error de puntería debido a ejercer demasiada presión sobre el gatillo (RAE dixit). De las cinco acepciones que recoge el DRAE, tres de ellas indican que significa la imposibilidad del varón de realizar el coito. Es decir, es una referencia androcéntrica. Y en mi opinión, bastante grosera.