Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
Heridos de muerte
Parte de daños: A un periodista de Antxeta Irratia (una emisora de radio de la comarca del Bidasoa) le quitaron el móvil, su herramienta de trabajo; a otro de El Diario Vasco (Grupo Vocento) intentaron arrebatarle la cámara; a los de EiTB (radiotelevisión pública vasca) les insultaron; al de Berria (diario impreso en euskera) le taparon la cámara... Diez días antes, un periodista de Telemadrid fue agredido mientras grababa una imágenes.
Los escenarios fueron muy distintos. Al cámara de la televisión madrileña lo agredieron en Barcelona mientras cubría una concentración; las agresiones a profesionales vascos se produjeron en Hondarribia (Gipuzkoa) en el trascurso del Alarde, una fiesta que viene celebrándose cada 8 de septiembre desde el siglo XVII.
El Alarde es un festejo de carácter militar: la renovación anual del voto que se hizo a la virgen de Guadalupe en agradecimiento por la liberación del asedio al que la ciudad fue sometida en el año 1638, en el marco bélico de la Guerra de los Treinta años, tras un cerco francés de 69 días, según Wikipedia. Quien haya participado en la redacción del artículo de la Wiki ha sido muy prolijo a la hora de enumerar las unidades y compañías que participan en él: 26 con nombre propio. Pero se le ha pasado describir que es una fiesta masculina, que los participantes en las compañías son exclusivamente hombres a excepción de las cantineras; 20 este año. Revisemos esto: si solo pueden participar 20 mujeres y, además, como adorno de las compañías, la fiesta es machista. Huy, lo que ha dicho.
Hace 25 años surgió un movimiento de mujeres que miró críticamente la fiesta. “Queremos”, dijeron. Se les unieron algunos hombres y en la segunda mitad de los noventa crearon una compañía mixta, Jaizkibel, en la que participan en igualdad quienes quieren. Pero la compañía Jaizkibel no participa en igualdad de la fiesta. Cada año, deben desfilar por calles en las que sus vecinas y vecinos contrarios a la igualdad les esperan con plásticos negros a modo de biombo para no verlo; además, se colocan carteles delante de la cara. En ese momento de la fiesta fue cuando se produjeron las agresiones a periodistas: cuando Jaizkibel, compuesta por 700 personas, desfilaba en la calle Mayor ante un vecindario emboscado.
Evidentemente, la razón de que acudan con esos objetos no es que no quieren ver a Jaizkibel, sino que no quieren que nadie desde las aceras lo vea. Si no quisieran verlo, bastaría que se fueran a otro lugar a esa hora. Esos que se llaman ‘tradicionales’ son quienes atesoran la esencia de la fiesta, quizá porque la consideran de su patrimonio.
El Alarde de Hondarribia es un hito de alerta roja y las fuerzas de seguridad preparan dispositivos para evitar que el conflicto se les vaya de las manos. Las agresiones a periodistas se produjeron en un espacio atestado de policías, ante la presencia de muchísimas personas pacíficas y tolerantes, favorables a la igualdad y defensoras de la libertad de prensa.
¿Recuerda usted el eco mediático que tuvo la agresión al cámara de Telemadrid en Barcelona? En Hondarribia se produjeron 4 agresiones, lo que debería haber multiplicado como un eco las condenas de repulsa. No fue así. Han pasado 5 días y en la web del propio Alarde, en la sección de Prensa, no hay reacción alguna de repulsa a lo sucedido, o yo no he sabido encontrarla, y eso que el propio Colegio Vasco de Periodistas salió afeándoles la conducta. Quizá es que no se han enterado, o no les importa.
Ya que estaba en las relaciones del Alarde con la prensa, me he entretenido en leer las exigencias que hacen para que profesionales de medios puedan acreditarse y asistir a cubrir el evento. Uno de los requisitos que más me ha llamado la atención es que “en caso de haber sido acreditado anteriormente: una copia del artículo/fotografía/programa de radio, TV o multimedia realizado con ocasión de su asistencia”. Podrían haber añadido: “Y si colegimos de ello que la postura del redactor es favorable a la igualdad, ya puede ir despidiéndose, porque no obtendrá acreditación. Vamorhombre, andevamoallegá”.
Tengo para mí que la vigilancia de la libertad de prensa y la protección de los profesionales encargados de darle forma están en relación muy directa con el objeto de la información. Dicho de otra forma, se protege con mayor ahínco a quienes informan de aquellos temas que se las sociedades democráticas consideran capitales: La situación en Cataluña lo es; la igualdad es ese asunto eternamente aparcado.
De siempre me ha gustado ver documentales de naturaleza: ¿Saben cuando las bestias se convierten en más peligrosas? Cuando están heridas de muerte.
Más información:
—Alarde de machismo: 23 años de discriminación en Hondarribia
—Alarde de Hondarribia: Tu libertad, mi riqueza
Parte de daños: A un periodista de Antxeta Irratia (una emisora de radio de la comarca del Bidasoa) le quitaron el móvil, su herramienta de trabajo; a otro de El Diario Vasco (Grupo Vocento) intentaron arrebatarle la cámara; a los de EiTB (radiotelevisión pública vasca) les insultaron; al de Berria (diario impreso en euskera) le taparon la cámara... Diez días antes, un periodista de Telemadrid fue agredido mientras grababa una imágenes.
Los escenarios fueron muy distintos. Al cámara de la televisión madrileña lo agredieron en Barcelona mientras cubría una concentración; las agresiones a profesionales vascos se produjeron en Hondarribia (Gipuzkoa) en el trascurso del Alarde, una fiesta que viene celebrándose cada 8 de septiembre desde el siglo XVII.