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Casado y Santamaría pugnan por el electorado más ultra del PP mientras el partido reclama una lista única

Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, en la cena del Grupo Popular de este martes.

Iñigo Aduriz

Los candidatos a suceder a Mariano Rajoy han decidido lanzarse a la búsqueda del sector más a la derecha del PP radicalizando sus discursos sobre Catalunya o ETA e incluso recurriendo a la oposición venezolana en Madrid, asuntos que entran bien en el electorado más extremo del partido. El segundo tramo de la campaña trata de convencer a los 3.184 compromisarios que elegirán el 21 de julio al líder del PP.

Mientras siguen subiendo los decibelios y los reproches entre Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado -el partido ha frenado el cara a cara entre ambos que pudiera amplificar las descalificaciones- aumentan las voces de dirigentes populares que les reclaman a ambos que dialoguen y lleguen a una candidatura de unidad que evite un cisma interno.

La exvicepresidenta, que estando en el Gobierno impulsó la llamada 'operación diálogo' con el independentismo, cargaba este martes contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez por hablar con el president de la Generalitat, Quim Torra. Sáenz de Santamaría, a la que un sector de la derecha mediática acusa de haber sido demasiado suave en Catalunya, elevaba el tono al considerar que “no debe haber ningún apaciguamiento con esta gente”.  “En Catalunya practican elapartheid”, llegó a decir antes de advertir que “Sánchez debe defender primero a los catalanes que se sienten españoles”.

Casado, que el fin de semana ya acusó a Sáenz de Santamaría (y, por tanto, también a Mariano Rajoy y al Consejo de Ministros en pleno) de no aplicar “el 155 como había que aplicarlo” y de considerar que “la 'operación diálogo' fue un fracaso”, iba todavía más allá y planteaba la ilegalización de los partidos independentistas. “Los partidos democráticos españoles no deberían incluir en sus estatutos fines ilegales”, aseguraba durante un acto en Madrid en el que pedía prohibir que cualquier formación política pueda plantear “romper la Constitución y romper la ley”.

El vicesecretario de Organización del PP insistía, además, en su propuesta de tipificar en el Código Penal el delito de sedición impropia y de incluir el de convocatoria ilegal de referéndum.

Casado, que también ha hecho de la lucha contra el aborto o la eutanasia sus banderas a lo largo de los últimos días, conseguía sumar a su candidatura a una de las principales exponentes del sector más a la derecha del PP, la expresidenta de los populares vascos, María San Gil. Como él, la exdirigente está asociada a la figura del expresidente del Gobierno José María Aznar, y decidió desvincularse de los populares en 2008 por su oposición al rumbo que estaba adoptando el partido con el liderazgo de Mariano Rajoy. A éste lo consideraba flojo en la defensa de las víctimas del terrorismo o de la unidad de España.

“Una referencia moral”

Casado y San Gil se dedicaron múltiples piropos y elogios cruzados: “Estaba deseando volver a ver a María San Gil en un acto de partido, como amiga y como persona que representa la esencia de nuestros principios y valores”, aseguraba el vicesecretario de Comunicación obviando la enmienda que eso supone a la gestión de Rajoy al frente del PP. “Ya lo dije en Ermua: yo quiero un partido en el que María San Gil sea lo que quiera cuando quiera y como quiera (...) es para mí una referencia moral y política imprescindible”, añadía el más joven de los aspirantes a la presidencia del partido.

“Abandoné la Presidencia del PP vasco hace diez años porque intuí entonces que mi partido se empezaba a desdibujar y aparcaba en un altillo los principios y valores por los que muchos nos jugábamos la vida”, apuntaba, de vuelta, San Gil. “Y diez años después en los que me he sentido ideológicamente muy huérfana, Pablo Casado me ha devuelto la ilusión. Es la mejor persona para encarnar esos principios y esos valores en los que creemos la inmensa mayoría de los votantes del PP y una gran mayoría de españoles”, le respondía. “España se merece un PP fuerte y no hay nadie como Pablo para liderarlo”.

Casado y San Gil participaban en un acto de apoyo al vicesecretario respaldado por la derecha venezolana. La oposición a Nicolás Maduro instalada en Madrid le considera “un héroe” por defender sus intereses en España. Entre quienes más cercanía mostraban con el candidato a presidir el PP estaban Leopoldo López Gil, padre del dirigente opositor Leopoldo López, y el huido exalcalde metropolitano de Caracas Antonio Ledezma.

Tras quedar aparcada definitivamente la posibilidad de celebrar un debate entre los dos aspirantes a suceder a Rajoy, dirigentes del PP consultados por eldiario.es confían ahora en que Santamaría y Casado pongan en marcha un cauce de diálogo que pueda garantizar la unidad del partido en el congreso que se celebra dentro de diez días. “Los dos se han dado cuenta de que tienen que hablar entre ellos”, apuntaba un diputado.

De cena, en la misma mesa

A lo largo de toda la tarde de este martes se aventuró la posibilidad de que ambos candidatos mantuvieran un primer encuentro en el Congreso de los Diputados. Pero finalmente decidieron esperar a la cena que el Grupo Parlamentario Popular ha celebrado en el Café Varela de Madrid. Allí han compartido Mesa y alguna charla distendida, según las candidaturas. Desde el equipo de la exvicepresidenta insisten en que tanto ese encuentro como los que se producirán en los próximos días están centrados en la “unidad”. Sáenz de Santamaría quiere que Casado se sume a su candidatura antes del cónclave para que el proceso de primarias no cause un cisma interno. El vicesecretario insiste en que va a seguir “hasta el final” y que solo entonces se deberá producir la integración entre ambos equipos.

A pesar de que los compromisarios –únicos con capacidad de voto en el congreso– no han dicho públicamente a quién apoyarán en el cónclave, las dos candidaturas se dan por ganadoras. Si el lunes era el equipo de Sáenz de Santamaría el que consideraba tener una mayoría de apoyo de compromisarios, este martes Casado aseguraba contar con más de 2.000 de los 3.184 representantes. Fuentes de la dirección del PP consideraban que las cifras del vicesecretario están “infladas”.

En una conversación informal con periodistas, el candidato explicaba que ya se ha reunido con los cuatro que no pasaron el corte del voto de los afiliados, María Dolores de Cospedal, José Manuel García-Margallo, José Ramón García-Hernández y Elio Cabanes. Él cree contar con el apoyo de todos ellos, hasta el punto de asegurar que el equipo de Cospedal ya está trabajando con él y mantiene una “estrategia conjunta”. Visiblemente molesta con las palabras del vicesecretario, una de las portavoces de la candidatura de la número dos del PP negaba esa integración y aseguraba que la exministra “trabaja por lo mejor para el PP”.

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