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Los acuerdos del Gobierno con la patronal y en la UE desmontan la estrategia económica de Casado

Iñigo Aduriz

24 de julio de 2020 21:17 h

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Los pactos suscritos por el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos con patronal y sindicatos para subir el salario mínimo o prolongar los ERTE ante la pandemia, así como el acuerdo alcanzado por el Consejo Europeo el pasado lunes –que aportará a las arcas públicas españolas 140.000 millones de euros, el 11% del PIB–, han desmontado la estrategia del líder del Partido Popular, Pablo Casado, que siempre ha presentado a su formación política como la única capaz de gestionar bien la economía o de defender los intereses de los empresarios.

“La normalidad del PP es el milagro económico, el que hicieron José María Aznar y Mariano Rajoy y el que volveremos a hacer”, sostenía Casado hace menos de un mes, durante la campaña de las elecciones vascas y gallegas del 12 de julio. Esa ha sido su principal baza para erigirse en alternativa de gobierno frente a la izquierda prácticamente desde que ganó las primarias de 2018. “La experiencia de gestión del PP nadie la va a dudar, ni siquiera la izquierda”, suele repetir como un mantra el líder del PP, que insiste en que “siempre” va a defender a los empresarios, cuyos intereses dice compartir en exclusiva frente a los “ataques” de las fuerzas progresistas.

También durante la pandemia, Casado trató de centrar su discurso en la economía para contrarrestarlo con la “ruina” que a su juicio va a provocar la gestión del Ejecutivo progresista. Su plan siempre ha consistido en una bajada masiva de impuestos, la reducción de la estructura del Estado a la mínima expresión y seguir algunas de las políticas puestas en marcha por los gobiernos autonómicos del PP, como la privatización –los populares suelen utilizar el eufemismo “liberalización”– de sectores públicos estratégicos, como la Sanidad o la Educación. “Como pasó con Aznar y con Rajoy, si España no quiere caer en una crisis tiene que confiar en el PP”, suele destacar Casado.

Desde el inicio de la legislatura, atraer a la patronal ha sido una de las obsesiones del Gobierno de Pedro Sánchez, consciente precisamente de los ataques de la derecha política y mediática que siempre ha dibujado un escenario apocalíptico respecto a la marcha de la economía española y del futuro del país. En ese empeño, la coalición tuvo un primer éxito en enero al lograr el ‘sí’ para la subida del salario mínimo interprofesional.

Las negociaciones en Bruselas

En mayo, el Gobierno escenificó otro acuerdo alcanzado con los agentes sociales para prorrogar los ERTE puestos en marcha para atajar los despidos por la crisis del coronavirus. La foto con los líderes de los sindicatos mayoritarios y de la patronal –la segunda en los escasos cuatro meses de legislatura– llegaba en un momento en el que el PP estaba en pie de guerra contra el Ejecutivo, al que volvía a acusar de querer “arruinar” el país con sus políticas económicas.

El tercer golpe a la estrategia económica de Casado llegaba a principios de semana. El lunes, en plenas negociaciones del Consejo Europeo sobre los fondos para la reconstrucción, Casado aventuró un fracaso de las mismas asegurando que Sánchez había acudido a Bruselas “sin los deberes hechos” y “sin dejarse ayudar” por los populares. El líder de los populares se atrevió incluso a pedir al jefe del Ejecutivo que utilizara las “recetas” del PP: una reforma fiscal con bajada de impuestos, un mercado laboral flexible, menos cargas burocráticas, y defensa de la formación y de la competitividad.

Apenas unas horas después, en la madrugada del martes, los mandatarios europeos lograban un acuerdo histórico que aportará a España 140.000 millones de euros entre transferencias a fondo perdido y préstamos. Entonces, Casado dijo que el pacto se suscribió gracias al PP, que “ha hecho más por España que los socios del PSOE”. “Consideramos que este buen acuerdo es una enmienda a la política del Gobierno de España en cuanto a su pactos de investidura con Podemos, y los más recientes con Bildu y partidos nacionalistas”, añadió ese martes.

El miércoles Casado habló ya de que el acuerdo alcanzado por el Consejo Europeo es un “rescate en toda regla” a la economía nacional y aseguró que “el Gobierno tiene que asumirlo aunque intente vender lo contrario”. Sus palabras no fueron en cambio suscritas por quien le acompañaba en esa intervención pública en el marco de uno de los cursos de verano de El Escorial (Madrid) organizados por el PP: se trataba del presidente de la CEOE –la principal patronal de los empresarios– Antonio Garamendi, interlocutor directo con el Gobierno de Sánchez con quien no tiene reparos a la hora de pactar la política salarial y laboral del país.

Génova ve refrendada su estrategia

La economía seguirá siendo el eje de la estrategia de Casado en los próximos meses, al considerar que le ha funcionado en los dos últimos años, a pesar de los sucesivos batacazos electorales encajados en los últimos meses. Pese a que con Casado el PP obtuvo el peor resultado de su historia en unas generales –obteniendo solo 66 escaños en los comicios del 28 de abril de 2019–, y el segundo más negativo de toda su existencia –en las generales del 10 de noviembre logró 89 diputados–, el secretario general del partido, Teodoro García Egea, aseguraba el jueves en rueda de prensa que el PP vive “un buen momento”.

“La media de las encuestas nos sitúan en un empate técnico con el PSOE”, señaló el 'número dos' de los populares. A su juicio, el PP es “el partido del consenso y del diálogo”, frente al “Gobierno más sectario y radical de la democracia”.