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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El PP dice que sus afiliados aumentan a pesar del descalabro que le pronostican las encuestas

El censo de afiliados de los principales partidos constata el fuerte descenso de la base social de las formaciones políticas en los últimos años. Un análisis de las cifras ofrecidas por los diferentes partidos ofrecen la siguiente fotografía: Solo el PP ha conseguido aumentar su número de afiliados en medio de la crisis. El resto de formaciones, a pesar del aumento de apoyos electorales que les pronostican las encuestas cada vez reciben menos ingresos por cuotas de militantes.

Hay dos explicaciones posibles para aclarar la dicotomía: 1.-El PP gobierna. 2.-El de Rajoy es el único club político que no cobra entrada. Para ser militante del PP no hay que pagar una cuota fija, ya que la cantidad es voluntaria.

El Partido Popular es la única formación que registra incrementos en el listado de personas con carné del partido. Sólo en el último año, según fuentes oficiales de Génova 13, sus afiliados han aumentado en 10.000 personas, para situarse en un total de 864.439 en la actualidad. En la contabilización de militantes, el PP engloba a los miembros de sus organizaciones juveniles como militantes de la marca matriz.

El PSOE ha perdido desde 2008 alrededor de 20.000 afiliados para situar su tasa de militantes actual en los 210.000 afiliados. Los minoritarios UPyD e IU también experimentan un retroceso, a pesar de su actual tirón electoral, señalado por todas las encuestas.

La formación de Rosa Díez, según sus servicios de prensa, registra en la actualidad un censo de 6.013 afiliados, 1.000 menos que en 2011. Izquierda Unida asegura que sus cifras se mantienen en torno a los 35.000 afiliados, aunque no concretan si han registrado variaciones de afiliación en los últimos años, debido a la actualización del sistema de confección de sus censos. Diversas informaciones periodísticas situaban en 50.000 la cifra de afiliados de IU en 2008.

“En los últimos años hemos asistido a un proceso de burocratización y profesionalización de los partidos”, señala Pedro Chaves, profesor de la Universidad Carlos III. Un factor que, para la analista política Gema Sánchez, explica “la desconexión de los partidos con la ciudadanía”. El hermetismo institucional, unido al surgimiento de nuevas vías de participación, como plataformas ciudadanas o movimientos sociales, hace que solo el 2,7% de los españoles afirmen haber participado en un partido (estudio de la Fundación BBVA). Sin embargo, para Sánchez, los nuevos actores nunca serán un sustitutivo, ya que “estos no son los que toman las decisiones”. Los partidos siguen siendo una pieza clave en la democracia representativa pero “cada vez son más percibidos como máquinas electorales, lo cual merma la participación”.

Los partidos ya no dependen de sus afiliados

La disminución de su base social no parece haber mermado el balance de cuentas de los partidos. Estos percibieron en 2008 más de 312 millones de euros, según el último informe del Tribunal de Cuentas. Una cantidad que se ha mantenido estable a lo largo de los últimos años. Para Ismael Crespo, asesor político, la clave está en que “las contribuciones de los afiliados son casi insignificantes. Los partidos viven indirectamente del dinero de todos, de la financiación pública”. En este sentido, el tribunal revela el poco peso que tienen las cuotas sobre el total de ingresos: un 17% en el PSOE, un 11,8% en el PP y un 19,8% en el caso de IU. Ello contrasta con el porcentaje que ocupa la financiación pública, un 76%.

Atrás quedan los tiempos en que los grandes partidos de masas exhibían el número de afiliados como fuente de legitimidad y seguro de subsistencia. Según Pedro Chaves, dicho escenario nunca se ha dado en España: “En general, los partidos aquí son poco transparentes y poco democráticos. Desde el inicio de la Transición se han caracterizados por unas cúpulas que tienden a perpetuarse en el poder”. Así, el actual sistema habría dado lugar a “partidos-cartel”, más conectados al Estado que a la sociedad, a la que ya no deben rendir cuentas.

La pérdida de protagonismo del afiliado está estrechamente relacionada con la manera de hacer política, basada en el espectáculo televisivo. “La televisión ha modificado la naturaleza del propio partido. Implica una nueva forma de comunicarse con la sociedad basada en el márketing y costosas campañas”, continúa Pedro Chaves. Dicha labor tiende a externalizarse a empresas de publicidad, encargadas de preparar discursos, editar anuncios o enviar propaganda. Únicamente Partido Popular y Partido Socialista se gastaron más de 41 millones de euros en publicidad en las últimas elecciones generales, según el Tribunal de Cuentas. Gema Sánchez explica cómo ésta dinámica, además de incrementar el coste de hacer política, desplaza “la labor de unos afiliados que siempre se ha centrado en el 'boca a boca' y en la acción de calle”.

Al margen de la independencia económica, también hay que destacar la independencia política de los partidos respecto a sus bases. “Si observamos los congresos celebrados por los grandes partidos, estos están conformados por los compromisarios, por la estructura partidista y no por sus afiliados”, afirma Ismael Crespo. Tal y como analizó eldiario.es, ni populares ni socialistas recogen en sus estatutos la celebración de elecciones primarias. En lo que respecta a UPyD e IU, dicha posibilidad se ve condicionada a factores como tiempo de militancia o avales recogidos.

Sin embargo, la presión social y los indicadores sobre desafección política han motivado a algunos partidos a mover ficha. Muestra de ello es la intención del PSOE de celebrar primarias abiertas para la elección del próximo candidato presidencial. Según apuntan las últimas informaciones, el PSOE tomará como referencia el modelo de elecciones primarias de los socialistas franceses, abiertas a todos los simpatizantes. Sería la primera vez en la historia de este partido en que las bases sociales son las encargadas de elegir a su líder.

¿Qué razones quedan para afiliarse a un partido político? Gema Sánchez señala que “aunque sigue existiendo un porcentaje de personas que se afilian por simple afinidad ideológica, muchos de ellos se integran con un mismo fin: hacer carrera política”.

Pedro Chaves apunta a las “redes clientelares”, especialmente en el ámbito local: “No es ningún misterio que, especialmente en pequeñas poblaciones, los cargos públicos son ocupados por personas afines al partido de gobierno. Eso es una realidad”.

Para Ismael Crespo, no se puede generalizar con todos los partidos. “Los partidos mayoritarios, más transversales, basan su fuerza en las encuestas y la opinión pública. En los más pequeños, centrados en causas concretas, la movilización de sus partidarios cobra una nueva importancia”, matiza.

La influencia de Internet: del afiliado al “fan”

“Estamos en una transición en la que la legitimidad que hasta ahora residía en los comités se basará en el número de seguidores o fans en las redes sociales”, asegura Crespo. Un nuevo escenario del que partidos como EQUO o Partido X buscan nuevos nichos electorales y oportunidades de participación.

EQUO, nacido en 2011, consta en la actualidad de 1.729 afiliados, 300 más que el pasado año. Al contrario que los grandes partidos, el número de simpatizantes (15.504) supera al de afiliados. La mayor parte de sus ingresos provienen de las cuotas: un 57,24%.

“El problema es que las organizaciones no han sabido responder a las nuevas condiciones. Debemos adaptarnos a los ciudadanos, no pretender que ellos se adapten a nosotros”, reconoce Reyes Montiel, coportavoz federal de la formación. Montiel defiende que los partidos deben ser más flexibles ante “las expectativas individuales de los afiliados”. ¿Sustituirá la participación on-line a la presencial? “No creo que estemos ante el fin de la afiliación y la participación tradicional. Lo que está claro es que la legitimidad ya no se conseguirá en los congresos, sino en el día a día”, responde Montiel.

El Partido X es de los pocos que rechazan un modelo de cargos y afiliados. En su lugar, proponen un sistema de internautas que participan en función de su grado de implicación. Siguiendo la filosofía de un partido en red, la formación se estructura en círculos donde la gente se agrupa en función de sus intereses. “Nosotros proponemos un trabajo en red, que no se basa en cargos sino en capas de interacción. Es la gente la que elige en que círculos participar más, y en cuáles menos”, señalan fuentes del Partido X. Las decisiones se tomarían de forma colectiva, dejando a unos pocos desarrolladores la labor de vigilancia y moderación.

Ambas formaciones apuestan por la inteligencia colectiva y el debate entre sus componentes como alternativa a las decisiones de las cúpulas y las costosas campañas. La fórmula todavía no ha ofrecido los éxistos electorales que esperan en la formación. A este respecto, Montiel señala que “es una cuestión de consenso y construcción. Vamos lentos pero queremos llegar lejos”.