La violación en grupo no ha sido la única agresión a la que se ha enfrentado la víctima de la Manada. Después de ser atacada por cinco hombres en un portal de una calle de Pamplona en 2016, la joven ha atravesado un calvario que ha incluido la revelación de sus datos personales y ataques desde medios digitales vinculados a la ultraderecha. Agresiones que, según ha declarado la Justicia, solo han contribuido a empeorar su estrés postraumático, la ansiedad y el insomnio.
Los datos personales de la víctima de la Manada eran uno de los secretos mejor guardados de la historia del Palacio de Justicia de Navarra. Un sumario de acceso restringido, unos vídeos custodiados bajo llave y un juicio celebrado a puerta cerrada. Un error en la primera difusión de la sentencia permitió que su nombre fuera accesible durante un breve periodo de tiempo. Pero eso no explica la difusión de cosas que solo estaban en el sumario: su DNI escaneado o fotogramas de los vídeos que grabaron los violadores dentro del portal.
El caso de la Manada llegó a la calle de la mano del feminismo con manifestaciones multitudinarias en contra de la primera sentencia que consideró el caso como un abuso y no una violación, como dijo finalmente el Tribunal Supremo. Las reacciones machistas consistieron en revelar los datos de la joven a modo de escarmiento en foros y páginas web. Hasta la fecha los jueces han certificado cinco delitos de revelación de secretos y contra la integridad moral cometidos por distintas personas contra ella en esas fechas.
La existencia de la doble victimización en personas que sufren delitos sexuales dejó de ser un debate hace tiempo, razón por la cual los jueces intentan limitar al máximo las comparecencias de las víctimas, entre otras medidas para su mayor protección. Tampoco es un debate las consecuencias que puede tener sobre su salud: agravar el estrés postraumático en caso de que lo padezcan.
Es lo que sucedió en el caso de la víctima de la Manada de Pamplona. Tanto dentro como fuera del juzgado. Uno de los abogados de las defensas llegó a aportar un informe en el que detectives privados habían plasmado sus seguimientos a la joven para acreditar su afectación por los hechos. Un informe que fue retirado antes del final del juicio ante las advertencias de la fiscal Sarasate.
Nadie, salvo abogados, jueces, fiscal y acusados podían entrar a la sala, y en los pasillos llegaban también los comentarios. Por ejemplo, sobre cómo la supuesta postura de la joven mientras declaraba daba a entender que, en realidad, no era víctima de violación. El Supremo certificó que sí lo había sido.
Los datos e imágenes de la víctima no se quedaron en el Palacio de Justicia y fueron publicados en foros y páginas web. La Agencia Española de Protección de Datos comprobó, a través de la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional, que su identidad había sido difundida en Twitter, en una plataforma llamada Pwetube, en Forocoches y Burbuja. También en una web llamada DailyStormer, entre otros.
Un periodista de la conspiración
José Eduardo 'Josele' Sánchez es uno de los titulares indiscutibles en el equipo de los informadores que difunden teorías de la conspiración en nuestro país. Desde el falso caso de pederastia masiva del 'Bar España' de Benicarló hasta la teoría del asesinato de Emilio Botín y la primera esposa de Santiago Carrillo. Todo pasó por su pluma y por su página web, 'La Tribuna de Cartagena', hoy desaparecida pero desde la que decidió hacer la guerra a la víctima de la Manada.
Admirador confeso de José Antonio Primo de Rivera y apoyado por el partido fascista Democracia Nacional, Sánchez salió de las catacumbas de internet cuando en 2018 su página web publicó un artículo llamado “Yo no te creo” en el que un supuesto periodista llamado Marcos Larrazabal atacaba con dureza a la víctima de la Manada, a la que acusaba de mentir. Supuesto porque, según reveló ElPlural, es el nombre de uno de los personajes de las novelas de Sánchez.
Artículos que atacaban a la víctima y que dejaban ver los cimientos machistas del ataque. “Quisiste ir de guay y tener una experiencia de liberación femenina esas que tanto se habla, e incluso se aconseja ahora con la ideología de género”, decía entre otras cosas.
En esos artículos, 'La Tribuna de Cartagena' difundió datos personales de la víctima y la Justicia acaba de condenarle a tres años de cárcel. El juzgado de lo penal nº 2 de la ciudad declara probado, en primer lugar, que el artículo fue escrito por él mismo bajo un pseudónimo. Y difundió sus datos “con intención de vulnerar la privacidad de la víctima y a sabiendas de su carácter ilícito”.
La difusión de su nombre, su DNI, sus fotografías y las imágenes de la violación tuvieron consecuencias para ella. “Recibió numerosos mensajes anónimos a través de Internet, insultos, amenazas y montajes fotográficos” que afectaron a su salud mental: “Sufrió ansiedad generalizada ante la posibilidad de ser reconocida, con lo que se vio obligada a abandonar su lugar de residencia, trasladándose al extranjero y a interrumpir sus estudios universitarios”, relata la Justicia.
El juzgado explica que era un escarmiento por parte de este periodista cercano a la ultraderecha y la difusión de bulos. “Solo se pueden explicar razonablemente desde el ánimo de causar daño a la perjudicada”, relata la sentencia. Su condena, que incluye una indemnización de 15.000 euros para la víctima, le atribuye un delito contra la integridad moral en concurso con otro de revelación de secretos. En paralelo, la Agencia de Protección de Datos impuso una multa de 50.000 euros a la web.
Un exmilitar condenado
Otra de las personas que intentó ajustar cuentas con la víctima de la Manada fue un exmilitar afincado en Barcelona. Según reconoció él mismo en un juicio celebrado el pasado mes de noviembre, entró en 'Foroparalelo', una web con más de 100.000 usuarios en ese momento, y colgó documentos y datos que, en origen, formaban parte del sumario secreto y que no figuraban, la mayoría, en la sentencia hecha pública: sus datos, la imagen de su DNI y su formación académica. También imágenes de la violación contenidas en las actuaciones.
La Fiscalía le acusaba de haberlo hecho para “burlarse y causar inquietud moral” a la víctima. El acusado admitió los hechos y aceptó indemnizar a la joven con 20.000 euros junto con una condena de dos años de cárcel que no implicaba su ingreso obligatorio en prisión. Un delito contra la integridad moral y otro de revelación de secretos teniendo en cuenta atenuantes de dilaciones indebidas y drogadicción.
En fase de instrucción, este militar afirmó, igual que el periodista recién condenado, que no era ningún hacker y que copió y pegó datos que encontró en otras páginas web. También defendió que al difundir los datos personales de la víctima su intención no era atentar contra su honor.
El falso tour de la Manada
En los primeros días de diciembre de 2018, pocos meses después de la primera sentencia del caso, nacía una página web. Su dirección era 'tourlamanada' y, a primera vista, ofrecía una visita guiada por los lugares que visitaron los violadores y la víctima antes y después de la agresión, con la posibilidad de comprar camisetas conmemorativas.
Detrás de esa página web no había una verdadera oferta para revivir la violación grupal, sino un colectivo llamado 'Homo Velamine' que, según explicó, buscaba denunciar “cómo la prensa se alimenta del morbo para generar audiencia”, no ofrecer un verdadero recorrido por los hechos y vender camisetas ni tampoco vejar a la joven.
La creación de esta web y este falso tour tuvo consecuencias en la salud de la víctima. Según la sentencia que impuso una condena de año y medio de cárcel al creador de la web por un delito contra la integridad moral, la joven “vio agravado el trastorno de estrés postraumático crónico que padece como consecuencia” de la violación. “Los síntomas de la perjudicada se exacerbaron, precisando de nuevo de ingesta de medicamento, y sin poder recuperar una cierta normalidad, que había alcanzado previamente a la apertura de la página, hasta aproximadamente el mes de mayo de 2019”.
Los síntomas, dijo la joven en el juicio, “volvieron todos de golpe” tras conocer la existencia de la web. “Pensé que se reían de mí, no me pareció una broma”, relató. Todo volvió, según relataron también los médicos en el juicio: “Ansiedad, insomnio, náuseas, palpitaciones”.
El juez que vio “jolgorio” en una violación
Ricardo Javier González González es juez desde la década de los años ochenta y su nombre había pasado desapercibido para el gran público hasta que en 2018 formó parte del tribunal que juzgó y condenó a la Manada por abusos sexuales. González consideraba que debían ser absueltos y lo argumentó en un voto particular de 237 páginas.
Un documento en el que este magistrado no solo explicaba las razones que le llevaban a pensar que todo había sido una relación sexual consentida. Afirmaba que las imágenes del ataque, grabadas por los propios violadores, le trasladaban un “ambiente de jolgorio y regocijo”, los sonidos de la víctima denotaban “excitación sexual” y la expresión de su rostro era “relajada y distendida”.
Para este magistrado, que había sido sancionado cuatro veces en el pasado por retrasos en su juzgado, era más creíble pensar que la joven se enfrentó a un proceso judicial de esa magnitud para recuperar su teléfono móvil y evitar que trascendieran las imágenes del encuentro en el portal.
El contenido del voto particular fue objeto de numerosa crítica social y política y quedó en evidencia con el transcurrir del caso: fue el único juez de los 13 togados que estudiaron el caso que optó por la absolución. Ni sus compañeros de la Audiencia, ni del Tribunal Superior de Navarra ni del Supremo dieron pábulo a su teoría de que todo era una denuncia falsa que se le fue de las manos a la joven.