Tras dos intensas semanas de campaña, en las que de nuevo Albert Rivera e Inés Arrimadas han sido los principales activos del partido, Ciudadanos afronta la triple cita electoral de este domingo con el convencimiento de que esta vez logrará gobernar en algunas autonomías y en importantes ayuntamientos, y con la Comunidad de Madrid en el centro de todos sus objetivos.
Los resultados de las generales del pasado 28 de abril, en las que pasaron de tener 32 diputados en el Congreso a 57 –“un 80% exponencial de crecimiento”, según se han jactado– les han dado alas para pensar que esta segunda vuelta electoral del 26M es la gran oportunidad para demostrar que Ciudadanos es la “alternativa real” al bipartidismo. Por un lado, a un PP que ven “agotado”, “en caída libre” y “sin ilusión”, y, por otro, a un PSOE que creen que ha abandonado la “centralidad” y se ha alejado del “constitucionalismo”, entregándose a los “populistas” y a los “independentistas”.
Bajo esas premisas, Rivera ha intensificado a lo largo de toda la campaña su giro a la derecha, radicalizando sus mensajes, con constantes llamamientos a los votantes del PP y de Vox al “voto útil” de Ciudadanos con la idea de sustituir al PP de Pablo Casado en el tablero político. En las pasadas elecciones generales Ciudadanos se quedó a 0,8 puntos porcentuales de distancia de los de Casado, superándolos en Aragón, Baleares, Andalucía, Catalunya y la Comunidad de Madrid, y también recibió más votos en algunas de las principales capitales de provincias.
El líder de Ciudadanos, con este balance, ha logrado acallar las escasas voces internas que cuestionaron su estrategia de vetar pactos con los de Pedro Sánchez. Unos pactos que ha extendido ahora también a todas las comunidades, incluso a la de Madrid, en la que Ignacio Aguado ha cerrado la puerta a cualquier acuerdo con el socialista Ángel Gabilondo, presentándole como un “radical de izquierdas” que entregará la economía al “bolivariano” Iñigo Errejón. “Solo de imaginarlo de vicepresidente se me abren las carnes”, advirtió hace unos días Aguado.
En el partido apuntan a que tienen Madrid “en la punta de los dedos”. “Estamos a tan solo un escaño de ganar en la Comunidad, a un puñado de votos de lograrlo”, insisten.
“Sánchez está tramando algo con los secesionistas”
Por otro lado, Rivera y los candidatos de Cs han seguido atacando con ahínco en campaña a Sánchez por sus “pactos secretos” con los “secesionistas” y los posibles indultos que, según Ciudadanos, planea otorgar a los presos del procés si el Tribunal Supremo les condena. Rivera, que había asegurado que estaba harto de hablar de Torra y de Junqueras, ha seguido en esta campaña utilizando Catalunya como ariete para erosionar a Pedro Sánchez, advirtiendo a sus votantes de que “no se fíen del PSOE” ni de su líder porque está “tramando” otro acuerdo con ERC mientras “finge que se pelean”. Unos pactos que solo se conocerán, según dice, cuando pasen estas elecciones europeas, municipales y autonómicas.
En el centro de su diana ha colocado ahora a la recién nombrada presidenta del Congreso, Meritxell Batet, contra la que ha cargado en los último mítines por no suspender como diputados a los presos catalanes y esperar a que los letrados de la Cámara avalaran la decisión.
Discurso del miedo al nacionalismo
Ese afán por adelantar al PP por la derecha y ocupar su espacio político tras la debacle que sufrieron el 28A ha llevado también a los de Rivera a seguir utilizar el discurso del miedo al nacionalismo, e incluso 'resucitando' las épocas más oscuras del terrorismo de ETA. Los de Rivera explotaron ese mensaje en Ugao-Miraballes, la localidad natal del excabecilla de la banda, Josu Ternera –detenido por la policía francesa recientemente–, en donde protagonizaron el jueves un mitin de alto riesgo entre el boicot de los abertzales. Ciudadanos cosechó con ello duras críticas hasta del PNV al considerar que iban únicamente a “montar lío” y a “provocar” dado que ni se presentan en ese municipio, ni hay tampoco elecciones autonómicas en el País Vasco.
El partido de Rivera ha aprovechado igualmente el acoso que han sufrido sus dirigentes en algunos actos realizados en Catalunya -especialmente Inés Arrimadas-, o los escraches que la PAH realizó, entre otros, a sus candidatos madrileños, Ignacio Aguado y Begoña Villacís –que estaba apunto de dar a luz– para resaltar y denunciar “el odio” contra ellos de los “radicales”, que Ciudadanos identifica con las formaciones independentistas y con Unidas Podemos.
La ausencia por maternidad de la candidata municipal en pleno ecuador de la campaña ha sido suplida con vídeos y fotos de la visita de Rivera al hospital y mensajes en todos los actos ensalzando su figura con recuerdos a su “valentía”. El mal papel de la concejala Silvia Saavedra, su sustituta en el debate de Telemadrid, causó una gran preocupación en el partido, en donde tiene puestas muchas esperanzas en Villacís, pese a algunas encuestas que dan de nuevo el triunfo a las izquierdas y abren la posibilidad de que vuelva a gobernar Carmena.
Tanto la han echado de menos que este viernes Villacís reaparecía en el cierre de campaña junto a Rivera y Aguado en un acto celebrado en el madrileño distrito de Hortaleza, en donde Ciudadanos consiguió superar al PP en las elecciones generales.
Y el mensaje al voto útil no ha faltado. Como tampoco la petición a los populares de que les devuelvan el apoyo que ellos les otorgaron en 2015, si logran darles en la capital el anhelado sorpasso. “Si se sienten sin fuerzas y sin ganas y si se van a centrar en sus batallas internas, les pedimos que apoyen a los candidatos de Ciudadanos para que puedan encabezar gobiernos municipales y autonómicos tras las elecciones del 26 de mayo como nosotros hicimos en 2015, cuando les apoyamos a ellos”, piden los de Rivera.