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Una honda preocupación ha empezado a invadir a Ciudadanos ante el hundimiento que machaconamente les pronostican todos los sondeos a un mes del 10N. Solo la dirección nacional, el núcleo duro que rodea a Albert Rivera, y el propio líder del partido mantienen la calma –al menos de cara al exterior– e insisten en que las encuestas se equivocarán como lo han hecho en otras ocasiones. “Ciudadanos siempre crece”, afirman.
Esta vez, sin embargo, los tracking sobre intención de voto que la cúpula del partido tiene encima de la mesa han obligado a los de Rivera a ponerse en alerta, aunque aseguran que no son tan “dramáticos” como los que están publicando algunos medios de comunicación. Casi todos estos sondeos coinciden en destacar que Ciudadanos es el partido con menos fidelidad de voto. Además, pronostican que buena parte de la fuga de apoyos que van a sufrir va a ir a parar principalmente al PP, al que han apuntalado en sus feudos históricos como Madrid, Murcia y Castilla y León. Pero esa fuga también se dirigirá al PSOE, e incluso a Vox, en una sangría –dicen los sondeos– que podría suponer quedarse con la mitad de los 57 escaños actuales.
Ante este panorama, la consigna que han dado desde Ciudadanos a sus cargos y candidatos en un nuevo argumentario interno, al que ha tenido acceso eldiario.es, es que lejos de desmoralizarse tienen que emplearse a fondo para movilizar a su electorado y combatir “el gran peligro” del 10N: la abstención. “Esa gente que está pensando si ir o no ir a votar” sostiene el texto. “Si se quedan en casa los moderados, los autónomos, las familias de clase media, ganan los independentistas y los extremistas y los que quieren que nada cambie”, advierten.
El propio Rivera se aferra a la idea de que las encuestas nunca han acertado. Este lunes lo repetía. “Siempre nos dicen que no es posible, pero en Andalucía conseguimos el cambio que todas las encuestas decían que era imposible y también en las últimas generales, donde ninguna encuesta nos daba nuestros resultados y conseguimos 57 escaños”, ha dicho en una entrevista en La Sexta, coincidiendo con el texto que ha preparado el equipo de comunicación que dirige Fernando de Páramo bajo la supervisión de José Manuel Villegas.
Es el mismo grupo de estrategas que decidió la semana pasada que había que volver a situarse en el foco informativo tomando la iniciativa política incluso con el fin del veto a Sánchez, como ya hizo Rivera unos días antes de que expirara el plazo para la convocatoria de elecciones generales, sorprendiendo a los demás grupos parlamentarios y a su propio partido. Entonces, el líder de Ciudadanos se descolgó con una oferta in extremis a Pedro Sánchez, proponiendo “una abstención conjunta” de su partido y el PP -con tres condiciones-, todo un giro de 180 grados que fue interpretado como un intento de evitar unos comicios en los que Ciudadanos tiene las de perder frente a un PP que se recupera.
Entre esas condiciones Rivera pedía a Sánchez su compromiso de aplicar el artículo 155 en Catalunya, involucrando a Pablo Casado en su oferta. Ante el fracaso de la iniciativa y las calabazas de ambos dirigentes, el partido estudió los siguientes movimientos. Dado que la sentencia del procés está al caer y que gran parte de la campaña se está centrado en Catalunya, anunciaron la presentación de una moción de censura contra Quim Torra retando al PSC a apoyarla. Pese a los llamamientos, solo el PP la respaldó.
En el partido sabían que la iniciativa, que nunca llegó a presentar Inés Arrimadas siendo líder de Catalunya, estaba abocada al fracaso porque los independentistas tienen mayoría en la Cámara. Pero a Rivera no solo le ha servido para atacar y denunciar la “radicalización” de los independentistas sino también como munición de campaña contra Pedro Sánchez, al que acusa de nuevo de preferir a los “separatistas” que a los “constitucionalistas”.
Catalunya es ahora para Ciudadanos un territorio mucho más difícil de conquistar que hace unos meses, a pesar de haber ganado las autonómicas en 2017. Por eso Rivera decidió trasladarse a Barcelona a seguir la moción de censura desde el palco de invitados logrando que los medios de comunicación centralizaran en él todas las declaraciones y no en la protagonista del debate y candidata a la Generalitat, Lorena Roldán. La portavoz nacional y líder de la oposición tuvo también su momento, pero dentro del Parlament.
Rivera lamentó la abstención de los socialistas afirmando que “el PSC tenía una oportunidad de oro para desbloquear Catalunya y España” pero “Sánchez e Iceta tienen prejuicios ideológicos y no piensan en la convivencia”. Además, criticó que “Torra ha estado alentando la violencia” cuando “en Cataluña, hacía más de 20 años que no se hablaba ni de explosivos, ni de presuntos terroristas”.
Si este lunes el foco mediático estuvo en Catalunya con la moción a Torra, el pasado sábado Rivera también lograba que se situara en Madrid en donde el líder de Ciudadanos protagonizó el primer gran acto de la precampaña. Los dirigentes del partido habían creado cierta expectación dejando caer entre los periodistas que habría “un anuncio importante”. Se especuló con un nuevo fichaje pero pronto se supo de qué se trataba.
Rivera volvía a sorprender levantando por segunda vez el veto a Pedro Sánchez y lanzado otra de sus ofertas: un gran Pacto Nacional con un decálogo de reformas que ponía encima de la mesa para negociarlas tras las elecciones con el líder del PSOE y también con el PP, si ambos partidos no lograban sumar ese “escaño más” para poder gobernar juntos. La reacción del presidente en funciones, ironizando con que “el pánico hace milagros”, irritó a los naranjas. “Decepcionante. Siguen en el NO al constitucionalismo. Deben rectificar y pensar en los españoles”, reza el argumentario interno.
Tampoco les ha gustado que el PP no recoja el guante, por lo que retan a Casado a “que diga en campaña públicamente que pase lo que pase el 10N permitirán que se pongan en marcha estas reformas”.
“¿Alguien se cree que el PP y el PSOE van a hacer las reformas que no han hecho en 40 años? Solo se harán si Cs es fuerte y las impulsa”, añaden en el texto que servirá de guía a sus candidatos a los que llaman a movilizar a su electorado. “Hay que votar masivamente para que el sentido común gane en las urnas”, zanjan.
El último movimiento de Ciudadanos ha sido anunciar un acuerdo con UPyD para concurrir juntos a las generales. El actual líder de la formación magenta, Cristiano Brown, y el filósofo Fernando Savater se incorporan a la lista por Madrid que encabeza Rivera. Brown ocupa el puesto número 7 y Savater cierra la candidatura de forma simbólica.
Rivera ha presentado este acuerdo como si se tratara de un éxito, como ejemplo de la capacidad de Ciudadanos de “sumar a dos partidos liberales y de centro”, defendido la importancia de demostrar que “los constitucionalistas seamos capaces de entendernos” pese a que UPyD es un partido residual que ni siquiera concurrió a las elecciones de 28A.
Rivera en cambio ha desdeñado la idea de la coalición España Suma que le propuso Casado especialmente dirigida a intentar arrebatar al PSOE la mayoría absoluta que logró en el Senado. Tampoco ha aceptado formar támden con los populares en el País Vasco, donde los intentos para llegar a ese acuerdo han costado el cargo al secretario de Organización en Euskadi y una ola de dimisiones en la Junta Directiva de Álava.
Con estos mimbres afronta el líder de Ciudadanos el 10N convencido de que lograrán remontar los malos pronósticos, que, de cumplirse, podrían poner punto final a su mandato. Una hipótesis que se le planteó en la entrevista de La Sexta: si se “apartará” en el caso de que Ciudadanos se desplome el 10N. Rivera sonrió y replicó a Ferreras: “Como usted comprenderá, si yo me hubiera apartado de la carrera electoral cuando las encuestas no eran buenas, ni gobernaríamos en Andalucía ni hubiéramos ganado en Catalunya ni tendríamos 57 escaños”.
“Yo me voy a dedicar a contar mi programa y he dicho que el 11 de noviembre voy a trabajar por los españoles desde la presidencia del Gobierno si así lo quieren, o desde la oposición si me envían a la oposición. Ese es mi compromiso”, zanjó, visiblemente contrariado ante la pregunta.
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