La escalada de tensión y confrontación política que se vive en Catalunya con motivo del primer aniversario del referéndum del 1-O ha llevado de nuevo a Ciudadanos y al PP a unir sus fuerzas contra Pedro Sánchez. Tanto Albert Rivera como Pablo Casado se emplearon este lunes a fondo para exigir al presidente del Gobierno que “dé la cara” en el Congreso y acuda a Pleno monográfico para debatir sobre la “grave situación” que se vive en las calles catalanas por culpa “de los separatistas” y para explicar su posición con respecto al Govern de Quim Torra.
Aunque en un principio Ciudadanos buscó que fuera el PP el que se sumara a su propuesta, a última hora de la tarde ambos grupos llegaban a un acuerdo para registrar conjuntamente dicha comparecencia. Según Ciudadanos a petición de su grupo y según el PP, a propuesta de ellos. Sea como sea, es la primera vez que registran juntos una iniciativa desde que Casado se hizo con la presidencia de su partido.
Los dos líderes, que últimamente parecen haber enterrado sus diferencias para centrarse en hacer oposición a Sánchez, coinciden en asegurar que están “muy preocupados” por la deriva que están tomando allí los acontecimientos por lo que insisten en reclamar al Jefe del Ejecutivo que aplique cuanto antes el artículo 155 de la Constitución, previa notificación a Torra.
Además, creen que se ha llegado a un extremo de deterioro de la situación política que la única salida posible es que Sánchez convoque cuanto antes elecciones generales.
A pesar de que el diagnóstico que hacen ambos dirigentes sobre la “dejadez de funciones” de Sánchez ante “el separatismo” es el mismo, en los discursos de Rivera y de Casado también hay matices.
Durante el mandato de Mariano Rajoy, a Rivera se le ha acusado reiteradamente de haber sobrepasado por la derecha el discurso del PP en Catalunya, radicalizando los mensajes. Sus duelos con el expresidente del Gobierno en los Plenos del control de los miércoles fueron sumamente ásperos. La actitud “poco contundente” de Rajoy y el nítido discurso de Rivera y Arrimadas contra los “separatistas” provocó un fuerte malestar en el PP catalán que terminó cosechando un rotundo fracaso en las autonómicas.
Este lunes, Rivera volvía a alertar de que la situación en Catalunya es insostenible y dirigía toda su artillería contra Sánchez al que ha acusado de ser cómplice de Torra por “mirar para otro lado” y no hacer nada ante la escalada de agresiones e intimidaciones que a su juicio están desencadenando “comandos violentos independentistas”, a cuya cabeza ha situado al propio presidente de la Generalitat. “Es lamentable que campen a sus anchas con total impunidad”, exclamaba este lunes.
Pero mientras Rivera se limitaba a exigir al presidente que acuda a contar sus planes al Congreso y a “dar la cara”, su homólogo del PP, Pablo Casado, iba mucho más allá e insinuaba que hay motivos para ilegalizar a los partidos nacionalistas y a sus aliados en el Parlament: ERC y la CUP. ¿Cómo? Con una modificación de la ley de partidos para actuar contra las organizaciones que estén “alentando la violencia e incitando a la confrontación civil”.
Rivera nunca ha llegado tan lejos, a pesar de que ha deslizado en alguna ocasión vagamente la idea. Lo que sí ha pedido es la reforma de la ley electoral para elevar el umbral de votos en las elecciones generales al 3% y evitar así que los partidos nacionalistas estén sobrerrepresentados en el Congreso.
Casado pide a Sánchez que se someta a una cuestión de confianza
Casado pide a Sánchez que se someta a una cuestión de confianzaEl líder del PP, por su parte, anunciaba además que pedirá a Sánchez que se someta a una cuestión de confianza, una idea que en Cs ven estéril en tanto que ya se sabe que el Presidente del Gobierno ha dicho que está dispuesto a aguantar la legislatura lo más posible con el apoyo de Unidos Podemos y de los partidos que le apoyaron en la moción de censura a Rajoy.
Lo cierto es que pese a estas diferencias, la sintonía de ambos líderes sobre Catalunya es grande y no va a suponer ningún obstáculo en sus relaciones, mucho más distendidas desde hace unas semanas al comprobar la resistencia que está demostrando el PSOE frente a los problemas que le han surgido a Sánchez en su Gobierno. “Albert nunca ha mantenido un clima de tensión con Casado”, aseguran fuentes de Ciudadanos.
Sin embargo, el líder del PP se estrenó en el cargo con duras críticas a Rivera, una tónica que ha sido constante hasta hace tan solo unos días. Ahora el conservador se ha dado cuenta de que ambos se necesitan para “frenar” a Sánchez y sus socios de legislatura. Incluso ha llamado “aliado” a Rivera en uno de sus últimos actos.
El propio Rivera ya le había pedido hace tiempo que “no se obsesionara con Ciudadanos” porque los enemigos de ambos eran los “independentistas y los populistas”.
La petición conjunta de comparecencia de Sánchez será sometida a la consideración de la mesa del Congreso en donde ambos partidos suman mayoría. Pero la iniciativa se tiene que someter después a debate en la Junta de Portavoces y allí es complicado que alcance mayoría suficiente para salir adelante, salvo que algún otro grupo la respalde, algo difícil de suponer.
Lo cierto es que no es la primera vez que los dos partidos se unen para ejercer presión contra el Gobierno. En la mesa del Congreso ya han demostrado su unidad rechazando que se tramite por la vía de urgencia la reforma de la Ley de Estabilidad para sortear el veto del Senado a los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
Y la semana pasada los dos grupos votaron juntos en el Senado para reprobar a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por resistirse a que el Estado asumiera la defensa del juez del procés y por las revelaciones destapadas en las cintas del comisario Villarejo.
Casado ha vuelto a señalar este lunes que al PP y a Ciudadanos les unen “cuestiones fundamentales”, como son el respeto a la Constitución y la defensa de la unidad de España. Puesto en faena, lo que también ha hecho el dirigente del PP es animar a Rivera a buscar su propio espacio electoral y dejar de competir “por la derecha” con su partido.
¿El motivo? Que a su entender “el PP aspira a ser un proyecto hegemónico del centro-derecha y el centro-izquierda va a quedar algo huérfano”, por lo que si hay un “centro izquierda” que defiende la unidad de España y que ya ha tenido un buen resultado en las últimas elecciones catalanas, Ciudadanos pueden ahora “optimizar ese espacio electoral” en un momento en que se “juegan el futuro de España”.
No solo eso sino que Casado ha aludido a su “excelente relación” con Rivera al que ha animado a forjar “una relación de colaboración frente a la izquierda”.