El PP de Alberto Núñez Feijóo ha adoptado el discurso racista del alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, ante la competencia electoral abierta en la derecha. A su regreso de vacaciones, el regidor catalán señaló en Twitter a un grupo de migrantes como futuros delincuentes. “Se viven situaciones que todos vemos, pensamos y algunos escriben”, respaldó la secretaria general, Cuca Gamarra. Pero a 1.000 kilómetros de distancia, en uno de los epicentros de la “crisis humanitaria” que denuncian y con índices de multiculturalismo mucho mayores, el presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas, también del PP, plantea la acogida y el trato humanitario a quienes entran a España de forma irregular.
“Cuando lleguen a Barcelona se repartirán por las ciudades del entorno, entre ellas supongo que #Badalona. Lo que ocurra después, con casi toda seguridad, la mayoría ya lo sabemos. Esto acabará como Francia antes que después. Al tiempo”, dejó escrito Albiol este mes de agosto mientras desembarcaba del ferry que le trasladó desde Ibiza a Barcelona y en el que supuestamente coincidió con un grupo de hombres marroquíes musculados. Luego inició una gira por las televisiones a refrendar su tuit para dejar claro que no se le había calentado la mano.
Ningún dirigente del PP replicó en los primeros días las palabras de Albiol. De hecho, fueron varios los que defendieron su derecho a expresar su opinión, hasta el respaldo definitivo de Gamarra. La ‘número dos’ de Alberto Núñez Feijóo asumió el señalamiento como algo que “todos” ven y piensan, pero que solo algunos “escriben”.
Una de esas personas que dicen lo que “todos” ven es el propio Feijóo. El líder del PP azuzó durante la campaña de las elecciones catalanas un discurso xenófobo que relacionó expresamente a las personas migrantes con la delincuencia y la inseguridad. Su portavoz nacional, Borja Sémper, refrendó las palabras de su jefe de filas, quien insistió luego ante las elecciones europeas. La irrupción de Alvise Pérez empujó al PP a redoblar la apuesta: “Tenemos derecho a salir a la calle con seguridad”.
El giro del PP llegó antes del pasado mes de mayo. Feijóo ya recuperó en enero a Albiol para la dirección de campaña. El regidor de la tercera ciudad más poblada de Catalunya ha edificado toda su carrera política, que dura ya casi dos décadas, precisamente sobre los cimientos del discurso racista desde que en 2007 intentó el asalto a la Alcaldía por primera vez.
En 2011 la logró y, salvo momentos tácticos puntuales, nunca ha abandonado sus diatribas contra los extranjeros. En aquella campaña centró sus ataques en las personas procedentes de Rumanía, a los que tachó de “plaga que solo ha venido a delinquir” y puso a competir a sus conciudadanos: “Quien lleva años pagando impuestos accede a las ayudas por delante de quien acaba de llegar”.
Como alcalde hizo muy buenas migas con el hoy dirigente de Vox Jorge Buxadé, quien facturó decenas de miles de euros a una fundación opaca con participación municipal, que lo acabó contratando. Buxadé fue portavoz del partido ultra y dedicó buena parte de sus intervenciones a criminalizar a las personas migrantes. En la reciente campaña de las elecciones europeas dijo: “Marruecos vacía sus cárceles y manda a los delincuentes a Europa”.
Albiol alcanzó su máximo índice de conocimiento a nivel estatal en 2015, cuando vio peligrar el sillón de alcalde, y buscó la reelección bajo el eslogan “limpiando Badalona”.
No lo logró y una candidatura de confluencia de izquierdas se hizo con el poder en la localidad, pero la ingobernabilidad del pleno municipal provocó distintos cambios de gobierno hasta que el político del PP recuperó el bastón de mando. Solo brevemente: su nombre apareció en los llamados “Pandora Papers” relacionado con una sociedad de Belice que operó en Andorra y que estuvo activa durante su primer mandato.
Para recuperar la Alcaldía de la principal ciudad catalana que nunca ha gobernado el PP, Albiol bajó el tono durante la campaña de 2023. “No quiero cambiar tu ideología, quiero cambiar Badalona”, fue su eslogan. La supuesta moderación le ha durado poco.
En Badalona vivían 36.560 extranjeros en 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística recogidos por la Generalitat de Catalunya. Un 16% del total de la población que el INE determinó para la ciudad ese mismo año.
En lugar de seguir a Albiol, si quisiera, el PP podría adoptar el discurso de otro gobernante en la otra punta de España. Ceuta es una ciudad de 18,5 kilómetros cuadrados, ubicada en el norte del continente africano y atravesada por una valla metálica que la separa de Marruecos. Sus autoridades presumen de la estrecha relación en la que conviven ciudadanos de cuatro religiones: la cristiana, la musulmana, la judía y, en menor índice, la hindú. Los habitantes musulmanes conforman en torno al 40% de la población.
Este martes, en el programa ‘Al Rojo Vivo’ de La Sexta, el presidente de Ceuta, Juan Vivas, recibió una pregunta que parecía incomodarlo. Le pedían una valoración del tuit xenófobo de su compañero de partido que ligaba criminalidad con inmigración.
Aunque el líder ceutí evitó dar una respuesta directa, su postura quedó clara. “En Ceuta hemos hecho del respeto y la convivencia una manera de ser y de vivir. En Ceuta, el sentimiento de pertenencia a España lo tenemos todos los ceutíes, pensemos como pensemos, recemos como recemos y nos llamemos como nos llamemos. Soy un firme convencido de que la convivencia nos hace mejores, más abiertos, más tolerantes. Nos enriquece desde el punto de vista cultural, nos hace más humanos, mejores personas”, dijo.
Vivas subrayó después: “Si usted compara este discurso con lo que ha manifestado el señor Albiol, pues ya puede sacar conclusiones acerca de lo que pienso”. Por si quedaban dudas sobre su discurso, añadió: “La experiencia nos demuestra que la diversidad es fuente de enriquecimiento, no de empobrecimiento”.
No fue una entrevista aislada, es el discurso que viene manteniendo Vivas durante los últimos años que evidencia la diferente manera de hacer política de dos cargos públicos que comparten militancia y responsabilidades en lugares con altos índice de inmigración. Ambos representan dos discursos para abordar los distintos orígenes que conviven en las ciudades que dirigen. El de Vivas, que destaca la convivencia. El de Albiol, que aviva el odio.
La cercanía con Marruecos explica la multiculturalidad de la sociedad ceutí, pero también potencia el impulso de muchos de sus habitantes de reivindicar su patriotismo y su pertenencia a España, dado que el país vecino no reconoce la españolidad de Ceuta ni de Melilla. El reino alauí utiliza distintos movimientos políticos, como la demora de la apertura de las aduanas comerciales de las ciudades autónomas o el bloqueo de los visados especiales para los trabajadoras transfronterizas para evidenciar su rechazo a reconocer la soberanía española en ambos enclaves.
Y Vivas no responde con un discurso que relacione la inmigración y los distintos orígenes de su población con una amenaza. El presidente defiende el sentimiento de pertenencia a España de sus habitantes, así como la protección de “la unidad de los ceutíes en la defensa de la españolidad con independencia de credo, origen o cultura”, como dijo hace unos meses en una entrevista con elDiario.es.
Ceuta es, además, uno de los territorios que más menores migrantes acogen. El goteo de entradas de chavales a nado, la mayoría marroquíes, es habitual, aunque desde mediados de agosto ha aumentado de forma considerable. La semana pasada, cientos de personas, muchos menores, trataron de alcanzar la ciudad por esta vía, lo que empujó a llegar a desalojar la playa del Tarajal durante unas horas.
Relación con Vox
A pesar de la saturación de los recursos de Ceuta, Vivas no ha cargado en contra de estos menores. Tampoco su población responde, por lo general, con proclamas xenófobas a la llegada de migrantes, aunque una parte de la sociedad ceutí observa con cierta inquietud este fenómeno ante el pequeño tamaño de la ciudad y sus pocos recursos. Es habitual que la ciudadanía se vuelque en ayudar a quienes no son interceptados por la Guardia Civil, e incluso los defienden.
Vivas es también uno de los líderes del PP que se ha mostrado más beligerante en sus respuestas al partido de extrema derecha, con el que Vivas llegó a alcanzar un acuerdo para poder gobernar la ciudad. Fueron sus exigencias de tintes xenófobos las que hicieron al presidente ceutí romper su pacto con los de Santiago Abascal.
“Al preparar los Presupuestos de 2021 quisieron trasladar al documento su ideario sobre la convivencia y, para no arruinar a Ceuta, llegamos al convencimiento, en plena pandemia, de que no podíamos seguir”, explicó Vivas.
La situación es la inversa a la que ha ocurrido en el resto de España, donde el PP logró el año pasado un amplísimo poder autonómico y municipal gracias a sus alianzas con la extrema derecha.
A cambio, los presidentes y alcaldes de Feijóo tuvieron que asumir los marcos ideológicos de Vox. En materias como Igualdad, Memoria, Cultura… y también en política migratoria. Hasta que los de Abascal quisieron. Antes de este verano, en el que se han incrementado la llegada de personas desde el África continental a España, forzaron la maquinaria para posicionarse en el incipiente debate que, con el paso de los meses, ha terminado dominando el debate político. Vox rompió los gobiernos autonómicos a cuenta del traslado de menores migrantes desde Canarias y Ceuta a sus territorios. Para entonces, Vivas ya había roto hacía dos años.