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“La primera vez le explicamos todo a Rajoy como si no hubiera visto un smartphone en su vida”

Como la del 20D, la del 26J es la campaña electoral del vídeo en las redes. La que ha pretendido difundir los mítines del PP en directo y también sacar de La Moncloa a un presidente que se encerró durante gran parte de su legislatura y huyó de la prensa y de cualquier tipo de explicación. La crisis de comunicación que vivió el PP le obligó a salir desde el pasado verano para hacer campaña, prestarse a selfies y mostrar lo que se llama la “cara humana” del candidato en un bar y con una caña en la mano. Alfonso García Vicente es coordinador de la campaña digital del PP y mano derecha del vicesecretario Pablo Casado, obsesionado con ocupar los espacios a los que el PP había renunciado tanto en los medios de comunicación como en la red.

Desde la segunda planta de Génova, 13, distribuidos entre oficinas tradicionales y una War Room, el equipo gestiona la presencia en la red del partido del Gobierno. El equipo fijo lo forman diez personas que administran la web del partido y los perfiles de Facebook, Twitter, el canal de Youtube e Instagram. Otra docena de activistas, simpatizantes que estudian el último curso de Periodismo, Políticas o Diseño Gráfico, generan conversación sobre los contenidos. Ellos son los que se coordinan y contestan o proporcionan contenidos y argumentos a otros 2.500 dispersos por el territorio. “Nos organizamos a través de un grupo de Telegram enorme”, explica.

“El equipo de analítica mide y evalúa lo que hacemos y detecta tendencias para que podamos adaptar nuestra estrategia”, explica. Así, se incorporan al debate asuntos como la preocupación por la alimentación de los niños celíacos o las discusiones sobre cómo conciliar mejor. “Detectas grupos muy activos con conversaciones que pueden ser ajenas al debate del día, pero te permiten hacer iniciativas. Varias para el 26J surgieron de eso, como el cambio de huso horario o la promesa de acabar a las seis de la tarde. La segmentación de audiencias permite detectar preocupaciones sectoriales que afectan a una población más reducida y que se pueden traducir en contenidos de agenda, son problemas reales”. 

¿Cuánto hay de argumentario puro y duro y cuánto de interacción natural?

En los equipos de voluntarios la red es abierta, trabajamos con quien quiera estar con nosotros, sondeamos a personas activas cercanas a nuestras posiciones y les damos todas las mañanas resúmenes de medios, argumentarios en momentos puntuales, agendas o indicaciones de cómo vamos a enfocar un debate, por ejemplo. Luego es la comunidad la que ella sola crea contenidos, sean imágenes o memes, por ejemplo. Cuando es horizontal se retroalimenta y no hace falta tener aquí a alguien creándolos. Obviamente tenemos a nuestros trolls, como todo el mundo, que te generan ruido y dificultan mucho la interacción. Cuando tienes a mil tíos diciendo que fenomenal y a otros cinco mil diciendo que es horrible, te pierdes. Pero intentamos contestar, salvo en momentos pico. En el pasado debate a cuatro hubo dos millones y medio de interacciones y es inevitable perder muchas.

Interactuar con otros partidos es mucho menos habitual. García Vicente reconoce que el PP lo hace “alguna vez, pero poco” y que no suelen ser “muy constructivas”. En la pelea por la atención en la red se hace a través de hashtags y los TT que impulses, “pero aunque eso es muy sexy y atractivo, la oportunidad es otra, la de intentar construir comunidades a partir de personas individuales que a lo mejor están menos politizadas pero a nosotros nos enriquecen más. Son las dos caras”.

Los elogios a su jefe, Pablo Casado, son constantes: “Te obliga a estar todo el día con la lengua fuera. Pablo ha revolucionado la comunicación on line porque al llegar dijo que quería comunicaciones abiertas y organización horizontal. No es lo mismo que depender de un montón de cargos intermedios territoriales que son la reproduccción del propio partido en las redes, eso no funciona. Pero sí que el último militante del último municipio de la última provincia de España esté en comunicación directa con el vicesecretario de turno”. Según García Vicente, “eso ha sido el gran cambio de este año y medio que lleva Pablo y hace que lo demás funcione a toda velocidad. Muchos de los que empezaron como voluntarios en redes ahora están dentro de la casa al frente de proyectos que han ideado ellos y puesto en marcha”.

“Lo que no compartes no existe”, zanja García Vicente, que señala que los actos que necesitan “una escenografía brutal para tener a las cámaras de televisión y a los redactores allí logran la misma o menos atención” que contenidos más sencillos y baratos. “Ha explotado Periscope, ahora Facebook Life pega muy duro para hacerse con un hueco y para nosotros es una oportunidad fantástica porque implica que eliminas cualquier tipo de edición, postproducción o incluso cámaras profesionales. Da una autenticidad brutal. El propio Pablo lo está haciendo, se animó a coger el teléfono y decir allá donde esté voy a contarle a la gente lo que estoy haciendo, sea volviendo a casa o en un mitin”.

¿Concede que en la primera experiencia de Rajoy en Periscope con Cristina Cifuentes se le vio con algo de despiste?

Es un choque y hay pudor porque la gente se pregunta si no quedará cutre lo que está haciendo y qué pasa si se equivoca. Cristina lo utiliza con mucha soltura. En general, es un ejemplo perfecto de lo que tiene que ser un político en la red, alguien que escucha y que está pendiente de su propio teléfono para responder a un ciudadano. Entender la red es estar dispuesto a salir y a encajar la crítica. 

También obliga a un cambio de mentalidad. Ya no valen los mensajes enlatados o un prompter dictando lo que tienes que decir si no eres tú mismo y dejas ver lo que piensas y lo que haces. Hace más transparente la campaña y a los propios representantes públicos. Pero yo destacaría que las personas, sean cargos o no, que antes lo más que podían hacer era opinar entre ellos, ahora se convierten en altavoz. Antes tú tenías uno o cinco portavoces, ahora el partido es una comunidad. 

Rajoy camina rápido

García Vicente se muestra cada vez más convencido del papel que tiene en las redes y está más seguro de protagonizar sus contenidos. “Ahí está el hecho de que se preste y se lance a grabar vídeos de sus viajes o de momentos corriendo, por ejemplo. Es él quien ha ido tomando la decisión de abrirse porque ha ido viendo lo que hay. En el equipo todos opinamos lo que habría que hacer o no. El presidente es muy suyo, no es precisamente un actor al que tú le digas ahora miras a cámara, sonríes y dices no sé qué. Ha sido el quien lo ha entendido que hay que abrir la ventana y decir aquí estoy. Nos ayuda mucho pero si alguien piensa que a lo colocamos al dictado es que no lo conoce”. 

“La primera vez que hablamos con él sobre la campaña en las redes fue el verano pasado”, cuenta el responsable de redes del PP. “Le explicamos todo como si no hubiera visto un smartphone en su vida y la cara con la que nos miró fue... Estaba al día de lo que hacíamos. Siempre ha estado muy obsesionado en transmitir de primera mano el mensaje, esa idea de poder dirigirse a cada ciudadano encaja muy bien. Viéndolo con perspectiva, en muy poco tiempo ha progresado mucho”. 

El cambio, dice García Vicente, ya se puede notar: “A veces te llega algún mensaje de su parte y piensas 'vaya por dios, no pensaba que estaba tan encima, pero lo está'”.  

El humor en campaña: “En IU son realmente muy buenos”

No tiene problemas en reconocer que los del equipo de redes de IU “son realmente muy buenos” y que el PP es un partido serio. “Lo somos, sí. Y de hecho lo incluimos en nuestros eslóganes. Es importante que la comunicación política tenga un tono desenfadado, pero no nos podemos permitir caer en la frivolidad. La línea es delgada y la sueles descubrir a posteriori. Intentamos usar formatos que trasladen distensión, como la campaña del hipster y la de ahora de perros y gatos, pero somos el partido del Gobierno y el campo de chanza es más complicado”, asegura.

El tuit más compartido de la pasada campaña fue el de las gafas de Rajoy volando tras la agresión en Pontevedra

Él fue quien dijo que se desdramatizara lo que fue un momento muy delicado dentro de la campaña. Fue muy claro en que no quería que se hiciera política con eso y pidió quitarle tensión y dejarlo en cosas que pasan con humor. Fue el mensaje más celebrado y compartido, lo que da una idea de que lo que está muy estudiado, a veces no funciona. Como en el caso del vídeo en el que le da una colleja a su hijo. 

Los errores y meteduras de pata los hay cada cierto tiempo. Uno siempre quiere ser perfecto y, cuando arrancas, hay un periodo de tiempo en los que todos queremos meter la coma en un sitio determinado. Y eso no funciona. Lo que no haces en directo no dispara la atención y tienes que confiar. Si ocurre algo, asumirlo con toda naturalidad. Quien no se ha equivocado nunca es que no está presente.

¿Eso incluye recomendar a un chaval de 15 años que cumpla los 18 para habar de política?

En ese momento era el equipo de foros el responsable de las redes, pero bueno... Cuando metes la pata, la red es cáustica y está bien hace que se convierta en noticia. También tenemos muchísimos concejales que actúan libremente y estalla una polémica cuando uno ha dicho no sé que. Dependiendo de si es un error o una barbaridad, actúas igual que si fuera ante un micro.