José Luis Martínez-Almeida lleva oficialmente más de una semana sin ser portavoz nacional del PP, pero sigue actuando como si lo fuera. Dejó el cargo el pasado 22 de febrero después de hablar con el aún presidente de los populares, Pablo Casado, justo cuando acababa de estallar la crisis en el partido a raíz de la guerra abierta con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por la investigación de los contratos concedidos a dedo por la Comunidad de Madrid a una empresa relacionada con la familia de la presidenta regional y las comisiones cobradas por su hermano. Desde entonces, sin embargo, ha continuado aprovechando todos los actos que programa como alcalde de Madrid para cargar contra el Gobierno y opinar sobre todas las cuestiones de política nacional.
El regidor madrileño, al poco de estallar la crisis interna en el PP, decidió quitarse de en medio y desapareció. No acudió al Comité de Dirección del 21 de febrero convocado por Casado para tratar de resistir al frente del partido, y canceló los actos públicos de su agenda. No pronunció ni una palabra durante cerca de cuatro días.
Pasado el tsunami, Almeida ha retomado su actividad municipal. Al día siguiente de presentar su dimisión como portavoz del PP inauguró el Centro Cultural Juan Genovés y el Centro Municipal de Mayores Aravaca. Allí se refirió al congreso extraordinario de su partido, convocado en Sevilla para los próximos días 1 y 2 de abril, para el que reclamó “unidad”. También aseguró que lo que el PP debía dejar claro era que es “la verdadera alternativa al sanchismo”. Además, criticó al PSOE y a los grupos de izquierda por pedir que la Asamblea de Madrid investigue también el caso de las contrataciones al hermano de Ayuso asegurando que lo que intentan esos partidos es “centrarse en fuegos artificiales”.
Almeida ha aprovechado principalmente la invasión iniciada por Rusia en Ucrania para atacar al Gobierno de Pedro Sánchez. Durante la entrega de los nombramientos de la 52ª promoción de la Policía Municipal aseguró que “cuando se tiene como socio a Podemos es muy difícil estar a la altura de la respuesta que está dando la Unión Europea”. “El Gobierno de la Nación tiene que asumir la responsabilidad que estamos viviendo y entender que hay una agresión injusta por parte de Rusia”. Además, volvió a recalcar que el PP es “el único partido que tiene la capacidad de construir la alternativa al sanchismo” y vaticinó que sus compañeros de filas serían “capaces de salir adelante”.
El regidor, eso sí, evitó meter el dedo en la llaga y se limitó a decir que va a seguir trabajando con Ayuso. “Exactamente igual a como hemos trabajado estos dos años y medio. Tenemos muy claro a quién nos debemos y qué es lo que tenemos que hacer”, dijo.
Poco después, durante su comparecencia junto al ministro consejero de la Embajada de Ucrania en España, Dmytro Matiuschenko, con el que se reunió para abordar la acogida y el apoyo de Madrid a los refugiados ucranianos, pidió al Gobierno que liderase en la Unión Europea la respuesta a la crisis y no adoptase una postura “equidistante” entre los agresores y los agredidos: “Aquí no caben equidistancias, ni pactos ni ejercicio de equilibrios. Aquí lo único que cabe es defender la libertad y la democracia, sin lugar a dudas, frente a quienes la quieren destruir”.
Se trata de un mensaje muy similar al que lanzó, un día después, durante la visita a Ucramarket, uno de los puntos de recogida de ayuda humanitaria para Ucrania. “Cuando se combate por la libertad y los derechos humanos no caben medias tintas ni equidistancias dentro de un Gobierno. España no se debe quedar atrás ni jugar un papel secundario”, sentenció. En aquel acto mostró ya su apoyo al presidente de la Xunta de Galicia y candidato a la presidencia del partido, Alberto Núñez Feijóo, como nuevo y futuro líder del PP: “Todos somos conscientes de la necesidad de transmitir una imagen de unidad y que esa imagen de unidad la trasmite una persona reconocida en el partido, que es Alberto Núñez Feijóo”, dijo.
Las razones de la dimisión
Almeida tomó la decisión de abandonar su cargo orgánico de portavoz nacional tras verse salpicado de lleno por el escándalo del supuesto “espionaje” que desde la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) se había ordenado a una agencia de detectives para que intentaran lograr información delicada sobre posibles irregularidades cometidas por Ayuso en varios de esos contratos y las “contraprestaciones” cobradas por su hermano Tomás. El alcalde ha tenido que dar la cara por este asunto en al menos tres ocasiones y ha provocado que todos los grupos del Ayuntamiento impulsen una comisión de investigación que no solo Ciudadanos –su socio en el Consistorio– sino también el propio PP se han visto obligados a aceptar.
Almeida no estaba cómodo en su doble papel institucional y orgánico. Él mismo había dejado caer unos días antes de su dimisión oficial su intención de dejar ese puesto. Una vez estallada la crisis interna compareció ante los periodistas y justificó el abandono de la portavocía del PP asegurando que el Ayuntamiento de Madrid estaba “por encima” de su compromiso con el Partido Popular y quería dedicarse de lleno a esa labor.
Su decisión le valió de las críticas de los grupos de la oposición que le acusaron de “cobarde” por “saltar del barco en el último momento” evitando respaldar públicamente a Casado a pesar de haber sido quien confió en él como candidato a la alcaldía y el que en agosto de 2020 le designó portavoz de partido, un cargo inexistente hasta ese momento.
“Esto demuestra que era alcalde a tiempo parcial”, dijo la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre, que destacó su “poco coraje”. Para Maestre, el de Almeida al frente del Ayuntamiento es un liderazgo “en clara decadencia” y Madrid va ahora camino de “una legislatura perdida”
Desde el PSOE, Mar Espinar criticó también que Almeida estuviera usando su cargo de regidor como “comodín del público”, mientras señalaba que la decisión de abandonar su puesto orgánico en el PP se debía que a “ya no le saca rédito”.
“Donde dije digo, digo Diego”, se limitó a señalar Javier Ortega Smith, de Vox, sobre la posibilidad de “compaginar” el cargo de alcalde y el de portavoz nacional del PP. El dirigente de la extrema derecha, antiguo aliado de Almeida, ha optado por seguir las instrucciones de su jefe de filas, Santiago Abascal y se ha querido mantener al margen del supuesto espionaje y la presunta corrupción en las filas populares, un asunto que despachó calificándolo de “jaleos y rollos” que en Vox “no interesan”.
Los grupos de la oposición en Madrid recuerdan que el día que Almeida ofreció la rueda de prensa en Cibeles para salir al paso de las primeras noticias sobre el supuesto “espionaje”, el regidor se negó a contestar preguntas que se salían del ámbito municipal insistiendo entonces en que comparecía “en calidad de alcalde de Madrid”. Por eso se preguntan por qué lo hace ahora.