El sector Anticapitalistas, que encabezan la líder andaluza Teresa Rodríguez y el eurodiputado Miguel Urbán, abandona Podemos, el partido que contribuyó a fundar en 2014, tras años de diferencias con el secretario general, Pablo Iglesias, su equipo de dirección, y su estrategia política y organizativa. El detonante ha sido la decisión del partido morado de entrar en el Gobierno de coalición con el PSOE.
La escisión de los anticapitalistas, que todavía debe ser aprobada este domingo por sus órganos de dirección y el próximo 28 de marzo por su militancia, se ha llevado a cabo de forma pacífica, y se ha precipitado a raíz del anuncio de Rodríguez de renunciar a revalidar su liderazgo en Andalucía.
Los anticapitalistas siempre han sido la corriente más a la izquierda de la formación, y en el último congreso, la asamblea de Vistalegre II de febrero de 2017, recabaron el apoyo del 13% de los militantes.
Si bien llegaron a liderar el partido en varias comunidades autónomas, actualmente su poder se limitaba principalmente al equipo de Rodríguez en Andalucía y al puesto de Urbán en la Ejecutiva estatal, como secretario de Memoria Histórica.
APORTARON SU MILITANCIA, ESTRUCTURA Y RECURSOS
No obstante, este sector es considerado uno de los cofundadores de Podemos en 2014, y su estructura, recursos y base militante fueron imprescindibles para que el nuevo partido pudiera empezar a andar y hacer frente en apenas cuatro meses a su primera cita electoral: las elecciones europeas de mayo de ese año.
De hecho, tanto Urbán como Rodríguez, entonces miembros del partido Izquierda Anticapitalista --una escisión de IU--, acompañaron a Iglesias en el acto de presentación de Podemos que se celebró el 17 de enero de 2014 en el Teatro del Barrio de Lavapiés.
Poco después, en las elecciones europeas de mayo, la propia Rodríguez se convirtió en una de los cinco primeros cargos públicos de Podemos, al conseguir escaño de eurodiputada en el Parlamento Europeo, junto al líder morado y el ahora portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, entre otros.
Sin embargo, las diferencias estratégicas y políticas entre este sector y otros de los cofundadores de Podemos, como el politólogo Íñigo Errejón y la socióloga Carolina Bescansa, pronto comenzaron a aflorar, y llevaron a los anticapitalistas a convertirse en el principal sector crítico del partido, antes de que Podemos cumpliera su primer año.
CRÍTICOS DESDE LA ASAMBLEA FUNDACIONAL
Así se escenificó en la Asamblea fundacional de Vistalegre de otoño de 2014, en la que Podemos se constituyó oficialmente como partido, y los anticapitalistas se quedaron fuera de los órganos de dirección, tras competir sin éxito contra Iglesias con su propio proyecto, al que lograron sumar al entonces eurodiputado Pablo Echenique.
Frente al modelo de partido jerárquico y centralista que planteó Iglesias, y que diseñó Errejón, para evitar que su falta de militancia y cuadros medios les pudieran crear problemas en las elecciones autonómicas y municipales de 2015, los anticapitalistas y Echenique defendieron un modelo más abierto, horizonal y asambleario, en el que Teresa Rodríguez llegó a poner en cuestión incluso el liderazgo de Iglesias.
“Las elecciones no las gana un secretario general, ni tres, ni cien: las gana la gente”, espetó Rodríguez desde el escenario de la plaza de toros de Vistalegre, siendo aclamada por los miles de simpatizantes que llenaban las gradas.
Aunque no consiguieron ganar ninguna de las votaciones, aquel encuentro sirvió al menos para encumbrar a Rodríguez como una de las dirigentes más carismáticas de Podemos, lo que después le permitió hacerse con el control del partido en Andalucía, principal bastión de los anticapitalistas dentro de Podemos.
Además de quedarse fuera de la dirección estatal en aquella asamblea, los estatutos que se aprobaron en aquel congreso les obligaron a disolverse como partido, al quedar explícitamente prohibida la doble militancia. Fue entonces cuando se transformaron en “movimiento”, con forma de asociación, y se cambiaron el nombre a Anticapitalistas.
BREVE ALIANZA EN 2016 Y 2017
Su relación con Iglesias y sus afines mejoró en 2016 a raíz del distanciamiento entre los llamados 'pablistas' y el nuevo sector liderado por Errejón. Los conocidos como 'errejonistas' habían comenzado a diferenciarse estratégica y políticamente de Iglesias, sobre todo a raíz de la destitución en 2016 del secretario de Organización y mano derecha de Errejón, Sergio Pascual.
Los planteamientos de Iglesias, asesorado por dirigentes en alza como su entonces jefa de gabinete, Irene Montero, se fueron cada vez asimilando más a los de los anticapitalistas, frente al pragmatismo y la moderación que caracterizaba a los errejonistas.
Como consecuencia, los pablistas encontraron en los anticapitalistas a sus nuevos aliados, primero para hacerse con la dirección del partido en la Comunidad de Madrid en 2016, y después para hacer frente común e imponerse a los errejonistas en la Asamblea de Vistalegre II de 2017.
Finalmente, los anticapitalistas, que ya entonces controlaban algunas direcciones autonómicas --Andalucía, Cataluña, La Rioja y parte de la de Madrid--, consiguieron entrar en el Consejo Ciudadano Estatal, aunque el 13,11% de los votos que consiguieron de la militancia solo se tradujeron en dos asientos en la dirección.
Uno de ellos fue para el propio Urbán, que ya entonces era eurodiputado --fue quien sustituyó a Rodríguez en 2015 para que esta se presentara por primera vez como candidata a las andaluzas--, y el otro para la exdiputada en la Asamblea de Madrid y nueva directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno, ya alejada de los anticapitalistas.
Además, Urbán logró también entrar, como secretario de Europa, en el Consejo de Coordinación Estatal --la Ejecutiva que dirige el día a día del partido--; un órgano del que ahora sigue formando parte como secretario de Memoria Histórica, pero en cuyas reuniones apenas ha participado en los últimos meses.
“POLÍTICAMENTE FUERA” DE PODEMOS POR CATALUÑA
Si Vistalegre II sirvió para acercar 'pablistas' y anticapitalistas, la crisis catalana que se desencadenó a raíz de la consulta ilegal del 1 de octubre de 2017, y su decisión de respaldar la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), volvió a enfrentarles con las tesis oficiales. Esto provocó que Iglesias les situara “políticamente fuera” del partido, aunque finalmente la ruptura no se consumó.
La relación se enturbió aún más cuando tanto Rodríguez como el alcalde de Cádiz y también referente anticapitalista, José María González 'Kichi', cuestionaron la decisión de Iglesias y Montero de comprarse un chalet de 600.000 euros en Galapagar (Madrid).
“Tenemos el compromiso de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones y eso supone renunciar a privilegios como el exceso de sueldo. Yo ni he pensado ni quiero dejar de vivir y criar a mis hijos en un piso de currante en el barrio gaditano de La Viña'”, aseguró 'Kichi' en un comunicado.
La ruptura comenzó consumarse antes de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2019, cuando por discrepancias, de nuevo estratégicas y también electorales, los anticapitalistas se registraron otra vez como partido independiente en Aragón, Castilla y León, Madrid y Murcia y se descolgaron de las candidaturas de Podemos.
El detonante final ha sido la entrada de Podemos en el Gobierno de coalición con el PSOE, una estrategia a la que los anticapitalistas siempre se han opuesto, por el “peligro” de abandonar la oposición de izquierdas al Ejecutivo al juntarse demasiado a los socialistas, y de “acabar justificando recortes y políticas antisociales”.