Antonio Maíllo toma el relevo de Garzón con el reto de cohesionar Izquierda Unida y mejorar la relación con Sumar

Alberto Ortiz

14 de mayo de 2024 22:01 h

0

Antonio Maíllo será ratificado como líder de Izquierda Unida esta semana en la Asamblea Federal. El sexto de la historia de la organización y el encargado de conducir la nueva etapa tras la salida de Alberto Garzón. La victoria contundente del excoordinador andaluz en la votación de la militancia deja, sin embargo, una formación dividida en cuatro sensibilidades que deberá empezar a coser a partir de ahora. A partir de la semana que viene, la nueva dirección tendrá que abordar también qué relación quiere tener con Sumar, un debate que quedó en suspenso hasta el fin del congreso del 18 y 19 de mayo. 

La votación de la militancia ha dejado claro el reparto de poder para los próximos cuatro años en la organización. Maíllo tendrá el control de la mitad de la Coordinadora Federal, el máximo órgano entre congresos (a la espera de que se integren los territorios y los partidos). La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, el coordinador de IU en Madrid, Álvaro Aguilera, y José Antonio García Rubio se reparten el resto de la tarta de la nueva dirección. 

La situación, a priori, es muy diferente a la que se dio durante los dos mandatos de Alberto Garzón al frente de la organización. En los últimos siete años, el exministro lideró una Izquierda Unida en la que la única voz discordante era el sector de García Rubio, crítico con la política de convergencia primero con Podemos y después con Sumar, tesis que no reunían más del 20% del apoyo de la militancia. 

Ahora Maíllo deberá liderar una organización con muchos menos apoyos que su antecesor, por lo que uno de sus primeros mensajes ha sido una llamada a la integración. “Dijimos que queríamos una dirección plural y vamos a hacer una dirección plural e integrada sobre bases políticas. Esta dirección necesita del concurso de todos y de todas”, sostuvo el futuro coordinador, con una mención expresa a la candidatura de Rego, con quien comparte documento político. 

Hasta hace unos meses, de hecho, la dirección trabajaba en una candidatura unitaria que integrara al sector de la ministra y al alineado con Andalucía y el PCE. De esas negociaciones salió el documento político que ha salido vencedor en esta asamblea, a la espera de las enmiendas que se voten el fin de semana y que podrían modificar sustancialmente alguno de los postulados de esa ponencia inicial. 

Después de conocer el resultado de las votaciones de la militancia, Maíllo llamó a Rego como un primer acercamiento de cara a construir esa candidatura integradora. La ministra se ha puesto a disposición “para la construcción de una organización fuerte y cohesionada”, tal y como ha expresado en un mensaje en sus redes sociales. 

“La voluntad de integrar ha sido una máxima durante toda nuestra campaña y nos mantenemos ahí. No concebimos espacios de unidad sin esa voluntad integradora, ni dentro ni fuera de IU. Haremos el trabajo que la militancia nos ha encomendado”, sostienen fuentes del equipo de Maíllo que piden calma a la hora de hablar de una futura ejecutiva. “Ni siquiera es coordinador todavía”, precisan. 

Lo que está más claro, por lo que el excoordinador andaluz estableció durante los debates y entrevistas de la semana de campaña, es que mucho más complicado integrar a esa ejecutiva al sector de Álvaro Aguilera, el líder de IU Madrid, con quien en una entrevista en elDiario.es dijo tener “diferencias casi incompatibles”. A García Rubio sí quiso reconocerle “coherencia” en sus posiciones aunque apuntó que “yerra” en el diagnóstico sobre la organización. 

De este modo, si Maíllo termina integrando en la ejecutiva al sector de Rego, el mapa de la nueva dirección no será muy diferente al de la etapa anterior, con algo más del 76% del voto entre ambas candidaturas. El documento político que defienden esas dos candidaturas lo ha respaldado un 62,4% de la militancia. 

La relación con Sumar

Una de las principales discusiones estratégicas que ha marcado el proceso asambleario es la de que aborda la relación que debe tener Izquierda Unida con Sumar. Durante la etapa de Alberto Garzón, el partido se involucró completamente en la construcción de la plataforma de Yolanda Díaz con la aspiración de construir un frente amplio que combinase la participación de las formaciones políticas con la de la sociedad civil en una misma herramienta dotada de formas democráticas. 

Pero ese proceso no ha terminado de cristalizar, obstaculizado por el ciclo electoral, por las dificultades para poner de acuerdo a organizaciones políticas estatales y territoriales y por la falta de democracia interna en algunas de las principales decisiones que se han ido tomando en estos meses y de las que IU ha salido particularmente enfadada. 

El último ejemplo fue quizás el más sonoro: el cuarto puesto que Sumar dejó a esa organización para la lista de las europeas. Una decisión que llevó a la dirección a decidir poner en suspenso la participación en la plataforma política hasta que pasase la asamblea. Por eso, de cara a las votaciones de la semana pasada las posiciones sobre cómo debe ser la relación con Sumar se habían ido diferenciando. El único que apostaba por mantener la participación en el frente amplio –aunque con críticas abiertas a cómo se había gestionado hasta ahora– era Maíllo. Rego llegó a proponer mantener una relación de bilateralidad con Sumar y que el conjunto del espacio se articulase como una coalición electoral y el resto de candidatos apostaban por romper la participación e incluso defendieron ir en solitario a las europeas. 

Parte de esta discusión se abordará ahora en las enmiendas de la asamblea pero la victoria de Maíllo fue recibida con satisfacción en el cuartel general de Sumar. Una buena señal que sin embargo tiene matices. El apoyo a la suma de la candidatura ganadora y a la de Sira acaparan diez puntos más que los votos al documento político, un aviso de la militancia hacia cómo debe construirse esa relación en el futuro. 

Es probable no obstante que la decisión sobre la política de alianzas tarde todavía un poco en abordarse dentro de la organización. Dentro de un mes se celebran las elecciones europeas en las que IU ve vital lograr ese cuarto escaño que mantenga a su candidato, Manu Pineda, como eurodiputado. Esos comicios también serán una prueba de fuego para Sumar en general, los primeros de carácter estatal que se celebran desde el 23J.

Maíllo en cualquier caso ha apostado por que IU sea protagonista de un frente amplio dotado de mecanismos democráticos. Y ha tratado de dejar claro, preguntado por este tema, que la articulación de espacios políticos va más allá de la negociación de listas electorales. “Tenemos una voluntad unitaria y cuando hablamos de unidad se empobrece mucho el lenguaje, porque la gente se limita a identificar la unidad con la sumas electorales, hacer coaliciones... Pero oye, y los ensanches con las alianzas sociales, ¿dónde quedan? ¿Dónde queda el trabajo con el movimiento de la paz? En estos momentos hay un despliegue de estudiantes por toda la universidad española en contra del genocidio israelí, en defensa de la población palestina. Ahí tenemos que estar nosotros”, dijo en una entrevista en este diario la semana pasada.