Inés Arrimadas ha decidido que los diez diputados en el Congreso en los que Albert Rivera y la anterior Ejecutiva -de la que ella también formó parte- dejó al partido tras la debacle electoral del 10N sean “útiles” y Ciudadanos deje de ser irrelevante en esta nueva etapa.
En un nuevo giro de 180 grados en la estrategia del partido, Arrimadas ha levantado el 'cordón sanitario' que Rivera impuso al PSOE y ha tejido en pocos días un pacto con Pedro Sánchez para hacer frente a la pandemia originada por la COVID-19, no sin antes dejar claro que lo hace de forma “puntual” por la excepcionalidad de las circunstancias“, y con una serie de ”condiciones“. La líder del partido ha reclamado al presidente del Gobierno que las medidas económicas y sociales se desvinculen del Estado de alarma y que este se mantenga pero que no pretenda su apoyo para que se prolongue indefinidamente en el tiempo.
Así, durante su intervención en el debate celebrado este miércoles en el Congreso, Arrimadas desde el primero momento ha insistido en que no está dando a Sánchez “un cheque en blanco” para que haga lo que quiera, sino apoyo ante la crisis sanitaria con un listado de condiciones que ella misma explicaba el día anterior en un hilo en Twitter.
Este acuerdo, fraguado en pocas horas con el Gobierno, ha obligado a Arrimadas a asumir en persona su decisión y a defender la posición de Ciudadanos en el debate celebrado en el Congreso. Con ese fin, reaparecía por la mañana en el Pleno, por primera vez desde que se declaró el confinamiento, en avanzado estado de gestación, vestida de negro y con mascarilla, pese a haber pedido reiteradamente que estas sesiones se realizaran de forma telemática y no presencialmente para “no poner en riesgo de contagio a los trabajadores de la Cámara ni a los diputados” y “dar ejemplo”.
Sin embargo, a primera hora de la mañana anunciaba que no iba a ser Edmundo Bal el portavoz de su grupo en este nuevo Pleno, como ha ocurrido hasta ahora, sino que sería ella misma la que defendería la posición del partido. “Me quedan pocos días para dar a luz. Voy a ir al Congreso muy protegida. El bebé ya está a término y no hay el riesgo que había de parto prematuro. Hoy teniendo en cuenta todo, he decidido ir”, se justificó.
En una intervención que prefirió hacer desde su escaño, en tono moderado pero contundente, Arrimadas dejó claro que Ciudadanos no estaba dando “un voto a favor de este Gobierno, sino solo para que se prorrogue el estado de alarma, para que no decaiga este sábado y salga todo el mundo a la calle”, lo que a su juicio es una “temeridad”. “No estamos en un debate de investidura como algunos por sus intervenciones parecen creer”, ha recordado, en alusión velada al PP y a Vox.
“Hemos antepuesto los intereses generales a los de partido. Desde el principio hemos sido propositivos, hemos tenido sentido de Estado y hemos tendido la mano pero jamás ha sido para tapar los errores del Gobierno sobre el que todo el mundo sabe lo que pienso”, ha proseguido Arrimadas.
Sánchez hablará semanalmente con Arrimadas
En su acuerdo, Arrimadas ha logrado arrancar a Sánchez el compromiso de mantener un contacto periódico para informarle de la situación de la pandemia: “El Gobierno mantendrá contactos semanales con Ciudadanos para informar sobre la crisis sanitaria, así como dialogar y, en su caso, consensuar medidas para la implementación del Plan para la transición hacia una nueva normalidad, también conocido como plan de desescalada”, señalaban en un comunicado ambas partes.
La nueva dirección de Ciudadanos se ha encargado de precisar el alcance “limitado” de este pacto.
Aunque en el partido se niegan a querer ir más allá en la lectura política de este cambio estratégico, todo apunta a que puede ser el prolegómeno de una colaboración más duradera con un Gobierno necesitado de nuevos aliados ante el desmarque de ERC, y pese a las diferencias que Arrimadas mantiene en el terreno económico con los socialistas y mucho más con Unidas Podemos. La presidenta del partido, de hecho, ya se había ofrecido a impulsar unos Presupuestos Generales del Estado de “emergencia nacional” para salir de crisis económica que está acarreando la COVID-19.
Este cambio de actitud con Sánchez y su decisión de marcar perfil propio ya había provocado un claro y palpable distanciamiento de Rivera con su sucesora. Hasta el punto de que el exlíder de Ciudadanos ni siquiera tenía pensado intervenir en la V Asamblea General celebrada este fin de semana. Pero el anuncio de que había declinado la invitación de la nueva dirección a participar en el cónclave le obligó a cambiar de opinión y envió un vídeo en el que citó de refilón a su sucesora deseándola “suerte y aciertos” en su nueva etapa.
En la memoria del partido queda la polémica foto de Colon de Rivera junto a Pablo Casado y Santiago Abascal clamando contra Sánchez y su “Gobierno Frankenstein”. Una imagen de la que Arrimadas no participó porque alegó que había perdido el puente aéreo que le iba a llevar a primera hora de esa mañana desde Barcelona a Madrid.
Dos meses después, en las siguientes elecciones del 28 de abril, el exlíder del partido terminó declarando al PP “aliado preferente” de Ciudadanos, vetando cualquier acuerdo con el “sanchismo”, en el que también llegó a incluir posteriormente -tras los comicios autonómicos de mayo de ese mismo año- a dirigentes socialistas como Ángel Gabilondo, líder del PSOE en la Asamblea de Madrid.
El éxito electoral de Ciudadanos en aquel 28A, cuando obtuvo el apoyo de 4,2 millones de votos y 57 escaños, hizo crecerse a Rivera, que se reafirmó en su estrategia de desdeñar cualquier acercamiento al PSOE y de afianzar su alianza con Pablo Casado, apuntalando el poder del PP en varias autonomías, en connivencia con Vox. Si primero fue Andalucía, luego fue Madrid, Murcia y también Castilla y León, aunque aquí sin necesidad de depender de la formación de extrema derecha que lidera Abascal.
La dirigente de Ciudadanos ha contado desde que decidió dar este giro estratégico con el apoyo del que fuera su rival en primarias y líder del sector critico, Francisco Igea, vicepresidente de esta última Comunidad Autónoma, con el que ha estado en contacto en todo momento para aunar criterios en la crisis de la COVID-19. Igea, que es médico, celebraba este miércoles en Twitter el pacto cerrado por su partido con el Gobierno de Sánchez recordando que hace dos meses él ya le pidió a Arrimadas que no levantara “más trincheras”.
También ha contado con el apoyo de exdirigentes como el exsecretario de Programas, Toni Roldán, que abandonó el partido precisamente por la cerrazón de Rivera a pactar con los socialistas a cambios de condiciones. O de Manuel Valls, con el que el expresidente de Ciudadanos rompió toda relación por anunciar que iba a apoyar a Ada Colau para evitar que un independentista se hiciera con la alcaldía de Barcelona.
Las bajas de Girauta y Mejías vaticinan más abandonos
Por contra, la nueva estrategia de Arrimadas ha desencadenado el rechazo de algunos destacados exdirigentes, afines a ese sector más duro riverista, que han expresado en Twitter su rechazo al pacto con Sánchez. El primero en anunciar que abandona la militancia ha sido el exportavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, que lo dejó dicho anoche en su cuenta oficial de Twitter. “No trabajamos tanto para construir una bisagra. Acabo de comunicar formalmente mi baja como afiliado a Ciudadanos”, tuiteó Girauta, que ya había abandonado hace meses todo interés por la formación tras la dimisión de Rivera.
Un mensaje al que Igea le respondía de inmediato defendiendo que “aunque las bisagras no se ven mucho” y “no parecen importantes”, son “tremendamente útiles”. “Con todo el aprecio que te tengo [a Girauta], era lo que había que hacer. 30.000 muertos son suficientes”, escribió anoche en su perfil de Twitter el vicepresidente de Castilla y León.
Este miércoles por la mañana, poco antes de que se iniciara el pleno de la convalidación del decreto en el Congreso, Ciudadanos sufría una segunda baja, la de la exportavoz municipal en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías. Ha utilizado también su perfil de Twitter para anunciar que abandona el partido a raíz del pacto de su líder con el presidente del Gobierno para alargar el Estado de Alarma.
“La decisión tomada ayer me resulta imposible de compartir, después de estos meses tan difíciles y de una gestión de consecuencias tan devastadoras para todos los españoles y he decidido no mantener mi militancia en el partido”, ha manifestado.
En el partido no descartan que a estas dos bajas se sumen otras. De hecho, la decisión de apoyar la nueva prórroga del decreto de alarma ha acarreado a la propia Arrimadas duros comentarios críticos en las redes. Muchos de sus seguidores en Twitter -algunos se supone que votantes-, le han advertido de que no volverán a dar apoyo a Ciudadanos en las urnas a no ser que vuelva a la senda anterior. Otros le han avisado de que dejarán la militancia.
Los más ultras, identificados con Vox, directamente han lanzado una campaña con el hashtag #traidora avisándola de que este puede “ser el fin de Ciudadanos”.