CRÓNICA

Aviones nocturnos y violadores extranjeros: el último capítulo de la serie de terror de Díaz Ayuso

17 de enero de 2024 22:25 h

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Uno de los mayores hospitales de España atraviesa una situación insólita a causa de una sentencia judicial. La UCI de pediatría del Hospital La Paz de Madrid prácticamente ha dejado de funcionar después de que la mayor parte de su personal sanitario se haya negado a trabajar con su responsable. Destituido hace tres años por una acusación de acoso laboral generalizado, logró regresar al puesto gracias a la decisión de un juzgado. Su vuelta se sabía desde octubre del año pasado y se ha hecho efectiva este lunes. La Consejería de Sanidad se ha limitado a responder que espera a la resolución del recurso presentado y el conflicto ha estallado ahora hasta sus últimas consecuencias.

No es por eso por lo que el nombre de Isabel Díaz Ayuso vuelve a los titulares. La presidenta de Madrid es demasiado rápida como para que la realidad la atrape. La prioridad es servir de punta de lanza de su partido contra el maligno Gobierno de Pedro Sánchez y no dejar que los asuntos de gestión la desvíen del punto de mira. España podría perecer si ella no está lista para salir en su defensa.

Esta semana, ha regresado a la trinchera donde la esperaban los temas de costumbre: amnistía, Bildu, “ETA va ganando”, el feminismo, esa clase de asuntos tan madrileños. En Pamplona, los independentistas ya saben “lo que vota cada uno, dónde van, cuándo compran, qué es lo que hacen”. La gente está allí tan tranquila con sus cosas y desconocen que ETA sabe dónde compra las verduras y en qué bares se toma una caña.

Hace unos meses, la alcaldesa de Alcalá de Henares, Judith Piquet, decidió que relacionar inmigración y criminalidad debía ser uno de los puntos fuertes del comienzo de su gestión. El PP había recuperado la alcaldía en las elecciones de mayo en la ciudad de 199.000 habitantes tras dos mandatos con alcaldes socialistas.

Al saber en noviembre que iba a llegar un millar de inmigrantes procedentes de Canarias a un cuartel militar cedido por el Ministerio de Defensa, dio la voz de alarma: “La única información que tenemos es que la mayoría son senegaleses. ¿Y las minorías de dónde son? Porque estamos en una alerta terrorista reforzada. ¿Viene gente del Magreb o no?”. Un mensaje idéntico al de Vox.

Los extranjeros aún no habían llegado a la ciudad y ya los estaban señalando como sospechosos de atentados terroristas que no se habían producido.

Una pelea entre algunos de ellos ocurrida el pasado viernes, que se saldó con nueve heridos y tres detenidos, sirvió para que la alcaldesa reincidiera en la protesta. Díaz Ayuso salió en su ayuda, primero con unas declaraciones sobre unos misteriosos vuelos nocturnos y el miércoles celebrando la reunión semanal de su Gobierno en Alcalá de Henares. El plato fuerte de la cita era la rueda de prensa posterior y, más en concreto, el discurso que la presidenta endosó a los periodistas antes de las preguntas.

“Vivimos un auténtico caos”, dijo Ayuso pintando el escenario que más le gusta, el del infierno que nos devorará a todos. Se quejó de que el Gobierno central no facilite la información necesaria sobre el traslado de migrantes desde Canarias, una noticia que nunca es una sorpresa cuando el Ministerio de Interior está de por medio. La situación es “insostenible”, claro.

Luego, vino lo de los aviones. “El Gobierno no puede seguir enviando a los inmigrantes por la noche en aviones, de tapadillo”, dijo. La sorpresa sería que llegaran desde Canarias en tren.

En el aeropuerto de Barajas, seguro que prefieren que esos vuelos no lleguen durante el día, cuando sus pistas están ocupadas por los vuelos de las compañías aéreas. Al Ministerio tampoco le interesa que aparezcan fotos con inmigrantes subsaharianos bajando de los aviones para subirse a unos autobuses.

Lo más hiriente de la rueda de prensa no fue la queja por la necesidad de que todas las instituciones implicadas estén coordinadas. Con Ayuso, la guarnición siempre es tan nutritiva como el plato principal. Se trataba de poner la sombra de la sospecha sobre los extranjeros. Afirmó que los vecinos de Alcalá “pueden estar preocupados por la imagen que podemos dar de la ciudad a los visitantes”. Negros por la calle. Eso es malo para el turismo. Qué van a decir los otros extranjeros, los que vienen con dinero para gastar y que luego se van.

Después de afirmar que se ha creado un problema de seguridad, con el incidente del viernes como ejemplo, pasó a las insinuaciones más escabrosas. La clase de comentarios que oyes en la barra de un bar sin molestarte en pedir la fuente de esa noticia, porque es algo que me dijo alguien que le había contado otra persona. “Se están investigando agresiones sexuales a mujeres en el municipio, según han denunciado”, comentó. ¿Realizadas por quién o quiénes? No aportó ninguna prueba. Estaba en el discurso sobre la inmigración y que cada uno complete la frase.

Con estas frases, no es extraño que los votantes de Vox en Madrid valoren tanto a Ayuso como a los políticos a los que votan.

Ayuso ya había anunciado unos días antes que el Gobierno envía a los extranjeros a “localidades, municipios y comunidades donde gobierna el PP y no el PSOE”. El Ministerio de Inclusión lo negó, porque los traslada a aquellos puntos donde hay centros de acogida con plazas libres. La realidad es que instituciones gobernadas por el PP hacen todo lo posible por escaquearse. El Gobierno ha renunciado a construir un centro para refugiados en Valladolid después de que el Ayuntamiento, con un alcalde del PP elegido con los votos de Vox, diera largas a la concesión definitiva de la parcela donde debía levantarse.

Como es habitual con la presidenta madrileña, su semana reservó un momento para otro acto de adoración personal. En política, nunca hay que ser tacaño con la autoadulación. Recibió una condecoración, por llamarla de alguna manera, de una asociación privada llamada Reales Tercios de España, fundada en 2002 y cuyo origen histórico está en otra organización con la que dos generales franquistas apoyaron la causa monárquica en 1942.

Un general retirado cumplió el papel de Nacho Cano y se deshizo en elogios a Ayuso –ahora hay que llamarla Gran Dama de los Tercios de España (sic)–, con la frase “sólo los indeseables malnacidos no reconocen sus méritos”. Lo normal en un mitin partidista celebrado en la sede institucional de un Gobierno. Lo menos que se puede hacer con la política a la que se le vio llamar “hijoputa” a Pedro Sánchez en el Congreso y que inauguró la frase “me gusta la fruta” con la que se celebran con alegría los insultos al presidente del Gobierno. Expresión que también utilizó el general en la entrega de la distinción. De todas formas, los tercios originales estaban formados por gente que, como buenos soldados, tenía la blasfemia y las procacidades en la boca con bastante frecuencia. Por ahí todo encaja.

Abrumada por el premio, Ayuso dio otra lección de historia de su cosecha al llamar “pioneros de la Unión Europea” a los Tercios del imperio español. Parece que lo fueron por contar con mercenarios extranjeros en sus filas, algo por otro lado bastante habitual en los ejércitos de la época, aún más en un ejército imperial. Hay que ver cuánta gente desinformada piensa que el gran éxito de la UE fue conseguir el fin de las guerras entre países europeos y sale Ayuso y la relaciona con los soldados que mataron con ganas a tantos franceses y holandeses.

En fin, sólo un indeseable malnacido dudaría de los conocimientos de historia de Isabel Díaz Ayuso.