“No será una suma de partidos”, pero sobre todo, “no será una suma de egos”. Y de momento ni siquiera tiene nombre. La vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y líder de Unidas Podemos trabaja en un proyecto para ensanchar el espacio político con el que concurrir a las elecciones en 2023. Sigue, a su manera, el encargo que le hizo su amigo y antecesor, Pablo Iglesias, cuando anunció su retirada de la política hace casi medio año.
Díaz, la integrante mejor valorada del Gobierno, se deja querer, pero establece unas condiciones mínimas. Lo había dicho otras veces, pero no con la claridad que manifestó este jueves en la entrevista en Hoy por Hoy de la Cadena SER: “Yo no creo que se trate de una suma de partidos ni una suma de egos. Sé que lo que estoy diciendo puede generar malestar”.
Y en esa última frase está la clave. La vicepresidenta segunda sabe que algunos de sus planes no coinciden exactamente con la hoja de ruta de algunos compañeros de viaje, si bien nadie en Unidas Podemos, ni siquiera en Podemos, ha salido a cuestionar estos mensajes, en los que la ministra de Trabajo habla de tejer complicidades en la izquierda y ni siquiera confirma que la papeleta que encabece en las próximas generales tenga que llevar impreso el logo de Unidas Podemos.
“¿Pero habrá que poner un nombre? ¿Ese nombre no será Podemos?”, inquirió la periodista Àngels Barceló. “Yo no voy a poner el nombre. Yo no creo que se trate de una suma de partidos ni una suma de egos. Sé que lo que estoy diciendo puede generar malestar. No creo en las individualidades. No es un proyecto de Yolanda Díaz”, respondió la vicepresidenta segunda del Gobierno, que encadenó una larga disertación sobre el proyecto en el que trabaja: “Estoy en ello. Estoy manteniendo muchas conversaciones. Voy a empezar con una serie de actos, en los que voy a interlocutar con la sociedad. Y no va de partidos ni de egos. Va de reconstruir un contrato social con una parte extensa de la sociedad española que quiere un proyecto nuevo”.
Y ahí Díaz volvió a prevenir contra los egos, como había hecho otras veces –incluso antes de recibir por sorpresa el encargo de Pablo Iglesias para heredar su liderazgo–, lamentando lo que ella llama “masculinización de la política”. “Estoy rodeada de egos. He demostrado [...] que nunca me he peleado por estas razones, ni lo voy a hacer. [...] Como suceda esto o exista ruido, es probable que yo me vaya”.
Segundo aviso que hace llegar no solo puertas adentro, a los dos partidos que componen la coalición y en los que no milita, también a los representantes de esos sectores a los que está tanteando para unir a toda la izquierda del PSOE.
En la entrevista, Díaz también fue preguntada sobre sus diferencias con Podemos. Una cuestión que fue sorteada por la ministra de Trabajo, limitándose a asegurar que cree en la mezcla de personas que piensan diferente. Y entonces volvió a teorizar sobre el proyecto que según ella el país está esperando y en el que los partidos no deben ser protagonistas. Para la entrevistada, el espacio en el que está trabajando debe tratar “los problemas de la gente de verdad” y olvidarse “de cosas que no le importan a nadie”. “Los partidos son muy importantes, tienen que estar, pero no deben ser los protagonistas. Los partidos son herramientas, lo importante son las personas”, sentenció.
Cuatro días antes, Díaz ya fue aclamada por los 10.000 asistentes al acto de clausura de las fiestas que celebraban el centenario del PCE. Ante gritos y cánticos de 'Yolanda presidenta', la vicepresidenta segunda abogó por la “tarea urgente” de “arrinconar el odio”. “Es un proyecto que tiene que hacer del amor el centro de actuación”, insistió en uno de los actos más multitudinarios organizados durante la pandemia y en el que dio a entender que está dispuesta a aceptar el reto.
Entretanto, en Podemos nadie contradice públicamente los planes de Díaz. Preguntados por sus palabras en la SER, afirman que son “absolutamente coincidentes en los argumentos empleados por Yolanda, especialmente en la necesidad de cambiar dinámicas masculinizadas en la gestión política”. Desde Izquierda Unida, la organización que abandonó pero que forma parte de la coalición que ahora lidera Díaz, aseguran que las declaraciones de la ministra de Trabajo sobre las formaciones políticas “no son una operación anti política, todo lo contrario”. Fuentes de la dirección de la organización coordinada por Alberto Garzón destacan el valor territorial de sus estructuras para “empujar” el proyecto de Díaz en las comunidades autónomas y municipios.
La ministra de Igualdad y compañera de la vicepresidenta en el Consejo de Ministros, Irene Montero, se apresuró a aclarar ante la prensa que está trabajando “junto” a Díaz “de forma muy estrecha” para “construir ese frente amplio”, tras un evento celebrado en la Universidad Complutense.
Muy dados a compartir intervenciones en redes, ningún alto cargo de la formación liderada por Belarra ha difundido la entrevista que ha dado este jueves Díaz en la Cadena SER. Generen o no malestar sus palabras, como dio a entender la propia vicepresidenta, nadie ha cuestionado públicamente su hoja de ruta y en la coalición se da por hecho que acabará encabezando el cartel de las generales.