José María Aznar, presidente de honor del PP, acusa a su partido y al Gobierno de vivir avergonzados por su actitud frente al independentismo de Cataluña y, en general, por haber comprado el mensaje del adversario. Mientras el equipo de Mariano Rajoy trata de convencer al president de la Generalitat para que acuda a la Conferencia de Presidentes del mes que viene y su número dos presume de haberse hecho instalar un despacho en Barcelona por la frecuencia de sus viajes, Aznar ha vuelto a echar un jarro de agua fría sobre su partido.
Aunque su fundación se ha desvinculado por completo del PP en cuanto a cargos se refiere, la nueva bronca de Aznar en forma de análisis en Faes ha sentado mal entre los conservadores que lo acusan de “amargar”. La mayoría opta por desentenderse de las críticas y poner los ojos en blanco ante cada invectiva del expresidente con las políticas del sucesor que designó a dedo.
La vicepresidenta dijo no haber leído el documento, titulado “Para firmas, las del Tinell”, en alusión al pacto que los partidos firmaron para no llegar a acuerdos con el PP en Cataluña, pero también a las que se recogieron contra el Estatut en toda España. Consciente de que era el objetivo directo de las críticas de Aznar, abandonó el Senado sin responderle.
Precisamente esa campaña del PP en la oposición y el recurso ante el Tribunal Constitucional suponen la herida en la que Aznar hurga para recordar al Gobierno que cualquier mínimo cambio de actitud supone traicionar los principios del PP en cuanto a la unidad de España y “asumir el relato que hacen los adversarios”.
El detonante de la reacción de Aznar parece ser el reconocimiento por parte de Sáenz de Santamaría de que esa iniciativa del PP en relación con Cataluña y el recurso fue un “error”. Lo hizo el lunes durante una entrevista en la COPE y este martes lo hacía en el Pleno del Senado durante la sesión de control. “Es un error proceder unilateralmente” y “PP y PSOE han acertado cuando han ido de la mano” han sido los mensajes.
En su afán por inaugurar una nueva etapa con Cataluña destinada a evitar el referéndum, Sáenz de Santamaría se multiplica para reunirse con líderes políticos y representantes de la sociedad civil. “Habla con todos menos con nosotros”, resume Francesc Homs, que aclara que citarse con Inés Arrimadas, de Ciudadanos, y Miquel Iceta, del PSC, no era la forma de empezar. “Si se creen que con dos reuniones de la vicepresidenta la cuestión catalana quedará resuelta, se equivoca Mariano Rajoy. No hay solución si no es a través de un referéndum”, insiste.
Igual se lo reprochaba Josep Lluis Cleries, de la antigua Convergència, a Rajoy en la sesión de control en el Senado. “¿Encuentra normal que la vicepresidenta se entreviste antes con la oposición que con el Govern? ¿Es esta la legitimidad y el respeto institucional que merecen la Generalitat? No hablen solamente con los que piensan como ustedes”, reclamó.
La respuesta de Rajoy sobre las cuestiones que sí está dispuesto a discutir fue sorprendentemente larga siempre que no sea la consulta: “No es justo poner el termómetro del diálogo en lo único que no podemos decidir nosotros sino el pueblo español”. Su consejo fue “huyan de los extremistas, de los que quieren acabar con todo y buscan el enfrentamiento con todas las fuerzas”, en referencia a la CUP y a sus presiones sobre Puigdemont.